Orban, el lunes, en el Parlamento húngaro, se dispone a pronunciar un discurso
Orban, el lunes, en el Parlamento húngaro, se dispone a pronunciar un discurso - AFP

Orban cambiará la Constitución para que no entren refugiados

Presentará la reforma en el Parlamento y buscará el apoyo de la extrema derecha

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El primer ministro húngaro, Viktor Orban, presentará mañana mismo en Consejo de Ministros sus planes para una reforma constitucional que haga imposible a todo gobierno húngaro aceptar cuotas de inmigración impuestas desde el exterior. El Partido de Orban y su aliado democristiano están hoy a falta de dos escaños para los dos tercios requeridos para esa reforma constitucional. Pero el primer ministro tiene la tranquilidad de que el partido ultraderechista Jobbik no podría nunca negarle los votos necesarios para una reforma que él mismo había pedido, eso sí, sin referéndum.

Con esta rápida iniciativa legislativa, Orban quiere dejar claro que el evidente revés que supuso no alcanzar el quórum necesario para dar validez a un referéndum convocado por él mismo no entorpecerá su proyecto político en este campo de la inmigración.

El primer ministro dijo el domingo que la cuestión principal para Hungría y para Europa en los próximos tiempos estará en el debate sobre esta inmigración que quieren imponer desde fuera. «Hemos decidido que serán los húngaros y no otros quienes decidan con quién conviven sus hijos y nietos en el futuro. Decide Budapest, no Bruselas».

Con las cifras alcanzadas, el Gobierno subraya que el domingo se emitieron más votos favorables al rechazo de las cuotas que síes en el referéndum para el ingreso de Hungría en la Unión Europea. También han citado muchas otras consultas con plena vigencia y unos listones muchísimo más bajos como el reciente de Holanda sobre la política de la UE en Ucrania. Todo ello no puede eclipsar el revés político que supone no lograr validar por falta de participación un referéndum convocado desde el poder sin que nadie le urgiera a ello. El primer ministro quiere hacer olvidar cuanto antes este error de cálculo y a un tiempo mantener vivo el debate político de la inmigración que considera el eje de toda la política europea, pero también de su agenda de batalla de las ideas de cara a Europa y a sus elecciones generales en 2018. Las elecciones que habrá el próximo año en Francia y Alemania parecen garantizarlo.

Partido liberal

Está claro que le costará a Orban renovar por tercera vez consecutiva una mayoría absoluta abrumadora como la que ha gozado. Aunque nadie interprete la abstención en el referéndum como un reforzamiento de la muy débil oposición de izquierdas sí hay un factor nuevo que podría causar inquietud en las filas del partido Fidesz de Orban. Los votos nulos han sido muchos en las grandes ciudades, en algunos barrios de Budapest hasta por encima del 10%. Parecen responder al llamamiento de un fantasmal partido liberal que, medio en serio medio en broma, se hace llamar el Perro de dos colas (MKKP) y en octavillas y carteles pidió se tachara en la papeleta tanto el sí como el no. Esto los distinguía de los partidos de izquierda que pidieron la abstención. Un pequeño partido liberal podría hacerle daño entre la gente joven en un momento en el que tendrá que prestar también atención al discurso de la ultraderecha de Jobbik, que ya es la segunda fuerza según los sondeos, bien por encima del partido socialista. En el Parlamento aún tiene el partido socialista más escaños (29) que la ultraderecha (23).

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