Seis ideas para que las recetas de la abuela sean más sanas sin que pierdan su esencia

Con un poco de creatividad, distintos ingredientes y toques divertidos podemos renovar y actualizar las recetas tradicionales que siempre triunfan en la mesa

Salmorejo en versión saludable.
Niklas Gustafson

Niklas Gustafson

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La mayoría recordamos con nostalgia la comida de nuestras abuelas. Esos platos de nuestra infancia que, si siguen ahí eternamente es porque, sencillamente, lo merecen. El caldo de pollo, aprovechando huesos y algunas hortalizas, que según se ha demostrado con estudios científicos refuerza el sistema inmunológico y alivia los catarros. O el agua con miel para el dolor de garganta que hoy la OMS reconoce por su efecto antioxidante y antiviral…

Como digo, muchas de sus recetas siguen en nuestros hogares como parte del día a día, y aunque son maravillosas tal y como están, también podemos usarlas de base para, con un pequeño ‘twist’, vuelta de tuerca, cambio o variante le podamos añadir creatividad, nutrientes y diversión a nuestros platos. Hoy me gustaría proponer algunas de estas recetas tradicionales renovadas , y tan fáciles que todos podemos hacer en casa. ¡Vuestras abuelas estarán orgullosas!

1. Gazpachos y salmorejos

Allí donde reina el calor, esta sopa fría es una habitual tanto en casas como en restaurantes. Los tradicionales tienen como base el tomate , una fruta de temporada que además es depurativo y altamente antioxidante, pero con la misma fórmula podemos crear infinidad de variaciones. Sustituye la mitad o la totalidad del tomate por la fruta ( melocotón , sandía , fresa ) o las hortalizas ( remolacha , aguacate , espárragos cocidos) que prefieras. Prueba cada semana uno distinto y no te aburrirás en todo el verano.

2. Pollo asado

El pollo de la abuela podía ser en salsa o al horno, cada cocinera con su toque especial pero normalmente con sabor a vino, ajo y limón, ¿verdad? Se trata de un producto tan versátil que seguramente ya conocerás 1001 maneras de prepararlo, pero si quieres recordar el sabor de antaño y al mismo tiempo probar algo nuevo puedo sugerirte cambiar el atado de hierbas tradicionales (tomillo, romero, etc.) por otras como el cilantro o la hierbabuena , sustituir el limón por lima (mucho más aromática).

3. Patatas fritas

Suelen gustar a todo el mundo, pero no olvidemos que son un alimento compuesto básicamente por carbohidratos que debemos limitar al máximo en una dieta saludable. Sin embargo, no tenemos que renunciar a un sabor muy similar si optamos por bastoncitos de boniato , zanahoria o calabaza (también calabacín , berenjena , remolacha …) al horno. Quedarán (casi) igual de crujientes y serán un acompañamiento ideal de cualquier carne o pescado.

4. Tortilla

Lo mismo puede suceder con la tortilla, que en sustitución de las patatas podemos rellenarla de calabacín, batata, espinacas, brócoli o atún. Y si quieres sorprender prueba a hacer una de cada, de uno o dos huevos, y montarlas una encima de otra, como una torre que luego puedes cortar en cuñas a modo de tarta. Adórnala con tomate frito en casa y seguro que querrán repetir.

Tortilla de brócoli.

5. Arroz con leche

Rico, pero hasta arriba de carbohidratos y azúcar (la que usaba la abuela, casi siempre, blanca refinada). Te propongo sustituir el arroz por quinoa roja , con un aporte de fibra y proteínas mucho más alto que el arroz blanco y que, precisamente por eso, necesitará una cantidad mucho menor de azúcar para conseguir el mismo efecto (con una menor cantidad estaremos más saciados). Por otro lado, mejor si usas panela o azúcar de coco para ese toque dulce o simplemente, frutas.

6. Sanjacobos o flamenquines

Una cena completa que los niños suelen adorar pero que, si no son caseros, deberíamos desterrar por ultraprocesados. Jamón y queso son los ingredientes principales, a los que se puede añadir carne (más apropiado para niños si usas pollo o pavo). Para diferenciarnos y además hacerlos más sanos el truco está en usar quesos ecológicos (si se puede) distintos (del gruyere al roquefort, según nos guste) y, además, sustituir empanado a base de pan rallado por una mezcla de harina de trigo sarraceno con harina de almendra , a las que puedes añadir alguna semilla que aporte un toque aún más crunchy. Cocínalos en el horno para evitar la fritura.

Seguro que si piensas un poco descubrirás que esas abuelas han tenido siempre un lado de lo más innovador: cocinar con lo que había, ya fueran verduras de temporada o escasez de algún alimento. Han creado los menús -bastante saludables, por cierto- durante varias generaciones siempre dándole su toque personal. Aprende de ellas y renueva cada receta, tradicional o no, con lo que tengas, con lo que sobre o con lo que mejor te siente. Pronto serán otros los que querrán copiarte... O hacer una versión de tus recetas.

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