Francisco Javier Ramírez 'Chato': «Me han llegado muchas solicitudes, pero he elegido para el jurado a gente de mi total confianza»

Apelando al símil futbolístico, este arqueólogo gaditano, exconcejal del PSOE y mítico caja de la comparsa de Quiñones (luego autor), espera «pasar desapercibido. Que los protagonistas sean las coplas y no los jueces». Como apunta en Cope Cádiz, ha sacado el paraguas (de El Chaparrón), «porque va a llover, y nunca es a gusto de todos», pero con la tranquilidad que le otorga la preparación y el conocimiento. «No sé si ganará la que más guste, pero la 1 no puede quedar la 12, ni la 14 puede entrar en la Final. Eso es así». Que así sea.

-Regresa el Concurso a febrero (enero, en realidad), en el que se espera la vuelta a la normalidad tras la pandemia. Y con su nombramiento da la impresión de que todo va más rodado que otros años.

-Esa es la intención, que sea un Concurso normal después de ese tan 'sui generis' de mayo. Se solicitaba algo más de transparencia, de normalidad, y por ello se ha nombrado al presidente con mayor antelación y mi objetivo es que se sepan los vocales antes del sorteo (27 de noviembre). El jurado ya está cerrado a expensas de su aprobación. Los participantes merecen saber cuanto antes quiénes les van a puntuar. También ayuda que se adelante el calendario para ayudar a artesanos, costureras, que puedan priorizar sus trabajos.

-¿Qué características ha buscado en sus vocales?

-Pues he aplicado unos items muy personales:

1) No quería a nadie que hubiera salido en los últimos dos años con alguna agrupación. He buscado personas con experiencia pero no tan en caliente.

2) Que no hubieran sido jurados en años anteriores. Hay muchos gaditanos con ilusión por entrar y por eso he considerado a gente que nunca ocupó ese lugar. Yo aportaré la experiencia en este caso.

3) Son cinco mujeres y cinco hombres, hay paridad, como obligan las bases. Pero además es gente de total y absoluta confianza. Los conozco a todos, he tenido trato a nivel personal con ellos. Entiendo que es importante pues si no hay 'feeling' se pueden crear problemas durante ese mes, un enfrentamiento dialéctico cuando haya alguna corrección, una salida de tono, que se enfade y te dé el concurso. No quería a nadie que me mandara el currículum.

-¿Le han mandado muchos currículum? Como se suele decir que es un 'embolao' y nadie quiere...

-Bueno, ni se lo pueden imaginar. Muchísimos mensajes. Pero yo tenía mi equipo en la cabeza y, salvo dos que no han podido por motivos personales/laborales, nadie me ha dicho que no. Nadie lo ha rechazado por ser un puesto peliagudo.

-Todos son de su absoluta confianza. ¿De su mismo perfil?

-No tiene por qué. Ya veréis que no es así. El jurado ya está cerrado y se comprobará que no todos respiran como yo. Es heterogéneo, con mucha variedad, de edades, de grupos, diferentes estratos sociales... No he buscado gente que nada más comulgue con mis ideas. Soy de izquierdas, pero tengo sentido común. Lo único es que el grupo esté cohesionado.

-Ha insistido en la deliberación entre los vocales.

-Un jurado debe ser un órgano colegiado, en el que debe haber diálogo, un consenso. Hay que hablar previamente a la toma de decisiones. Y son los diez, aunque cada modalidad la puntúen cinco. Aunque luego la decisión sea personal y subjetiva, han de estar en continua comunicación.

-A la hora de escoger, ¿ha primado un jurado más profesional o prefiere aficionados que lo valoren como un arte popular?

-Esto es un arte popular, en el que un grupo de gente, la mayoría sin conocimientos musicales, compone e interpreta las coplas. Pero es cierto que he intentado calibrar entre ambas cuestiones. No pido tanto conocimiento técnico, pero sí saber lo que es bregar en un local de ensayo. Dejar de ver un partido de 'Champions' para ir a meter la cuarteta de un popurrí en una noche de lluvia. Porque sarna con gusto no pica pero mortifica, y hay que valorar el trabajo que se hace detrás.

-En esta ocasión prácticamente se ha erigido en presidente por aclamación popular, aunque sea decisión del Ayuntamiento.

-Ha primado el hecho de que haya visto el Concurso desde muchos focos. Componente, autor, miembro del Patronato... conozco por tanto las bases y los artículos. Además, el año pasado fui vocal, en principio suplente pero pasé a titular en semifinales. Me falta meterme en el foso con la prensa para verlo desde todos los prismas, aunque también he escrito mis artículos en LA VOZ (sonríe).

-Considera que la actual forma de valorar, con los puntos en letras, música e interpretación, dividendo en diferentes categorías como tipo, presentación, pasodobles/tangos, cuplés, popurrí/tema libre... ¿es acertada?

-Son herramientas válidas. Es indispensable la matemática. Necesitamos un entorno matemático porque lo subjetivo es más difícil de valorar. Por poner un ejemplo. Podemos ponernos de acuerdo en un 70-80% de agrupaciones, pero con el resto ¿qué hacemos? ¿Cómo tomamos la decisión de quién pasa a la Final o la que se queda en preliminares? No hay criterio para decidir, por eso son necesarios los puntos. Puedo asemejarlo a una competición de salto: hay que otorgar una puntuación.

¿Que es un poco lioso? Pues de eso se tiene que encargar el presidente, de hacerlo más asequible. Creo que valorar una pieza del 1 al 10 sobre una tabla de Excel es sencillo. Luego llega la máquina y suma y aparecen los decimales, pero eso es informático, no personal.

-El problema es que después se cometan las barbaridades que se cometen con los números en la mano.

-Esas cuestiones tan obvias se salvan si se tiene criterio. Un error técnico manifiesto no se puede valorar bien. Volvemos al ejemplo de la competición de salto: te gustará mucho el estilo del eslovaco, pero si salta y se cae, pues no puede ganar. No voy a entrar a valorar el gusto de un vocal, pero si veo algo extraño tengo que coger y preguntarle el por qué. Dar un cero en tipo a un grupo que va disfrazado (como pasó con la chirigota de Bizcocho) es una falta de respeto a la agrupación, a las costureras y a los artesanos. De ahí que con nosotros quizás no gane la que quiere la mayoría, pero quedará segunda o tercera. Porque la 1 no puede quedar la 12, ni la 14 puede entrar en la final. Eso es así.

-¿Le ha frenado un poco la experiencia del último Concurso, en el cual fue tan polémico el fallo?

-Al contrario. Me ha motivado. Hubo cuestiones que no entendía por qué se hicieron así. Está claro que no nos hicieron caso a los suplentes, y quería demostrarme que esto se puede hacer bien, que hay errores solucionables. Contamos con elementos en los que se yerra.

-Antes de que comience el COAC, ¿tiene pensado hacer alguna prueba, una 'demo' para ir acostumbrando el cuerpo?

-Lo tengo clarísimo. Lo primero que voy a hacer es que los vocales conozcan el reglamento y sepan lo que tienen entre manos. En estos meses se ha mejorado para evitar lagunas en su interpretación, como ocurría con lo que se consideraba un repertorio inédito, que todos sabemos lo que es pero no venía bien especificado en las bases.

Habrá cuatro o cinco reuniones previas para que todos las valoremos y que ellos vean las puntuaciones. El jurado tiene que hacer su pretemporada, su calentamiento, para que el primer día estén más tranquilos y no les coja en frío y se les suba el gemelo. Que luego se abre telón y te llega 'Aquí huele a verdín', un chirigotón, ¿y cómo lo puntúas?

-¿Está de acuerdo con que el presidente del jurado lo elija el Ayuntamiento, el alcalde? ¿No puede que provoque la autocensura, como ha ocurrido gravemente en el último Concurso?

-Este debate es muy antiguo. La última propuesta de Antonio Rivas consiste en que lo elijan los representantes legales de las agrupaciones. Pero Cádiz es muy chica, existen muchos intereses creados... si hasta tenemos problemas con el artículo de que no puede participar nadie que tenga un segundo grado de consanguinidad. Cuando estaba el Patronato, se pedía que el Ayuntamiento se mojara. Y ahora lo hace. Siempre habrá suspicacias, pero entiendo que es la fórmula menos mala.

-¿Qué debe cambiar el Concurso para mejorar? Porque ¿esto es un suplicio?

-Creo que las bases son correctas. Pero en Cádiz somo muy extraordinarios y le damos la vuelta a las cosas para ver como consigo que me beneficien. Es lo que ocurrió en el último certamen con el tema de los repertorios inéditos, que se acogieron a la literalidad. Pero todos sabíamos y entendíamos que era inédito. Solicito a los que vengan que intenten ponérselo más fácil al jurado, que vayan de forma sana a disfrutar del Concurso.

-Primero que sí, y después que no. Luego a lo mejor y... este año no se arrastran los puntos de preliminares.

-Consideramos que es una fase de criba en la que muchos grupos sueltan letras más normales porque la verdadera competición empieza en cuartos de final. Y es para que no modifique esa competencia. Pero el jurado ya tiene un criterio formado cuando escucha un grupo en preliminares, sabe dónde está cada una y, aunque los puntos se eliminan, la sensación permanece.

-¿Asume el cajonazo?

-En Carnaval sólo se queda contento el que gana. Dicho esto, yo he vivido de todo. Un cuarto premio con 'Los camellos' dejando fuera a Juan Carlos Aragón, Jesús Bienvenido y Antonio Martín, y verme sin el día grande con agrupaciones como 'En propia mano'. Nada me va a asustar.

-¿Cuantos mensajes ha recibido ya pidiéndole un empujoncito, que se acuerde de él en el Concurso?

-7.344 whatsapps (jajajaja). Mucha guasa porque la gente está sembrada. El otro día, un buen amigo que participa me dijo que si me gusta el jamón deshuesado o más el de pata... Esto es Cádiz.

-¿Y no teme perder amigos?

No, no, seguro que no, porque si se enfadan conmigo por esto, es que no eran tan amigos.