A. De Antonio/De San Bernardo
MBFWM. Otoño-invierno 2017/18

Victoria Abril revoluciona las pasarelas

La firma Andrés Sardá nunca defrauda. Con el buen gusto que le caracteriza, nos hizo vivir una Revolución Francesa que siempre nos sabe a poco

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La firma de lencería y baño creada en 1980 por el catalán Andrés Sardá continúa su gran andadura de la mano de su hija Rosa Sardá, que ha sabido continuar e incluso mejorar el gran trabajo de su padre. Ha situado a la marca en un lugar destacado en el mundo, es nuestra Victoria Secret. «Salvando las distancias, no me importa que me comparen con ella pero no es la misma calidad», se sonríe al comentarlo en el backstage.

Siempre es un placer disfrutar de la presentación de las colecciones de esta firma, porque lo convierte en un espectáculo digno de ver. Nos lleva a tierras lejanas, nos plantea vuelos por el mundo, cruceros… Pero siempre la fuerza de la mujer como emblema.

Este sábado hemos vivido la Revolución francesa en este pabellón. Victoria Abril, con meriñaque, convertida en nuestra Marianne que revoluciona a las masas, el ejército intenta aplacarla, la nobleza prepara la fiesta, que desemboca en un estallido de color.

Fortaleza para una mujer revolucionaria vestida por dentro con popelín, ante o rafia, mezclado con tules de seda, encajes y flocados. En verdes, marrones, grises y malvas. Con el ejército llega la pasamanería dorada, los azules, burdeos y blancos para las napas, los rasos de seda y el pvc. Pero la nobleza sigue con sus enaguas y meriñaques en tono pastel y con la delicadeza de la organza. Y cuando todo está listo para la fiesta, aparece el terciopelo y el tul en colores intensos como el rojo, el azul y el negro. Pisando fuerte.

Lo que yo me pregunto es por qué nunca habrá conseguido nunca el premio L’Oreal a la mejor colección.

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