Psicología

¿La felicidad llega sola o tenemos que ir a buscarla?

La alegría y el placer son las emociones que se refuerzan para poder 'alcanzar' el estado de felicidad

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María Alcaraz

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Cuando pensamos en felicidad , de primeras es fácil asociarla con todo lo que tiene que ver con el buen tiempo. Más horas de luz, más planes con los amigos, más tiempo con la familia, más actividades de ocio... relacionamos la emoción positiva por antonomasia con los meses de calor del año.

Más allá de ser una sensación, esto tiene una explicación lógica. Comenta Andrea Menéndez García de la Infanta, psicóloga en TherapyChat, que si hablamos del sol, lo hacemos de nuestra fuente de energía natural por excelencia. Esto ocurre porque el sol es lo que hace que tengamos más vitamina D , relacionada con la producción de serotonina. Y la serotonina, denominada por algunos 'la hormona de la felicidad' , es un neurotransmisor que nos ayuda a regular el estado de ánimo. Gracias a ese incremento del bienestar emocional, podemos apreciar más las emociones como la alegría, o el placer, lo cual termina derivando en disfrutar más de cada experiencia y poder sentir mayor felicidad en los momentos vividos.

«Los días de buen tiempo pueden impulsarnos a realizar más actividades al aire libre, sociales y de ocio ; es decir, más actividades estimulantes y reforzantes para nosotros», añade la profesional. El tiempo compartido con amigos y la dedicación a nuestras relaciones interpersonales nos ayudan también a generar emociones positivas (alegría, placer, amor), que están relacionadas a su vez a un sentimiento más profundo de felicidad y de bienestar personal y emocional. «Además somos seres sociales; nacemos y vivimos en sociedad y, por tanto, sentirnos parte de ella o sentir que formamos y somos parte de un grupo nos genera felicidad», asegura la psicóloga.

El tiempo compartido con amigos nos ayuda a generar emociones positivas

Por lo general, podemos decir qu e la amistad está relacionada con la buena autoestima y el bienestar psicológico; nos permite desarrollarnos de la manera que queremos hacerlo, sin que ello nos haga sentir juzgados, o menos valorados y queridos.

Si se habla de felicidad, se hace de un término muy amplio, pues cada persona puede tener una idea distinta sobre qué significa ser feliz. Si se apela a la definición clásica, comenta la psicóloga que es «una emoción sentida y producida en el momento en el que el ser humano vive o alcanza el bienestar , la satisfacción y el disfrute». Aun así, apunta que hablamos de una emoción, y estas parten del ser humano y son sentidas y percibidas de manera individual. Entonces, hablamos de que la felicidad es un término subjetivo, «ya que pertenece a cada ser humano su experiencia y expresión».

¿Cómo se llega a la felicidad?

Entonces, si planeamos la 'búsqueda' de la felicidad, hablamos de un escenario con muchas variables, pues, apunta la profesional, «cada persona llega a ella a través de distintos caminos, experiencias y vivencias». Explica que cada persona asocia la alegría o el placer con actividades y momentos distintos : «Por ejemplo, habrá quien llegue a ese estado disfrutando de una comida muy rica, mientras otra persona se llenará de felicidad viendo un partido de fútbol». Lo más importante, asegura Andrea Menéndez García de la Infanta, es reconocer esa subjetividad, nuestras fortalezas, y nuestro sentido de felicidad y construir el camino hacia nuestra felicidad, así como respetar el camino y las inquietudes de los demás. 

Otra duda que se planea es si podemos, por nuestra cuenta, alcanzar la felicidad, o necesitamos la ayuda de otras personas. Comenta la psicóloga qu e no hay que obviar ni ignorar que, como seres sociales, vivimos en un entorno y contexto que nos influye en nuestro día a día. Los factores externos, entonces, están ahí, y es importante aceptarlos y aprender de ellos. Sin embargo, si vamos a la fuente más primigenia de la felicidad, volvemos a la idea de que las emociones nacen de nosotros. Por ello, no se puede caer en la pasividad de creer que el entorno determinará en todo momento cómo nos sentimos. «Alcanzar estados de plenitud, alegría o felicidad será cuestión de cada ser humano, del trabajo de sus actitudes frente a la vida y frente a las situaciones experimentadas», asegura la profesional.  

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