Puede que el balance de tu año salga mejor parado de lo que crees

Paz Calap, experta en desarrollo personal y programación neurolingüística, propone soltar lastre de lo que nos preocupa y nos limita para comenzar 2023 con energías renovadas

R. Alcolea

Cuando se acerca el final del año sentimos la necesidad de hacer balance de lo que hemos vivido y también de fijarnos nuevas metas. Repasamos lo pasado con algo de nostalgia o incluso a veces con una sensación extraña, como si no tuviéramos claro cómo separar lo bueno de lo malo. Eso sí, a la hora de marcar nuevos retos solemos hacerlo impulsados por la ilusión y confianza . Sin embargo no son pocos los que, una vez pasado el «efecto año nuevo» abandonan sus objetivos y ven imposible alcanzar las metas que se han marcado. Y no es que tiren pronto la toalla, no, es que muchas veces no encuentran ni en su mente ni en su cuerpo la energía necesaria para abordar cosas nuevas. Tal como apunta la experta en crecimiento personal y programación neurolingüística, Paz Calap , a menudo esos retos pueden quedar bloqueados o pueden resultar difíciles de cumplir si antes no hemos soltado lastre y nos hemos liberado de todo aquello del pasado reciente que nos preocupa o nos limita.

Pero, ¿cómo podemos saber qué es lo que realmente nos bloquea? «Hay una señal muy clara que indica que una situación, una persona, o incluso un determinado pensamiento me bloquea, es un lastre para mí y no me deja avanzar. La señal es que si eso que está delante de mí no me hace sentir en paz , me causa estrés , ansiedad o malestar es porque hay algo ahí que no funciona y con lo que no estoy de acuerdo», revela Calap. Sin embargo sucede que a menudo seguimos enfrascados en esas situaciones o incluso peude pasar que forcemos determinadas relaciones personales aunque seamos conscientes de que no nos hacen sentirnos bien. Y eso nos hace vivir en un permanente conflicto con ello, ya sea con una persona, con una situación o con un pensamiento. Se convierte en una especie de rutina y al final entramos en un círculo de dolor en el que terminamos sufriendo. De hecho mantener esa sensación puede hacer que nos encontremos cada vez peor.

El círculo de la verdad

Así, para identificar si estamos o no en paz con algo o con alguien la experta aconseja hacer un pequeño ejercicio que consiste en colocar un círculo en el suelo y colocar mentalmente a esa persona, a esa situación o a ese pensamiento y a continuación meternos nosotros también en ese círculo. Así podremos comprobar cómo nos estamos sintiendo y cómo estamos conectando con eso.

La cuestión es que a nivel mental sabemos que hay algo que no nos está sentando bien pero a veces no sabemos lo que es. Así, colocándonos dentro de ese círculo, desde ese lugar compartido, podemos darnos cuenta de cómo nos sentimos y podemos observar qué emoción surge, qué nos decimos a nosotros mismos, qué ideas nos vienen a la mente, en qué lugar del cuerpo siento una sensación desagradable y cómo me desenvuelvo en ella. Y a partir de ahí también puedo analizar cómo me siento si me alejo de esa situación, es decir, de ese círculo, y qué emociones me invaden cuando lo veo lejos y cuando ya no estoy ahí.

La base de todo esto, según explica Calap, es que el dolor puede surgir en nuestra vida en cualquier momento y es algo que no podemos elegir, pero lo que sí que es opcional es el sufrimiento , es decir, alargar el dolor o recrearse en él. Tenemos la capacidad de cambiar las cosas, pero es cierto que nos da pánico pues en realidad a nuestro cerebro no le importa nuestro bienestar emocional ni nuestra felicidad, lo que le importa es la supervivencia y para ello suele propiciar el ahorro de energía y que te mantengas en tu zona de confort.

Así, la experta recuerda que todo lo que podamos hacer para aumentar el autoconocimiento y el desarrollo personal nos ayuda mucho a colocarnos en un lugar en el que estemos a gusto y en paz con nosotros y con nuestra vida porque nos hace tomar conciencia de la importancia de ponernos en acción para hacer los cambios necesarios para lograrlo.

Por eso, para aprender a soltar ese lastre la experta propone participar en una dinámica denominada ' Tu mejor 2023 ' cuyo objetivo es, por un lado, reflexionar sobre el último año para identificar lo que se quiere cambiar, identificar los errores que se han cometido en el pasado para evitar caer en viejos patrones del futuro y dejar ir los aspectos del pasado. Y, por otro, a visualizar de forma creativa para grabar los deseos del nuevo año en el subconsciente, abrazar los sueños desde un lugar de confianza, acceder a la versión de uno mismo que ya ha logrado sus metas y aprender a establecer objetivos alineados con la mente subconsciente.

Según explica Paz Calap, que lleva organizando este tipo de eventos desde hace siete años, es que suele darse un fenómeno curioso: los participantes cambian la percepción sobre lo que han vivido durante ese año. «Al observar tranquilamente y conscientemente cómo ha sido su año se sienten aliviados y en paz pero también se dan cuenta de que el año que está terminando ha sido mucho mejor de lo que creían. Esto sucede porque, en general, solemos tender a la negatividad y al pesimismo y además a menudo lo hacemos crecer y lo alimentamos durante todo el año. Pero cuando uno se sienta a profundizar sobre lo que ha vivido se da cuenta de que las cosas que han pasado le han aportado mucho porque le han hecho aprender y se queda con la sensación de haber observado su vida con amor y profundidad. Y eso da mucha fuerza y fe para empezar el año siguiente con buena energía», argumenta.

Por qué hacemos balance al final del año

Aunque es cierto que podemos abordar cambios y tomar decisiones en cualquier momento, el final y el comienzo del año suelen ser momentos en los que estamos más dispuestos a cerrar etapas, dejar atrás lo que no nos gusta y comenzar de cero. «Es un momento en el que muchas personas deciden aprovechar ese cambio energético que se percibe en casi todo el mundo pues, de alguna manera, hay una conciencia general de que el cambio de año puede ser una oportunidad para renovarse y para mejorar y se siente la conexión entre las personas en ese sentido. En realidad es una cuestión de fe. Son muchas las personas que tienen fe en que puede darse ese cambio», explica Calap.

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