Libros

Así es la estrecha relación entre tus inseguridades y tus fracasos

La inseguridad es un sentimiento común que casi la mayoría de las personas experimentará en algún momento

Adobe Stock

ABC Bienestar

Basándose en sus años de experiencia como psicóloga clínica, la doctora Julie Smith, que ha revolucionado las redes sociales compartiendo contenidos de gran utilidad sobre la salud mental, ha publicado '¿Por qué nadie me lo dijo antes?', en cuyo libro enseña todo lo que necesitas saber para sortear con éxito los altibajos más comunes de la vida. La doctora Julie Smith, psicóloga clínica

Portada del libro '¿Por qué nadie me lo dijo antes?' (Diana).

Repleto de los recursos secretos de una avispada terapeuta, este libro resulta imprescindible para aquellas personas que desean cuidar de su salud mental. La doctora Julie Smith ofrece consejos expertos pero sencillos, así como técnicas potentes para fomentar nuestra resiliencia , sin importar lo que esté sucediendo a nuestro alrededor.

Extracto de '¿Por qué nadie me lo dijo antes?'

La mayoría de nuestras inseguridades tienen que ver con la relación que mantenemos con el fracaso, pero no te voy a decir que todo vaya a ser fácil si lo aceptas, porque no es así. Fracasar nunca resulta fácil. Siempre es doloroso. Todos queremos ser suficiente. Todos queremos ser aceptables, y el fracaso es una señal de que quizás esta vez no hemos sido suficiente.

No solo debemos cambiar la relación que mantenemos con nuestro propio fracaso, sino también cómo respondemos ante el fracaso de los demás. No hace falta pasar demasiado tiempo en Twitter para desarrollar un miedo cerval al fracaso. Basta con decir algo equivocado en un tuit para que un ejército de tuiteros se abalance sobre nosotros, nos someta a una andanada implacable de insultos y exija que nos derriben de cualquiera que sea la altura a la que hayamos llegado. Lo he visto en personas que han cometido errores inocentes en su uso del lenguaje y que se han disculpado inmediatamente por ello. Dado que las redes sociales son un reflejo aumentado de quiénes somos en tanto que sociedad, esto me dice mucho acerca de la intensa vergüenza que asociamos a cualquier forma de fracaso. Es muy probable que las personas más autocríticas sean también las más críticas con los demás. Si creemos que se ha de responder con humillación y vergüenza ante los errores y las carencias, al margen de cuál fuera la intención original, ¿cómo nos vamos a atrever a asumir riesgos y a equivocarnos?

Personalmente, me ha resultado muy útil entender que la forma que tienen los demás de responder a mis fracasos no es una evaluación precisa de mi personalidad ni de mi valía como persona, sino un indicador de la relación que esas personas mantienen con el fracaso. Aceptar el fracaso es muy complicado en entornos en que las personas se atacan mutuamente por los errores cometidos. Al mar gen de la hostilidad con que la sociedad reaccione ante el fracaso, si queremos cambiar la relación que mantenemos con este, debemos empezar por nosotros mismos. El fracaso duele siempre, tanto si el entorno es seguro como si no. Por eso lo evitamos a toda costa. Nos rendimos cuando la cosa se complica y buscamos una opción más fácil y segura, si es que no nos hemos negado en redondo a empezar. Todas estas opciones son adictivas, ya que nos proporcionan una maravillosa sensación de alivio. «¡Uf! Ya no me tengo que enfrentar a eso hoy».

Si lo repetimos las suficientes veces, se acaba convirtiendo en un patrón que nos mantiene atrapados en la zona de confort, donde nos sentimos estancados, aletargados y sin energía para nada. Si lo contrario de resistirse al fracaso es aceptar que este forma parte del crecimiento y del aprendizaje, ¿cómo se consigue llegar ahí? Entender algo intelectualmente es una cosa, pero sentirlo y creerlo de verdad en el momento es otra muy distinta. Decirlo en voz alta solo nos ayudará si nos lo creemos. Creer lo es todo. Por lo tanto, tenemos que decir algo en lo que podamos creer. Así que intentar convencernos de que no pasa nada si fracasamos no tiene sentido alguno. No podemos garantizar cómo reaccionarán los de más. Siempre habrá críticos y no todo el mundo estará dispuesto a ayudarnos cuando caigamos. Por lo tanto, nuestra única opción es comprometernos firmemente a ayudarnos a nosotros mismos.

Darnos cuenta de que no podemos depender de los demás para recuperarnos de un fracaso es un buen punto de partida. Usar el apoyo de que dispongamos siempre es buena idea, claro, pero no podemos confiar en que siempre haya alguien ahí. Por eso, es fun damental que asumamos la responsabilidad de curar nuestras heri das con compasión, de recomponernos y de levantarnos después de un fracaso si queremos que nuestra resiliencia no dependa de que otros lo hagan por nosotros.

Sobre Julie Smith

La psicóloga judie Smith. Will Bemridge

La Dra. Julie Smith es psicóloga clínica y educadora. Es miembro de la Asociación Británica de Psicoterapia Cognitiva y Conductual (BABCP). Ha dedicado su carrera a aprender sobre la salud mental en los adultos y las complejidades de la mente humana. Su misión es ayudar a que la educación sobre salud mental de alta calidad sea accesible para todo el mundo. Aprovecha las redes sociales, donde tiene más de cuatro millones de seguidores, para divulgar temas importantes referidos a la salud mental. Ha aparecido en BBC Breakfast, CNN International, Lorraine, Radio 2, Radio 5 Live y en The Observer, The Mail on Sunday, The Evening Standard y The Daily Telegraph .

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación