Cómo saber si soy una persona insegura

Lo que comienza siendo una forma de autoprotegerse, para no sentirse juzgada o no querida, lleva al autosabotaje y a la inmovilidad

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Sandra Palacios

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Siempre parece que las personas que son muy seguras de sí mismas consiguen todo lo que se proponen. Podríamos decir que es un aspecto a envidiar. Pero es cierto que en ocasiones creemos serlo hasta que otros problemas nos hacen darnos cuenta de que la inseguridad siempre ha estado ahí. La cuestión es: ¿cómo podemos darnos cuenta?

Victoria Orbe, psicóloga en El Prado Psicólogos , manifiesta que las personas inseguras son aquellas que tienen arraigado un importante sentimiento de insuficiencia, lo que hace que no confíen en sí mismas y se sientan incapaces de afrontar ciertas situaciones. «Estas inseguridades pueden darse en áreas muy concretas, aunque con el paso del tiempo tienden a extenderse y pueden llegar a limitarla por completo». 

Las inseguridades más frecuentes se dan a nivel físico, al sentirse incómodo con la propia imagen corporal y acomplejarse por ciertos defectos físicos; en el ámbito profesional, pues se cuestiona la propia inteligencia y aptitud a la hora de desempeñar correctamente una tarea; y a nivel personal, quitándose valor a uno mismo y pensando que no se es suficiente.

También puede de forma afectiva, evitando mostrar las vulnerabilidades a su entorno para no decepcionar a nadie. Además, aunque no tienen por qué tener problemas a la hora de relacionarse con su círculo de confianza, suelen evitar los contextos sociales por miedo a sentirse juzgadas.

La psicóloga destaca que estas inseguridades suelen encontrarse sustentadas por una serie de pensamientos negativos. Estos fomentan un diálogo interno que despierta dudas acerca de las propias capacidades o el valor personal. «Dicha voz interna funciona como una especie de mal entrenador: condiciona la conducta de la persona, frenándola y haciendo que no se atreva a luchar por aquello que desea, ya que el miedo termina convirtiendo la prudencia en sinónimo de parálisis».

De esta manera, lo que comienza siendo una forma de autoprotegerse, para no sentirse juzgada o no querida, lleva al autosabotaje y a la inmovilidad, así como a padecer problemas psicológicos como ansiedad o depresión.

La infancia y las experiencias vividas en ella están muy relacionadas con la inseguridad. «Como haber tenido padres muy exigentes, estrictos y sobreprotectores, que toman las decisiones por el niño, cuestionando sus opiniones y haciendo que este interiorice que su opinión es menos válida o buena que las demás», explica Orbe.

También afecta el que los padres solo aprueben los logros más superficiales de sus hijos sin validar sus sentimientos o que los comparen constantemente con otros niños, lo que hace que crezcan ligando el afecto al éxito o a la demostración de sus capacidades. «Esto hace que, de adultos, teman el fracaso y se consideren insuficientes cuando no muestran ser tan válidos como les han enseñado que deberían ser», señala la psicóloga.

Siguiendo con la infancia, el haber experimentado situaciones traumáticas como bullying, un trato abusivo por parte de los padres o haber sido víctima de malos tratos, puede influir en el sentimiento de seguridad personal. Esto deriva en una baja autoestima y por consiguiente, en inseguridad.

Por otra parte, ser una persona muy perfeccionista y querer que todo salga como se desea o tener experiencias recientes de fracaso, como ser despedido o suspender un examen, pueden incentivar la inseguridad.

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