Recreación de un sobrevuelo de Juno sobre Júpiter
Recreación de un sobrevuelo de Juno sobre Júpiter - NASA/JPL-Caltech

La nave Juno se prepara para acercarse a Júpiter

Llegará al mayor planeta del Sistema Solar el 4 de julio, donde tendrá que soportar la más intensa radiación durante 20 meses

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La nave Juno de la NASA, un aparato que funciona con energía solar y tiene el tamaño de una cancha de baloncesto, está ya muy cerca de cumplir su objetivo: sobrevolar Júpiter, adonde llegará el próximo 4 de julio. Entonces, la sonda pasará a 4.667 km por encima de las nubes del mayor planeta de nuestro Sistema Solar y se convertirá en el primer artefacto humano que lo visita con tanta cercanía.

Una vez en las puertas, Juno disparará su motor principal durante 35 minutos, colocándose en una órbita polar alrededor del gigante gaseoso. Durante los sobrevuelos, Juno, bautizada así por la celosa esposa del travieso Júpiter en la mitología romana, intentará echar un ojo más allá de la oscura cubierta de nubes de Júpiter y estudiar sus auroras para aprender más acerca de los orígenes, estructura, atmósfera y magnetosfera del planeta.

«El pasado año, por estas fechas, nuestra nave espacial New Horizons se acercaba por primera vez a Plutón», dice Diane Brown, encargada del programa de la NASA sobre Juno en Washington. «Ahora, Juno está preparada para ir más cerca de Júpiter de lo que cualquier nave espacial haya hecho antes para descubrir los misterios de lo que hay dentro». En estos momentos, la nave se encuentra a 13,8 millones de kilómetros del planeta.

Una serie de 37 encuentros cercanos previstos durante la misión van a eclipsar el récord anterior logrado en 1974 por la nave espacial Pioneer 11 de la NASA, que pasó a 43.000 kilómetros de Júpiter. Pero acercarse tanto al planeta tiene un precio, y la órbita de Juno la llevará a ser tragada por el tumultuoso remolino de nubes naranjas, blancas, rojas y marrones que cubren al gigante gaseoso.

A por todas

«No estamos buscando problemas, estamos buscando datos», asegura Scott Bolton, investigador principal de Juno en el Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio. Pero para buscar la clase de datos que quieren los científicos, hay que ir a por todas.

Muy por debajo de las nubes de Júpiter hay una capa de hidrógeno bajo una presión increíble que actúa como un conductor eléctrico. Los científicos creen que la combinación de este hidrógeno metálico junto con la rápida rotación de Júpiter -un día allí solo tiene 10 horas de duración- genera un potente campo magnético que rodea al planeta con electrones, protones e iones que viajan casi a la velocidad de la luz. El final de la aventura para cualquier nave espacial que entra en este campo en forma de rosquilla de partículas de alta energía es un encuentro con el ambiente de radiación más duro en el sistema solar.

«Durante la vida útil de la misión, Juno va a estar expuesta al equivalente de más de 100 millones de radiografías dentales», apunta Rick Nybakken, director del proyecto en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California. «Sin embargo, estamos listos. Hemos diseñado una órbita alrededor de Júpiter que reduce al mínimo la exposición a la severa radiación ambiental del planeta. Esta órbita permite que podamos sobrevivir el tiempo suficiente para obtener los tentadores datos científicos por los que hemos viajado tan lejos».

Bóveda de titanio

La órbita de Juno se asemeja a un óvalo aplanado. Se aproxima a Júpiter sobre su polo norte y rápidamente desciende a una altitud por debajo de los cinturones de radiación del planeta a medida que Juno se dirige hacia el polo sur. Cada sobrevuelo del planeta dura como un día de la Tierra. A continuación, la órbita de Juno llevará a la nave espacial por debajo de su polo sur y lejos de Júpiter, mucho más allá del alcance de las radiaciones nocivas.

Juno está repleta de cables eléctricos resistentes a la radiación y un blindaje que rodea su gran cantidad de sensores, pero la pieza más impresionante de su «armadura» es una bóveda de titanio, la primera de su tipo, que contiene el ordenador de vuelo de la nave espacial y los corazones electrónicos de muchos de sus instrumentos científicos. Con un peso de 172 kilos, la bóveda reducirá la exposición a la radiación 800 veces más que fuera de sus paredes de titanio.

Sin la bóveda, el cerebro electrónico de la nave se «freiría» antes de finalizar el primer sobrevuelo del planeta. Además, la órbita especial de Juno hace que la dosis de radiación y la degradación se acumulen lentamente, lo que permitirá a la nave hacer una cantidad notable de ciencia durante 20 meses. Pero no más. En el transcurso de la misión, los electrones de alta energía penetrarán en la bóveda y Juno tendrá que dar por finalizada una misión para la que partió en agosto de 2011.

Ver los comentarios