El 'efecto abuela' o por qué no has aprendido a encajar las críticas

El psicólogo Tomás Navarro explica por qué a veces nos valoramos de forma equivocada a partir de valoraciones parciales de personas que consideramos una referencia. Esta es una de las claves de su libro 'Piensa bonito', cuyas principales ideas comparte cada 15 días en ABC Bienestar

A menudo hacemos valoraciones erróneas de nosotros mismos, tanto por exceso como por defecto.
Tomás Navarro

Tomás Navarro

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Todo el mundo debería tener una abuela. Sin duda alguna. Una abuela cariñosa, que te apoye de manera incondicional que esté orgullosa de ti. Pero las abuelas tienen un pequeño efecto secundario en algunos casos, un efecto que te impide pensar bonito, que te complica la vida y que he decidido bautizar con el explícito nombre del 'efecto abuela'.

Podría haber buscado un nombre con más glamour como por ejemplo el 'efecto Kluever-Donke', o un nombre más egocéntrico como el 'efecto Navarro', o un nombre más tierno como el 'efecto abu'… Pero no, me quedo con el efecto abuela.

Permitidme que os explique en qué consiste el efecto abuela con un caso que podría ser perfectamente real. Os presento a Carlos. Carlos es un chico que se ha criado en casa, sin canguros, tan solo sus padres y sus abuelos. Carlos iba a un colegio normal, ni bueno ni malo, bueno más bien del montón. Sus notas eran buenas y su abuela no paraba de reconocerle lo buen estudiante que era. Con cada aprobado Carlos recibía una moneda.

Poco a poco, pasito a pasito llegó a la universidad . Allí estudió una carrera fácil, vamos de esas que yendo a clase y presentando los trabajos la tienes prácticamente aprobada, bueno como todos los estudios que realizó.

Sus abuelos estaban tan orgullosos de él. Carlos era el primer universitario de la familia. Le llamaban Dr. Martínez orgullosamente. No había panadera, zapatero, charcutero o modista en el barrio que no estuviera al corriente de las hazañas de Carlos. Por cierto Carlos no era doctor.

Mientras estudiaba jugaba a baloncesto con el equipo del colegio. Tuvo cierto éxito. Un año quedaron segundos de la liga del barrio. Sus abuelos le regalaron unas míticas zapatillas de un famoso jugador de baloncesto y se pasearon con él y su medalla por todo el barrio, el pueblo al que iban de vacaciones y el extrabajo del abuelo.

Carlos consiguió su primer trabajo , una beca de estudios. El primer día de trabajo le encargaron una planificación de trabajo. Cuando la entregó le hicieron varias observaciones. Lógico, no había trabajado nunca. Ese día supuso un antes y un después en la vida de Carlos. Cuando llegó a casa, él que tan bien lo había hecho todo, que tanto éxito había tenido en los estudios, que tan bien comía, dormía y cantaba, que jugó al baloncesto con éxito y que era el ejemplo a seguir según sus abuelos, él, Carlos el extraordinario, no encajó bien la crítica .

«No saben valorar lo bueno», dijo. «No está hecha la miel para la boca del asno», se reafirmó. «Están anclados en el pasado», propagó a los cuatro vientos en la cena familiar. «Tiene miedo de mi talento», apuntó llegados los postres.

Carlos, sin saberlo, era una víctima más del efecto abuela. Pobre Carlos. Carlos no había tenido otras referencias en su vida que las de su abuela y, claro, si alguien a quien valoras como importante, un referente para ti, dice algo de ti, pues tú vas y te lo crees.

«Somos muy malos valorándonos y calibrando nuestras virtudes, límites y competencias»

Pero si lo miramos detenidamente, estoy seguro de que Carlos tuvo otras referencias con las que compararse como por ejemplo con el equipo que les ganó en el torneo de baloncesto. Ah, perdón, dijo que habían comprado al árbitro. También tenía la referencia de Manolito, el número uno de su clase. Bueno, según Carlos era hijo de un profesor y por eso le ponían buena nota. Sí, tuvo muchas referencias para poder calibrar la medida que tenía de sí mismo y de sus competencias, pero ya sabéis como va esto. Cuando no te tienen manía, has tenido mala suerte o no se podía saber o te han puesto la pierna encima para que no levantes cabeza.

El efecto abuela consiste en una mala valoración de uno mismo a partir de valoraciones parciales de personas que son de referencia . A veces nos valoramos mejor de lo que somos, a veces nos valoramos peor de como somos en realidad. Lo cierto es que somos muy malos valorándonos y calibrando nuestras virtudes, límites y competencias.

Carlos se frustró en su primera crítica , totalmente fundamentada, pero claro, no tenía costumbre de que le criticaran, no sabía en qué consistía eso de aprender a partir de la frustración, nunca entrenó la capacidad para adquirir otros puntos de vista con humildad.

Carlos ha sido una víctima . Encumbramos a nuestros hijos, nos alucinamos con todo lo que hacen, valoramos como extraordinario lo que en realidad es ordinario o incluso mediocre y no les facilitamos otras referencias para que puedan calibrar su rendimiento y, claro, después pasa lo que pasa, que se nos frustran.

Queridas abuelas, seguid siendo abuelas, esa es vuestra bendita función. Yo perdí a mis abuelos demasiado pronto, pero queridos padres, este es un mensaje para vosotros: ayudemos a nuestros hijos a ser receptivos al aprendizaje , a gestionar la frustración -que no es mala, es consustancial a la vida-, a esforzarse , a no rendirse a la primera , a perseverar de manera inteligente y, lo más importante, a saber que siempre, siempre, siempre, pueden aprender y mejorar sin olvidar que necesitan referentes para poder calibrar su desempeño.

Guiemos y reforcemos a nuestros jóvenes, pero no dudemos en corregirles, amablemente y con cariño sin que nos tiemble el pulso. No podemos hacerle creer a una persona que es «lo más», ya que le estamos conduciendo irremediablemente a que se estampe contra la cruda realidad. Pensar bonito es pensar sin errores , de manera ajustada, sin miedo a ser corregidos, sin bajones ni pérdida de autoestima ante el error, sin miedo a fallar.

Puedes encontrar las reflexiones de Tomás Navarro en torno a este y otros temas en su obra 'Piensa bonito'. (Zenith)

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación