La ciudad invisible: El escondite prohibido

Llega duro como el acero en el primer pasodoble al «niño guapo de la corona» y su discurso de navidad. Una pieza en la que el autor le da un repaso al Jefe del Estado. «Rechazó la independencia, igual que el putero de su padre». «Vergüenza de callarte lo que sabes». «Cuando habla la ultraderecha te achantas y miras para otro lado», se quedó a gusto Ares. El pasodoble fue simple y directo en su escritura pero con un desgarrador final. Antonio se va a la historia y aquella revolución que se dio en el país vecino pero que no tuvo continuidad en la España de entonces. «En 1812 en Cádiz perdimos la alternativa de que hicierais las maletas mirando cómo se acercaba la guillotina».

Las dos vertientes del poeta en la tanda de pasodobles. En el primero, el Ares directo, irreverente y sin pelos en la lengua. En el segundo, esa capacidad innata de narrar una historia y pasearte por ella.

Esta segunda era una letra más cuidada en el mensaje pero con otro mensaje doloroso en su final. Narraba el poeta un cuento de una joven princesa que « derrotaba a los dragones» y que «nunca vestía color de rosa». Más que una historia, era el deseo de un padre para su hija. Una dama que sea "sabia y valiente, guerrera e independiente". Pero la luz se apaga, el cuento llega a su final y la realidad y los miedos de ese padre se imponen a la mujer que imaginaba. "Y cuando apagó las luces, conmigo el miedo combate, porque no quiero que crezca y conozca a un hijo de puta que me la mate".

A la monarquía el primer cuplé. Hasta el día que te mueras tu serás la tonta. Hablaban de una de las hermanas del rey. El segundo a los descubrimientos de estos comparsitas en la cueva. Han encontrado de todo pero no tienen cojones de saber donde está Nico. Aunque simpática esta vez, la tanda baja el nivel de lo ofrecido. De nuevo, la comparsa sube el nivel y pone tierra de por medio. Ahora le toca al resto tomar altura o bajar al subsuelo con ellos.