Muestra de algunos bañadores
Muestra de algunos bañadores - mujerhoy

La historia de los bañadores: del pudor a la liberación

El turismo playero y la ropa de baño tienen poco más de un siglo. Una exposición en Londres recorre su breve pero trepidante viaje, del recatado seis piezas a su versión más sensual

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las propiedades terapéuticas de los baños de mar se descubrieron en Inglaterra, a finales del XVIII, y en 1822 la duquesa de Berry puso de moda los baños saludables en la playa francesa de Dieppe. Pero hasta bien entrado el siglo XIX no se popularizó la costumbre de bañarse en el mar. Al principio, la mayoría de las playas estaban separadas por sexo, algo que posibilitó incluso el nudismo en la zona masculina; pero, a medida que la afición playera se extendió, la separación se hizo imposible de mantener.

En esos días, los bañadores se componían hasta de seis piezas, incluyendo unas medias que usaban tanto mujeres como hombres. Aquellos trajes de baño, mojados, podían pesar más de cinco kilos, y más en el caso de algunos bañadores femeninos, que llevaban pequeñas piezas de plomo para que las faldas no se levantasen al entrar en el mar (lo que provocó, por cierto, no pocos ahogamientos).

Lana, seda, algodón, sarga... todo valía, siempre en negro, azul marino o rojo, colores que no transparentaban al mojarse. Los más pudientes tenían caseta propia para cambiarse, e incluso un bañero que la arrastraba hasta la orilla para evitarles el paseo por la arena.

Escándalo público

En 1907 tuvo lugar el primer gran hito en moda náutica: la nadadora australiana Annette Kellerman despojó su traje de baño de la tradicional enagua para lanzarse al mar con un bañador de una sola pieza. Fue arrestada por escándalo público, pero logró llamar la atención sobre la necesidad de crear ropa de baño más ligera y liberada de faldas y volantes.

[Lea el artículo completo y la galería en Mujerhoy.com]

Ver los comentarios