Las mejores playas para hacer surf en invierno

Fuera de la temporada veraniega la costa española se llena de surfistas -expertos y principiantes- en busca de olas

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  1. Bakio, Vizcaya

    Bakio RipCurl Eskola

    Si hace unos años supimos que una ardilla podría cruzar España saltando de árbol en árbol, nosotros nos proponemos bordearla surfeando. Más de la mitad de nuestras Comunidades Autónomas disfrutan de costa. Dos mares, un océano y casi 8.000 kilómetros de litoral para ir de ola en ola. Y que el frío no nos pare. En estas playas se surfean prácticamente todos los meses. Hay spots (así es como se denominan a los lugares donde las condiciones son adecuadas para este deporte) para expertos surferos que no envidiarán las playas hawaianas, para quienes quieran iniciarse e incluso para los menos atrevidos que prefieren disfrutar de campeonatos internacionales que se celebran en nuestro país sin necesidad de mojarse.

    Bakio, Vizcaya

    La costa vasca presume de contar con numerosos spots idóneos para la práctica del surf, algunos de ellos incluso forman parte de los circuitos internacionales y en ellos se dan cita profesionales de todo el mundo. Bakio destaca por su ola derecha larga (aunque ofrece también picos de izquierdas), por lo que es una playa donde poder aprender desde cero o perfeccionar nuestra técnica. Mientras surfeamos podemos disfrutar de las espectaculares vistas de San Juan de Gaztelugatxe. Además, Bakio es un conocido centro de vacaciones. Su playa es de las más amplias del litoral vizcaíno y está bordeada de un bonito paseo marítimo que podemos disfrutar tanto en verano como en invierno, aunque si de surfear se trata, lo haremos si queremos durante todo el año, ya que es una playa abierta y recibe olas todos los meses.

    Fuente: Guía Repsol

  2. Somo, Cantabria

    J. Ríos /Flickr

    A 25 kilómetros de Santander aunque se miran frente por la bahía, Somo es de esas playas donde podemos practicar surf todo el año, incluso con marea baja porque hay olas prácticamente durante todo el día. Al igual que otras playas del cantábrico, hay tenemos tanto de izquierdas como de derechas. Sin embargo, los picos son más grandes en la parte de la derecha de la playa si la miramos de frente, por lo que es la zona más saturada por surfistas que cuentan con experiencia. Los menos avanzados tendrán que tener en cuenta que en ocasiones la ola rompe de forma repentina, por lo que hay que ser especialmente cuidadosos. La de Somo sorprende además por su larga lengua de arena fina. Con numerosa infraestructura turística, no será necesario acercarnos a Santander, aunque merece la pena coger uno de los pequeños barcos que cruza la bahía y conocer la capital si no hemos estado aún. Un agradable paseo en el que invertiremos apenas 20 minutos.

    Fuente: Guía Repsol

  3. Salinas, Asturias

    M. Fernandes / Flickr

    La de Salinas está unida a otros dos arenales que juntos forman una extensa playa con dunas de casi 3 kilómetros de arena fina. La parte correspondiente a Salinas termina en una pequeña colina donde está ubicado el Museo de las Anclas. Pero si por algo destaca este spot es por su fuerte oleaje, olas rápidas de izquierdas y derechas y una media de más de 200 días al año surfeables, logrando satisfacer a los surfistas más exigentes y a quienes se acerquen aquí a coger sus primeras olas. Además de numerosas escuelas de surf, en Salinas se celebran dos festivales muy concurridos por surfers de todo el mundo. Si además del surf eres apasionado del longboard, no dejes ninguna de tus tablas en casa, ya que en Salinas se surfea dentro y fuera del agua.

    Fuente: Guía Repsol

  4. La Frouxeira, La Coruña

    Vorjales / Flickr

    Imponente playa a mar abierto en la provincia de La Coruña que además se comunica con la espectacular laguna de Valdoviño, por si entre ola y ola queremos estirar las piernas por el paseo de madera que une playa y lago. Si no contamos con demasiada experiencia, antes de lanzarnos al agua podemos obtener una visión general del tipo de olas desde el faro de Frouxeira y los acantilados cercanos y hacernos una idea del tipo de olas que tendremos ese día. Al igual que sucede con las playas más concurridas por surferos en la cornisa norte, A Frouxeira ofrece olas de izquierdas y derechas, siendo estas últimas bastante rápidas. Especial atención hay que prestar al viento, que suele pegar bastante fuerte desde el sur. La isla Percebelleira, a la que se puede acceder caminando en bajamar, produce un efecto de rebote bastante curioso en la ola.

    Fuente: Guía Repsol

  5. Los Lances, Cádiz

    A. Guerra / Flickr

    Andalucía es la única privilegiada de contar con aguas mediterráneas y atlánticas. Y Los Lances podríamos decir que es la primera playa del Atlántico que nos encontramos tras dejar el Mediterráneo. Tarifa es el paraíso de los deportes acuáticos sobre todo por el viento siempre presente. No está indicada para inexpertos porque las olas tienden a cerrarse demasiado y son bastante altas si el viento es de alta intensidad aunque por lo general rompen de manera bastante limpia. Además, es habitual encontrarnos también con muchos apasionados del kite y se convierte en algo complicado para los principiantes. Y si tenemos una mala mar, siempre podemos ir al centro de Tarifa a comer exquisitas tapas o dar un largo paseo por la orilla, ya que Los Lances tiene una extensión total de más de 7 kilómetros, dividida en dos zonas separadas de manera natural por el río Jara.

    Fuente: Guía Repsol

  6. Mazarrón, Murcia

    J. Pérez Pacheco / Flickr

    En Murcia hay dos mares, sí. Y si uno de ellos es perfecto para familias por sus aguas tranquilas, la costa de Mazarrón sorprende por algunos lugares donde parece que las olas se rebelen. Olas de izquierdas que rompen sobre un fondo de roca (atención novatos porque las caídas pueden ser complicadas) y que podemos surfear bastante cómodamente porque su recorrido es bastante largo. Como no es algo que suceda todos los días sin embargo, se ha desarrollado en la zona una gran afición por el Stand Up Paddle, una disciplina que si bien no es novedosa para algunos, está en auge por las características propicias de esta zona para iniciarse. Una combinación de tabla + remo que enganchará hasta a los más perezosos. No hay excusas. Si hay olas, surf y si no las hay, stand up paddle.

    Fuente: Guía Repsol

  7. Port Saplaya, Valencia

    Kroxx_art /Flickr

    Apenas 10 kilómetros separan Valencia de esta pequeña Venecia creada como urbanización residencial. Una sucesión de canales que unen el mar directamente con las casas donde, en lugar de coches aparcados frente a los coloridos edificios encontramos pequeñas embarcaciones de recreo. A ambos lados de ese gran canal que crea este pintoresco lugar, dos playas en las que hacer nuestros primeros pinitos en el surf cuando sopla el viento, más favorable en invierno y con olas relativamente pequeñas con un máximo aproximado de un metro y con picos variables. Si somos atrevidos, en ocasiones incluso podremos disfrutar de pequeños tubos y olas rápidas.

    Fuente: Guía Repsol

  8. Sitges, Barcelona

    E. M.Vilella /Flickr

    La costa catalana, al estar más al norte cuenta con mayor calidad de olas que otros puntos mediterráneos. En Sitges es habitual ver surfistas de todos los niveles en sus playas aunque hay que prestar especial atención en aquellas zonas en las que hay tendencia a crearse grandes corrientes. La ola rompe en la playa y suele ser de medio metro hasta metro y medio, con fondo de arena y tanto de izquierda como de derecha. Pero esta localidad no es solamente famosa por sus playas y el surf, ya que a su exquisita gastronomía donde predomina el producto del mar, se le suma su patrimonio, su vida nocturna y su cercanía a otras muchas localidades turísticas.

    Fuente: Guía Repsol

  9. Famara, Lanzarote

    A. Wyles /Flickr

    Con unas temperaturas cálidas durante todo el año, Canarias es un paraíso para amantes de la playa. La de Famara es conocida a nivel internacional por surfistas experimentados y a Lanzarote se la conoce como el Hawai Atlántico. Si a ello le sumamos que esta caleta se encuentra en un pueblo de pescadores, no nos arrepentiremos de la elección. Con olas suaves y que rompen en la playa, es la preferida por aquellos que quieran aprender. Además, una vez tengamos confianza, las playas cercanas como el muelle de Famara con una potencia media permiten mejorar nuestra habilidad sobre la tabla. Playas de origen volcánico desde donde además ver algunos de los amaneceres más increíbles de las islas.

    Fuente: Guía Repsol

  10. Cala Agulla, Mallorca

    J. V. Jiménez /Flickr

    Si algo no le faltan a Mallorca y sus islas hermanas son las calas. Aguas transparentes de color turquesa donde sus aguas calmadas invitan a relajarse. Pero algunas de las más conocidas de Mallorca esconden un secreto que pocos conocen, y es que los días en los que la mar se agita, lo hace con suficiente fuerza como para lanzarnos a surfear. Por lo que nuestra tabla no debe faltarnos en nuestro equipaje. En Agulla la ola rompe en la playa tanto de izquierda como de derecha y es en verano cuando esta zona de la isla recibe viento norte, por lo que hace que sea más frecuentada por surfistas que las playas del sur de la isla. Rodeada de un increíble pinar, los días sin viento no podremos hacer surf, pero sí dar un paseo por la playa o relajarnos jugando a la sombra de los árboles.

    Fuente: Guía Repsol

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