Carnaval de Cádiz

COAC 2024: El Concurso en el que los ofendiditos cruzaron las líneas

El intento de agresión al cuarteto de Gago, las pinturas contra Nene Cheza, los insultos y ataques personales son la cruz de un año donde Ares sigue escribiendo páginas doradas de una historia que ya es legendaria

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Uno de los integrantes de 'La última y nos vamos', la chirigota del Bizcocho. Nacho Frade
José María Aguilera

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Con furia, con desesperación y hasta con violencia. Ras. De un solo golpe que la experiencia es un magnífico aval para los destrozos. La vida arranca del calendario una hoja más, la del Concurso de 2024, que desde hoy ya no es más que un bonito recuerdo. Todas esas sensaciones, vivencias, emociones, anhelos, decepciones se lanzan directamente a la hoguera de las vanidades gaditana, al fuego fatuo, para que de esas cenizas brote un nuevo Carnaval. Es así y ha sido siempre así en este arte efímero en el que mucho se volatiliza y poco permanece tras tamizar durante un intenso mes de coplas una forma de vivir, de sobrevivir.

Aún es pronto, falta perspectiva y sobran papelillos, para valorar con suficiente margen y perspectiva este COAC. Se intuye que discurrido cierto tiempo, al volver la vista atrás, uno lo evocará como ese certamen en que Martínez Ares y sus ovejas negras provocaron un momento catárquico en el Gran Teatro Falla al cantarle, curiosamente, a Juan Carlos Aragón. Su querido enemigo, eterno antagonista, cuya sombra siempre pulula entre nosotros pases cinco años, cinco décadas o cinco siglos.

Pero, vamos por partes, que diría Daniel Sancho, probablemente la figura que más cuplés se ha llevado este año junto a Andy Lucas o Manolín, si bien en esta caso la carga no supera a la pena por más que diga Reguera. Este ha sido el Concurso en el que los 'ofendiditos' han cruzado la línea. El concepto de 'los ofendiditos' es similar de 'la gente': ¿quiénes son? todo el mundo menos yo. Los ha habido siempre pero en la actual sociedad líquida se une la piel fina de generaciones acomodadas y criadas en jaulas doradas con su posibilidad de difundir y expandir sus quejas en el universo virtual a través de las redes. El Carnaval ya los había integrado como nuevos actores de la farsa. Pero esta vez han traspasado alguna frontera.

Ocurre cuando alguien intenta agredir, golpear, violentar, a un carnavalero por una letra que se ha cantado en el Falla. Le ocurría al cuarteto de Ángel Gago y Miguel Moreno, a las puertas del teatro, y no es asunto baladí cuando hasta el propio alcalde lo lamenta y lo condena. Del enfado, el pataleo y la queja al conato de agresión hay una muralla que alguno ha golpeado. «Esto es Carnaval, no es literal», en ello incidía la agrupación durante su última puesta en escena. Por esa misma senda intolerante caminan los que no sólo califican de «repugnante» el pasodoble de una comparsa, la de Cheza y Zampaña, siendo representantes de un colectivo tan amplio como los trabajadores del metal: sino que hasta alguien se 'molesta' lo suficiente para hacer una pintada vandálica en Astilleros insultando al autor. Que ya la podía hacer en su salón. O el que insulta a los periodistas también podía leer para sí mismo.

Decía Machado y musicaba Serrat que golpe a golpe, verso a verso, se hace camino al andar y como peaje en esta autopista del Carnaval (otrora carretera provincial y secundaria, ahora nacional y con varios carriles) iban a aparecer muchos nuevos personajes en sus arcenes. Entre los inesperados se cuenta la mujer del futbolista bético y portuense Joaquín, indignada por un cuplé que le cayó al 'novato'. Ella y muchos sevillanos verderones que no se representan más que a ellos mismos. Se agradece y elevan el valor de protagonistas como Kiko Rivera, antaño Paquirrín, hoy ovacionado en el Falla por entender algo tan simple como que 'Esto es Carnaval'. Este viaje terminó pero para el futuro se intuyen muchas curvas; se seguirá hablando de los límites del humor, cuyo único límite es el humor y el que se quiera poner cada cual.

El chovinismo y el 'maestrismo' foráneo

Polarización ha sido una de las palabras estrella el pasado año para la Academia de la Lengua. Izquierda o derecha, fachas o rojos, nacionalistas o independistas, campo o ciudad, tortilla de patatas con cebolla o sin cebolla. Más de Cádiz, en Carnaval, hay una batalla entre los chovinistas y los 'maestros' foráneos que se ha recrudecido, en parte por el éxito de agrupaciones como la de Antonio Álvarez 'Bizcocho', en parte porque ahora todo el mundo se siente obligado a tener una opinión y además hacer partícipe de ella a los demás.

Hay discursos que parten desde la Tacita con tintes ultranacionalistas que trocando Cádiz por España y Santoña/Sevilla por (elija usted la ciudad) son abiertamente xenófobos (desde el Carnaval, así que bajando grados a la indignación). Igual que hay comentarios irriosorios de advenedizos que provocan sonrojo por ignorancia; terraplanistas y seguidores de la teoría de la conspiración que patinan al calificar de territorio hostil una tierra tan hospitalaria como la gaditana. Como decía Aristóteles, la virtud está en el término medio, y ahí convive la inmensa mayoría de aficionados al Carnaval en perfecta armonía.

Sí, es cierto que en la Final todas las agrupaciones han sido de Cádiz, pero es que parten con una ventaja: éste es el Carnaval de Cádiz. En Tenerife, Venecia o Salvador de Bahía no había ninguna.

El Carnaval se adapta al horario europeo

La globalización ha cambiado nuestras costumbres. Nos hemos adaptado al horario europeo: cenamos antes y más prontito nos vamos a la cama. Era absolutamente inadmisible, dañino para el Concurso, que un miércoles laborable concluyera la sesión pasadas las tres de la madrugada. Escuchar Carnaval a la hora de la teletienda es de esos detalles gruesos que revientan el espectáculo. El nuevo Ayuntamiento ha querido dejar su impronta en este aspecto y lo ha conseguido. Tanto que ni hay debate politizado ni parece que se vaya a volver a la locura de 'antié'

Dinamismo. Ese era el término eufemístico para traducir un 'darse prisa' que esto no puede continuar así. Por ello se adelantó el horario de inicio a las ocho de la tarde, se eliminaron las actuaciones de la cantera en semifinales, prohibieron los homenajes en la Final donde quitaron los descansos y se apretaron las tuercas en tramoya para agilizar los montajes. Las concejalas Mayte González García-Negrotto y Beatriz Gandullo han estado presentes durante todo el certamen, pendientes de cumplir tiempos, y la representación municipal ha sido nutrida después de años de vacío. La quinta sesión de cuartos de 2023 terminó a las 3:10; la misma de 2024, a las 00:10. Tres horas de recorte. Sí se puede, sí se pudo.

En esta magnífica labor de sincronización, porque la trasera del Falla (artesanos, tramoyistas) ha trabajado con la precisión de un reloj suizo, es destacable la inolvidable figura del director de escena Miguel Ángel Fuertes. Su despedida después de 40 años de servicio junto a la voz del Teatro, Eduardo Bablé, ha marcado gran parte de los homenajes.

El Concurso, qué porquería

Hay quien se instala por costumbre en la crítica igual que quien gusta del elogio constante. Se han cumplido los plazos de siempre. En preliminares, el Concurso es 'una porquería', que diría el Grinch; en semifinales, todo es una maravilla y la Final termina en chasco y decepción. En el clímax hay gatillazo.

Los genios no nacen todos los días, por eso son genios, y Cádiz ha perdido a unos cuantos en un breve lapso de tiempo. Se repiten fórmulas de éxito, falta subversión, valentía, riesgo. Nuevas miradas. No obstante, el nivel en la modalidad de comparsas es muy elevado y los autores han agradecido disponer de un año natural para afinar y pulir sus composiciones. Antonio Martínez Ares ha traído una obra que el paso del tiempo decidirá el lugar que ocupa. Pinta fetén. 'Los colgaos' de Chapa y Cabrera incluso le compiten; Jona (Los sacrificaos), Cornejo (La alegría de Cádiz), Germán Rednón (Donde fuimos felices) y Piru y Tomate (Y seguimos cantando), ya son una realidad constrastada como relevo generacional. Carapapa ha regresado a su buen caminar y en líneas generales ese segundo y tercer escalón dotan a la comparsa de muy buena salud. ¿Qué más quieres, Cadi?

En línea contraria circulan las chirigotas, agraviadas por el cambio en los paradigmas del humor que impulsa la nueva sociedad globalizada, frenética y consumidora de 'fast food'. El humor gaditano, el de genios como el de Selu, necesita reposo y el Concurso no ofrece el tiempo necesario. Momento crítico. Se reciben con una satisfacción enorme propuestas novedosas como las cupletinas de 'Los exageraos' de Villegas, el triple salto mortal continuo del Molina y su gente, la constancia de Sheriff, el ingenio de Bizcocho... Pero a Houston ya hace muchas fechas que le indicaron el problema. Se teme una peregrinación por la crisis perpetua que castiga al cuarteto, cuya calidad no puede ligarse única y exclusivamente al aumento de cantidad.

El coro, que goza de buena salud pero no está de moda, ha sabido capear los embates de la crisis de lo local. No era fácil siendo la modalidad en general y el tango en particular piezas genuinamente gaditanas.

Jurado conservador, previsible, salvo en el cuarteto

El COAC es un Concurso y como tal la clasificación y los premios son relevantes. Las posiciones y los puntos son referencias pero no verdades absolutas. Sin caer en el relativismo de que 'es cuestión de gustos', dentro de una calidad similar ya depende de la predilección del aficionado, de lo que le apetezca. El Jurado, presidido por el comparsista Juan Carlos Reina, ha sido conservador en los diferentes pases con apenas sorpresas y también en los premios.

Martínez Ares, los Villegas y el coro de Pedrosa y David Fernández son indiscutibles números uno como lo podrían haber sido sus segundos. Más debate habrá con el cuarteto. Javi Aguilera al fin consigue el entorchado tanto tiempo peleado, por el que tanto ha luchado y llorado, y asiste a un nuevo babuchazo a Gago y Moreno, inesperado para todos. Ese humor negro, duro, faltón le ha podido costar ese premio. No hay otra explicación posible.

Écija, Rota, Plácidos... muy pocas sorpresas

Una Final con Martínez Ares, Carapapa, Selu García Cossío, Sheriff, Antonio Rivas, Pedrosa, Gago... remonta a los años 90. El Carnaval, como arte popular y tradicional, es en extremo conservador (clave para mantener la esencia) y por tanto depara muy pocas sorpresas. 'Los exageraos' podría ser la sensación si omitimos que la mitad del grupo salía con el Love, que la lidera Julio Álvarez y detrás están los Villegas. Por ello lo más inesperado ha sido el reencuentro con la chirigota de Écija y sus caníbales Lecter de 'Te como tu cara', la confirmación de Rota y Antoñito Molina (El Niño de Isabelita 2) y la irrupción de los pibes con 'Los plácidos domingos'. Todo chirigotas. Donde lo difícil es llegar, y lo más complicado, mantenerse.

Cierra el telón el Concurso que despidió a Adela del Moral y su laúd; el que se vio turbado por la huelga de los tractores; el de la china de Arizona, las sesiones cortas, la despedida de Fuertes y Bablé y el primero del nuevo Gobierno, el de la era Post Kichi y la nueva época de Bruno. El del humor negro, duro, borde y provocador. El de Juan Carlos Aragón, cuyo legado sigue más vivo que nunca y el peso de su ausencia es aún más notable cada febrero que pasa.

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