Picota

La picota es una variedad de cereza con Denominación de Origen en el Valle del Jerte, una comarca natural extremeña declarada Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1973, por tanto, todas las picotas son cerezas, pero no todas las cerezas son picotas. Allí se cultiva desde el siglo XVII, entre montañas de más de 2.000 metros de altitud, en tierras fértiles regadas por arroyos. Se desprende de su péndulo de forma natural cuando está en su punto de madurez por lo que no tienen el característico rabito de las cerezas.

Muy apreciadas por su textura crujiente y su dulzor, se seleccionan a mano una a una en los árboles. Es una fruta de temporada corta. Su maduración es algo más tardía que la cereza y su temporada va desde los últimos días de junio hasta finales de agosto, por tanto hay que estar pendiente en esos meses para poder disfrutarlas.

La picota es más pequeña que las cerezas, más dulces y menos ácidas, con su pulpa más tersa y crujiente. Entre ellas hay diversas variedades, siendo las más cotizadas y apreciadas la Pico Negro y la Ambrunés ya que son las más dulces. También resultan interesantes las Pico Limón y pico Colorado.

La mejor forma de consumirlas es al natural, como si de chucherías se trataran. Ideales para los mayores y para los niños, es importante tener cierta precaución con los más pequeños para que no se atraganten con los huesos, por lo demás, resultan perfectas como postre o tentempié. En cualquier caso, también pueden bañarse en chocolate, incorporarse a pasteles o, incluso, a gazpachos, aportando un sabor muy especial a esta tradicional sopa fría. También combinan muy bien con sabores como la canela, los frutos secos o el queso de cabra, especialmente cuando la fruta está en su punto óptimo de maduración y de dulzor.