Empatía

Decía Gandhi que las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista. Una frase que ejemplifica de una forma muy clara lo que entendemos hoy por empatía .

Aunque la palabra empatía deriva del griego «empháteia» (sentir afecto dentro), no fue hasta finales del siglo XVIII cuando se hizo una aproximación etimológia a lo que se entiende por empatía. Así, el término alemán «EinFülung» (o sentirse dentro de alguien) es el que conecta con la definición actual: capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otro puede sentir, preocupándose por esa persona y entendiendo los motivos de su comportamiento .

Con la empatía no se nace, pues es una habilidad de las relaciones interpersonales que forma parte de un desarrollo emocional y social correcto. Por eso la actitud y la educación emocional de los adultos es fundamental para que un niño desarrolle empatía.

Desde la psicología básica se explica que la base biológica reside en las «neuronas espejo», que permiten la captación y la imitación de los estados emocionales de los semejantes. Eso sí, esto debe combinarse con la socialización para alcanzar un nivel adecuado de empatía.

Algunas de las capacidades que incluye la capacidad empática son saber escuchar , interpretar las señales no verbales, expresar señales de seguimiento activo de la conversación, mostrar sensibilidad y comprensión a través de frases reconfortantes, preguntar si esa persona necesita alguna ayuda.