Los guardianes de la memoria vegetal del planeta

El Real Jardín Botánico de Madrid guarda en su herbario 1.250.000 especies históricas y de todos los rincones de la Tierra

Digitalización de una planta en el herbario madrileño. óScar Chamorro

José A. González

En poco menos de un kilómetro de distancia, un ciudadano puede admirar la belleza de Las Meninas de Velázquez, mirar a los ojos a la Santa Catalina de Alejandría de Caravaggio, reflexionar ante el Guernica de Picasso o adentrarse en un auténtico regnum vegetabile (reino vegetal en latín). Entre este triángulo del Arte (Museo del Prado, Reina Sofía y Thyssen-Bornemisza) nace de la tierra otro museo de ocho hectáreas en el antiguo «Prado de los Jerónimos».

Una construcción que cambia los muros por verjas y sus obras no son cuadros, sino árboles, plantas y flores . Un auténtico oasis verde en el centro de Madrid llamado Real Jardín Botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). «Ese es su nombre completo», responde Leopoldo Medina, conservador de la sección de plantas vasculares del Herbario del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC).

Más de 7.500 metros cuadrados que albergan desde peonias hasta plantas de aquel nuevo mundo que descubrieron las expediciones españolas en los años del S.XVIII y S.XIX. «Todo lo que hay aquí es Patrimonio del Estado y tiene un valor incalculable», comenta Medina mientras recorre los pasillos de su lugar de trabajo.

Un espacio privilegiado en el centro de Madrid, ya que si se gira la cabeza a un lado los árboles del Real Jardín Botánico dan cobijo, pero si se mira al contrario, se divisan los imponentes árboles del Parque de El Retiro. Sin embargo, esa belleza natural se queda fuera de los dominios de Medina y sus compañeros de trabajo.

«Todo lo que hay aquí es Patrimonio del Estado y tiene un valor incalculable»

Leopoldo Medina

conservador de la sección de plantas vasculares del Herbario del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC)

Unos elegantes bonsáis dan la bienvenida al herbario más grande de España y uno de los más representativos de Europa. «Nosotros trabajamos con plantas muertas», responde Medina. «Yo lo digo así», explica entre risas mientras abre uno de los tesoros bajo sus dominios.

Una llave y dos vueltas a una rueda y queda al descubierto el que otrora fuera el nuevo mundo. «Estas colecciones están formadas básicamente por las plantas recolectadas en las expediciones científicas llevadas a cabo durante los siglos XVIII y XIX», destaca. «A veces digo que valemos casi lo mismo que el Prado», responde Medina escoltado por este gigantesco almacén histórico.

Óscar Chamorro

En la Sala de Juntas del Herbario se almacenan decenas de miles de pliegos que conservan plantas recogidas por Hipólito Ruiz en 1777 en Perú o José Estévez en La Habana. Un simple paseo por este gigantesco archivo permite ver, estudiar e indagar en la historia vegetal de cualquier rincón del planeta.

«Servimos a la investigación, conservamos estas plantas para que los investigadores puedan ver las diferencias entre especies o establecer relaciones evolutivas entre diferentes plantas», señala Medina. Un catálogo de 1.250.000 ejemplares y «puedes encontrar desde plantas de la Península Ibérica hasta de la Antártida», añade.

Trabajo meticuloso

A este enclave cada año llegan miles de ejemplares, aunque «cada vez son menos», destaca Medina. El cambio climático tiene algo que ver, pero «es por una modificación de la perspectiva científica», apostilla. El trabajo de los investigadores ahora se centra en cuestiones moleculares o secuencias de ADN para «los trabajos evolutivos», esto provoca que el número de especies que llega sea menor.

Valentín 'pintando' uno de sus lienzos. óscar Chamorro

A pesar de esa reducción en la recepción, los pliegos se acumulan para ser catalogados y almacenados, un trabajo meticuloso y casi artístico. De ello se encarga Valentín que, como si de un artista se tratase, coloca con cuidado cada uno de los trozos de las plantas que llegan al centro.

«Se calcula que el 25% de las plantas que están por descubrir están ya en los herbarios y no se sabe que son especies nuevas»

Leopoldo medina

conservador de la sección de plantas vasculares del Herbario del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC)

 

«El soporte es libre de ácidos y las guardamos en cartulinas con PH neutro para que no le afecte», relata Medina. «Si vienen frescas, las prensamos», explica. «Pero, hay otras que no se pueden tocar y las guardamos en cajas», añade.

Montaje de las plantas para catalogarlas. Óscar Chamorro

Pero, antes de pasar por las manos de Valentín, para hacer su lienzo sobre estas hojas y pasar a la posteridad, «cualquier material que entra al herbario se congela a -20ºC, así no entran insectos, huevos o larvas», detalla el conservador de la sección de plantas vasculares del herbario del Real Jardín Botánico (RJB-CSIC).

A los dominios de estos investigadores llegan «plantas de todos los rincones». A través de un sistema de intercambio se recepcionan especies de todos los continentes. «Aunque nos faltan zonas por descubrir, porque están sin trabajar».

No obstante, «se calcula que el 25% de las plantas que están por descubrir están ya en los herbarios y no se sabe que son especies nuevas», apostilla. «De ahí, la importancia de los herbarios», finaliza.

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