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La gente espera para rendir sus últimos respetos al revolucionario cubano Fidel Castro - AFP

Los cubanos despiden en masa a Castro como manda el régimen

Un enorme dispositivo de seguridad vigila el multitudinario adiós popular al padre de la Revolución entre muestras de adhesión a su legado

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Miles de personas peregrinaron a lo largo de la jornada de este lunes hasta la plaza de la Revolución de La Habana para dar su último adiós a Fidel Castro. Bajo la supervisión de un férreo dispositivo de seguridad, desde las nueve de la mañana desfiló la multitud en perfecto orden, formando larguísimas filas desde tres puntos que convergían en lo alto del memorial dedicado al héroe nacional José Martí. En el interior del monumento, bajo una fotografía del fallecido líder revolucionario y custodiados por cuatro guardias, permanecen los restos del líder revolucionario que dirigió el país durante casi cinco décadas y que, después de diez años fuera del poder, falleció el pasado viernes a los 90 años de edad.

Personas de todas las edades, esperaban pacientemente bajo un sol radiante su turno para poder despedirse del antiguo dictador en un acto que en la jerga oficial se bautizó como «Acto político por la desaparición física del Comandante en Jefe». Se trata del primero de los grandes actos previstos para rendirle tributo, que se extenderán hasta el próximo día 4, cuando los restos de Fidel Castro serán inhumados en Santiago de Cuba. Hasta entonces se dispararán 21 salvas de artillería en su honor.

Grupos de escolares uniformados, militares en uniforme verde oliva, funcionarios, jubilados... Una amplia representación de la sociedad cubana ha demostrado ante las cámaras de televisión de cientos de medios internacionales la adhesión al fundador del régimen castrista y a su continuidad, en un cuidado evento que el aparato del régimen explota como propaganda interna y hacia el resto del mundo.

Camino al memorial, Manuel Chirino, de 62 años, decía tomarse como «un deber» acudir a rendir tributo al fallecido comandante, aunque recalcó que lo hacía también por su propia voluntad, porque «ha significado mucho en la construcción del socialismo en Cuba». «Todos sentimos eso, nadie nos obliga, solo nuestra conciencia y nuestro corazón», afirmaba bajo un sombrero de ala ancha y a pocos pasos de los policías que no quitaban ojo al discurrir disciplinado de los participantes en el homenaje.

Un poco más adelante en la fila, un grupo de jóvenes declinaba hacer declaraciones, aunque decían estar encantados de acudir al homenaje.

Orlando Luis, un profesor de Educación Física de la provincia de Camagüey, no tenía problema en hablar con la prensa tras pasar por delante de los restos de Castro y expresar que, «como todo cubano», no se había querido perder la oportuidad de estar junto al que se refirió como «nuestro líder». «¡Oh! Mucha emoción, mucho dolor», respondió a la pregunta de qué había sentido al despedirse, aunque añadió que «está presente en el corazón de todos los cubanos». Luis, que replica el mantra de que el «bloqueo» de Estados Unidos ha frenado el avance del país, es partidario de que haya cambios en el régimen, «pero poco a poco, cada cosa en su debido momento».

Tampoco faltó Juana «la Cubana», una cartomántica de 74 años que lee los naipes junto a la catedral de La Habana y que augura que «todo va a continuar igual». Con un vestido blanco al que se refiere como «el traje de la paz», aseguró que, tras la muerte de Fidel, los cubanos seguirán «tal como si estuviera vivo».

Las colas para rendir tributo a Fidel Castro estaban salpicadas de turistas a los que sorprendió la noticia de la muerte del histórico dirigente durante su visita a la isla y que no quisieron perderse la oportunidad de estar presentes en tan señalado acontecimiento. Uno de ellos era el argentino Federico Biurrún, que adelantó un día su vuelta a La Habana desde las playas de Varadero, donde se encontraba disfrutando de unos días. Biurrún dijo ser «neutral» y que en estos días había hablado con «gente que estaba triste y con otros que no tanto».

La única alteración de la tranquilidad fue la irrupción en los alrededores de la plaza de varios centenares de estudiantes universitarios que coreaban el nombre de Fidel y quisieron demostrar al mundo que las nuevas generaciones de cubanos seguirán «su legado inmenso».

Así lo señaló a ABC el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Royland Díaz, un alumno de Ciencias de la Computación enfundado en una camiseta de la selección española de fútbol. Díaz recordó que la Universidad de La Habana fue «cantera» de la Revolución. «Nadie nos obligó a venir. Hoy no hay clases y nos podíamos haber quedado en casa», señaló Díaz, que defiende que en Cuba hay «libertad de expresión» y que cualquiera puede mostrar sus propias opiniones, aunque ayer no se pudo ver ninguna manifestación en contra del régimen castrista.

Llega Maradona

Las muestras de homenaje continuarán este martes, cuando tendrá lugar por la tarde un «acto de masas» en la propia plaza de la Revolución, donde Fidel Castro pronunció en vida numerosos discursos. Entre las personalidades que podrían asistir figura el ex futbolista argentino Diego Maradona, que ha calificado al dirigente fallecido como su «segundo padre» y que, según la web del diario oficial «Granma», ayer se encontraba ya de camino a la isla para tomar parte en las exequias del expresidente.

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