Donde fuimos felices: una encendida defensa de la educación pública

Comparsa

Donde fuimos felices

• Autor Germán García Rendón

Germán García Rendón avanza con paso firme por el concurso del Falla en este 2024. Tal y como relatamos en preliminares, esta comparsa supone un paso atrás en su concepción del carnaval. Es un regreso, en cambio, que aspira a coger impulso.

En este pase de cuartos mantienen ese sello, inspirado en esa compleja alegoría sobre la salud mental de la que, sorprendentemente, salen airosos. El mensaje se transmite con elocuencia en la presentación y el popurrí, protagonizado por dos cuartetas performáticas: una soga para representar el eterno conflicto entre el corazón y la cabeza y unas proyecciones que se remontan a la infancia, 'donde fuimos felices' y no cabían las frustraciones ni las inseguridades a las que nos someten estos tiempos tan competitivos.

Precisamente sobre esta última idea gira el primer pasodoble, en el que lamentan cuánto daño han hecho los mensajes que solo estimulan el éxito y condenan, en consecuencia, al fracasado. Como para engarzar el siguiente de la tanda, dedicada a la educación desde distintos ángulos, señalan la importancia de enseñar a los hijos otros valores distintos a los de este mundo materialista que tanto promociona la superficialidad.

La segunda letra es, no obstante, mucho más concreta. Una encendida defensa de la educación pública, cuyo arrinconamiento en Andalucía tiene dos culpables con nombre y apellido. A partir de la recreación del funeral de un colegio público, una fórmula efectista que les sirve para señalar los motivos religiosos que explican el espaldarazo a la enseñanza privada y concertada, aseguran que esta tumba la empezó a cavar Susana Díaz, aunque el asesino ha acabado siendo Juanma Moreno. Los cuplés, al Cádiz C. F., y a la pujanza imparable de la tecnología. Buen pase.