Antonio Rivas: «Es un premio bonito y agridulce porque nos habría encantado que Julio lo hubiera podido disfrutar»

Ha sido un Concurso durísimo y precioso. Desde el principio el coro se desmarcó con un repertorio brillante pero justo el último día de cuartos fallecía de manera inesperada su autor, Julio Pardo, la persona que da nombre a esta agrupación. Por ello, «es una gran satisfacción, pero con un poco de sabor agridulce. Nos hubiera gustado que hubiera disfrutado de este premio, tan bonito, y con tanta ilusión que tenía él».

«Julio estaba muy contento con el giro que le hemos dado al coro y lo bien que le ha sentado al coro de cara a la afición. Nos estaba felicitando gente que no es corista. Es un coro de transición, porque Julito se hace cargo a partir de ahora. Ya lo estaba haciendo desde hace algún tiempo y da totalmente el paso adelante».

Lo declara magníficamente en ese segundo tango de la final, que provocó uno de los momentos más emotivos del COAC: Y es que es una declaración de intenciones, tanto del hijo de Pardo como del hijo de Juan Lucena, que toman el testigo de sus padres. «Ese tango lo escuchó Julio en el ensayo familiar en la peña de la Perla. Estaba previsto. No hemos querido alterarlo porque no nos parecía de recibo alterar la competición, usar el dolor para arañar puntos y perjudicar a los rivales.

«Como decimos, en esta oficina lo que se empieza se termina. La prueba de fuego fue en semifinales, subirse ahí y cantar y recibir el cariño del público. En la final sólo nos teníamos que sobreponernos a la hora, pero somos expertos en eso después de tantos años».