¿Por qué las pelotas de golf tienen hoyuelos?

Los alvéolos crean pequeñas turbulencias que permiten mantener más tiempo la pelota en el aire y, por tanto, alcanzar una mayor distancia

Una pelota de golf Fotolia

Pedro Gargantilla

El diseño de una pelota de golf es inconfundible: una superficie surcada por pequeños huecos que simulan una bola gastada por los golpes que ha recibido. Además de ser muy sólida y pesada para su pequeño tamaño. A lo largo de la historia su forma y superficie ha sufrido cambios considerables.

El origen del deporte se remonta al siglo XV y las primeras pelotas de golf se fabricaron de madera y eran conocidas como “featheries” –del inglés feather, pluma- ya que eran realmente bolsas de piel henchidas de plumas de ganso.

En el siglo XVII, con la intención de hacerlas más compactas, se rellenaron con plumas de oca. Sin embargo, este diseño tenía dos problemas, por una parte el proceso de fabricación era muy costoso y, por otro, cuando se humedecía quedaba totalmente inservible y era preciso sustituirla por otra. La distancia media de esta bola estaba en torno a los ciento cincuenta metros.

En 1845 se fabricaron las bolas de gutapercha, confeccionadas con la resina del árbol malasio Manikara zapota, que se calentaba y se moldeaba hasta obtener la forma esférica. Con este cambio en la fabricación se conseguía una bola muy resistente y duradera, pero las distancias medias eran más cortas.

Los golfistas se dieron cuenta de que las pelotas usadas llegaban más lejos que las nuevas . Esta simple observación hizo que en 1905 un fabricante inglés –William Taylor- introdujera en el diseño los famosos alvéolos que todos conocemos. El número de agujeros es de 336 en el caso de las bolas estadounidenses y 330 para las británicas.

Física aplicada al golf

Cuando una pelota de golf es lanzada experimenta dos tipos de resistencia: de fricción (al rozar con el aire) y de separación del flujo (al deslizarse a través del aire). La segunda resistencia es la más importante y la que condiciona la distancia final que va a alcanzar la bola.

En una bola sin hoyuelos el flujo se establece alrededor de la superficie lisa, generando un flujo laminar, con una microzona de baja presión en la zona posterior de la bola. De esta forma, cuanto más rápido se mueva la pelota de golf más resistencia provoca y, en consecuencia, menor distancia alcanza.

Si, por el contrario, la bola tiene alvéolos se crea un flujo turbulento, que provoca menor resistencia. El número al cual el flujo cambia de estado laminar a estado turbulento se denomina número de Reynolds.

Los hoyos de las pelotas de golf permiten conseguir una distancia de doscientos treinta metros, si la pelota no tuviese alvéolos, con el mismo golpe no superaría los setenta y cinco metros.

Respecto a la morfología de los hoyuelos, los ingenieros ensayaron con diferentes formas geométricas, desde cuadradas hasta rectangulares, pasando por las hexagonales. Al final se aceptó el alvéolo redondo como el estándar, a pesar de que son los hexagonales los que tienen una menor resistencia. Quizás en un futuro veamos pelotas de golf con alvéolos hexagonales.

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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