Jurado

Hasta último momento he guardado la redacción de este artículo. He querido escribir cuando conocíamos el fallo del jurado con las agrupaciones que estarán en la final. Como persona que ha pasado por las lindes y lindezas de ser jurado entiendo lo difícil de la decisión y más cuando nos enfrentamos a un año donde la calidad por modalidad ha subido tanto cuantitativamente como cualitativamente (salvo en chirigotas). En todas las modalidades había más de 4 grupos que con total tranquilidad podrían estar presente el próximo viernes sobre las tablas del gran teatro Falla (o Garrapata, como lo quieran llamar) e intuyo que cuando se hagan públicas las puntuaciones veremos que las diferencias son mínimas; al menos así lo haría un jurado inteligente para no «cogerse las manos» y poder barajar cualquier posibilidad con los mínimos cambios que delaten los movimientos de puntos. Sí denoto cierto conservadurismo al ver los grupos que han pasado. Ojalá haber tenido un jurado valiente que hubiese pasado a Biscocho, Cornejo, Tomate y Piru o a Germán Rendón. Ojalá un jurado menos convencional que sepa dar paso y reconocer a las generaciones que vienen empujando desde abajo el enorme trabajo y valía que conlleva emprender la odisea de sacar una agrupación. Desde estas líneas ánimos a todos, mi reconocimiento y agradecimiento por el enorme concurso que nos habéis brindado. Ahora toca sofocar «el veneno» y disfrutar de la calle. Volviendo al jurado, es fácil pasar lo convencional y sacar a quien menos, o eso pensáis, van a protestar. Pienso que hay que ser valiente y apostar por lo diferente, apostar por la juventud que viene empujando fuerte y que tan necesaria le es a este carnaval. De los tratos de favor, familiares de componentes de agrupaciones conviviendo en el palco del jurado, de lo de ponerse en pie para aplaudir una letra y de vuestra misogenia interna hablaremos en otro momento. Mis felicitaciones a los grupos que han logrado el pase a la final, también os lo habéis merecido.