Menú para el calor: cómo refrescarse por dentro y por fuera

Las frutas y verduras de temporada y las preparaciones culinarias que conserven sus propiedades hidratantes son imprescindibles cuando suben las temperaturas

Niklas Gustafson

Niklas Gustafson

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Aunque nuestros vecinos marroquíes nos han enseñado que un té moruno bien caliente puede refrescar nuestro cuerpo en los días más tórridos, lo cierto es que, por fisiología o por costumbre, en estas fechas suelen apetecer comidas y alimentos frescos y ligeros que nos liberen de digestiones pesadas y largas horas de cocinado. Optar por productos de temporada suele ser siempre una buena opción: el campo siempre ofrece lo que más necesitamos en cada momento, y ahora son alimentos cargados de agua, como la sandía, y de vitaminas protectoras como la A, que nos protege del sol o la E, que ayuda a nuestros tejidos a recuperarse por las agresiones del cloro y de sol, entre otras cosas.

Veamos algunos consejos que, aunque quizá ya conozcáis, os ayudarán a sentiros mejor en vuestro cuerpo en estos meses de verano que tenemos por delante:

No olvides hidratarte

No nos cansaremos de repetirlo: la hidratación es importante en todas las épocas del año pero, ahora que perdemos tanto líquido a través del sudor, mucho más. Tanto si estás de vacaciones en la playa o haciendo turismo, como si te toca seguir trabajando o estudiando, hazte con una botella (mejor si es de cristal, así evitas además el uso de plásticos) de al menos litro y medio y llévala siempre contigo para hidratarte bien cada día. Opta por ella frente a refrescos cargados de azúcar o a bebidas alcohólicas, y si quieres darle una nota de sabor y de color o sorprender a tus invitados, pon unas rodajas de fruta, verdura o hierbas aromáticas congeladas.

El AB... y E de las vitaminas

En verano predominan las frutas y verduras de color naranja, rojo o amarillo (sandía, cereza, remolacha, breva, ciruela…), ricas en β-caroteno, una sustancia que en nuestro organismo se convierte en la vitamina A y que, además de fortalecer el sistema inmunitario, nos protege de los rayos UV que dañan nuestra piel y favovecen el bronceado (¡cuidado siempre con el sol! Un poco es saludable, mucho es peligroso).

Las vitaminas del grupo B , por su parte, son fundamentales en la regeneración de las células cutáneas, encuéntralas en el pescado, la carne, los huevos y los lácteos.

La vitamina C es una estrella por derecho propio, considerada el antioxidante por excelencia, interviene en la formación de colágeno y tejido conectivo, que son los responsables de que nuestra piel sea elástica y suave y nuestro escudo ante el envejecimiento prematuro de la misma.

También realiza esta función protectora la vitamina E, que ayuda a nuestros tejidos a recuperarse de la incidencia de la radiación y el agua clorada (búscala en el melón o la sandía, además de en frutos secos y cereales integrales).

Saca partido a la parrilla

Aprovecha las noches de verano para encender tu parrilla y llenarla de carnes, pescados y mariscos. Son la mejor fuente de proteína que puedes consumir, contienen todos los aminoácidos esenciales y son de mejor asimilación. De las carnes, recomiendo las de caza, por su composición nutricional. De los pescados, me encanta el salmón por la cantidad de proteína que nos aporta y es rico en Omega 3. Y del marisco, me quedo con todos, pero sorprende que los langostinos son muy proteicos. Con el calor, también es buena idea consumirlos en carpaccio, ensaladas o ceviches fresquitos.

Verduras y frutas de temporada

Además de refrescarte y aportar agua y todas esas vitaminas, serán tus mejores aliadas para disfrutar de un menú equilibrado, fresco y variado en esta época. Proponte inventar una ensalada nueva cada día, y no olvides que las frutas (aún las dulces) combinan muy bien con un aliño ligero a base de aceite, vinagre y sal, o de mostaza antigua y módena. Por ejemplo: Fresas con aguacate y queso de burgos; sandía con tomate y albahaca; o melocotones con pollo cocido y escarola. Tu imaginación es el límite.

Smoothies y gazpachos, reyes del verano

La actividad física suele bajar en esta época y eso, unido a las altas temperaturas, hace que nuestro cuerpo necesite menos calorías. También tenemos una mayor sensación de cansancio por el calor así que, si unimos estos dos conceptos, en la intersección encontraremos los ricos, nutritivos y ligeros gazpachos y smoothies –que, a diferencia de los zumos, aprovechan toda la fibra y vitaminas de la fruta y verdura–.

En ambos casos, si deseamos una mayor consistencia podemos añadir unos tropezones de fruta cortada, frutos secos o taquitos de huevo y tomarlos con cuchara en lugar de beberlos. Puedes decantarte por los más tradicionales: salmorejo o ajoblanco; o probar con batidos de higos, plátano y açai; de aguacate con cereza y plátano; o de sandía con frambuesas y chía. También los más pequeños de la casa disfrutarán de estos platos (vasos) llenos de color y de sabor.

Recuerda que aún con las altas temperaturas , es fundamental incorporar el ejercicio físico a tu día a día (aprovecha el mar o las piscinas siempre que puedas, para mover tu esqueleto de maneras diferentes), y pasar tiempo al aire libre (protegiéndonos adecuadamente del sol, evitando las horas de mayor incidencia y utilizando protección adecuada para la piel y los ojos). Un verano ligero no es, en absoluto, un verano aburrido.

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