Álvaro Holgado

Articulista de Opinión en La Voz de Cádiz

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Álvaro Holgado

Un día en la oficina

Si mi generación es pionera en algo y puede sacar pecho, es en haber comenzado una senda, una cultura, que comienza a no dar pábulo, a no ceder un milímetro a lo siguiente: la vida empieza después del trabajo

Álvaro Holgado

Amigo invisible

A menudo se dice que los amigos de verdad se conocen «en las malas» y, sí, algo de cierto hay en ello. Más que nada porque es en el error, en la peor de las caras posibles que uno tiene en el espejo, donde el amor se abre paso

Álvaro Holgado

La renuncia

Comprender al otro y el porqué de las cosas, solo indica la renuncia al pensamiento. Ese es el verdadero peligro

Álvaro Holgado

A propósito de Nano

Parte del empresariado español hay veces que no es ni bueno ni malo, sino cutre

Álvaro Holgado

Canción

Lo demás es paja, aire. Y de eso estamos, yo creo, un poco, hechos

Álvaro Holgado

Porno

Se puede y se debe hacer de otra manera porque las consecuencias y el dolor son, por desgracia, siempre desconocidas

Álvaro Holgado

Querido algoritmo

Si vamos al terreno de la política, las redes son hoy por hoy el combustible de neonazis, fascistas de nuevo cuño y toda una ola reaccionaria

Álvaro Holgado

De toda la vida

Confundimos el propósito vital necesario para estar vivos con el trabajo

Álvaro Holgado

Lo raro es dormir

Ese nervio, ese latir de pecho del que te hablaba, te impide, evidentemente, ser dueño, no solo de lo que duermes, sino por ende de lo que sueñas

Álvaro Holgado

Otras formas de caminar

Como si una suerte de inquina rutinaria, de esfuerzo que no lo es pero se palpa, nos poseyera

Álvaro Holgado

Imprecisa pureza

Llegado septiembre toca despedir al menos a un par de colegas que se van a vivir ese sueño, el de la capital, como quienes quieren, de repente, conquistar el mundo y se envalentonan

Álvaro Holgado

Fumando espero

La de esperar es una de esas costumbres que se han perdido paulatinamente, se suele decir

Álvaro Holgado

Si una noche una paloma

Hace años que me fui de Cádiz y viví siempre en un interior donde el mar no se olía y el pescado estaba siempre congelado