Momento del desfile de la firma
Momento del desfile de la firma - loewe

El realismo futurista de Loewe

La segunda colección de Jonathan Anderson para la firma española insiste en la modernidad

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Jonathan Anderson se ha lanzado hacia el futuro con decisión en su segunda colección de prêt-à-porter para mujer para Loewe. Tiene sincero interés en colocar a Loewe en el centro de la moda. Si bien la hazaña tardará un tiempo lógico, es cierto que nada es más importante que tener ideas claras, para que se hagan realidad. El desfile de ayer pretendía reflejar a una mujer que sabe lo que quiere: decidida, electrizante, femenina y masculina a la vez, con una presencia fuerte. Anderson ha elegido un colorido vivo para una colección invernal porque -como nos explica- sabe que el color genera felicidad. La colección presenta prendas de gran caída, poco volumen y estampados geométricos de corte técnico. Los pantalones anchos de espiguilla, cuero metalizado o charol, se combinan con vestidos de materiales que contrastan.

Vemos muchos pantalones: «Cierto, los he creado para la mujer decidida, para esa mujer que lleva los pantalones de verdad».

Oro, plata, turquesa, verde y rojo. Botas retro. Potentes abrigos y chaquetas de cuero. Ante, dibujos gráficos, complejidad visual. Y el bolso «Puzzle» conjugado en incontables nuevas maneras. «Nuestros bolsos están hechos por los mejores artesanos del mundo y queremos que eso se sepa en cualquier rincón del globo». En su segunda temporada, Anderson intenta dar una dosis de glamour a la gran casa madrileña, con el firme objetivo de «poner a Loewe en el mapa de la moda mundial». Promete perseverar.

En el desfile de Issey Miyake se desveló una colección que poco tiene que ver con las delicadas prendas en tejidos semitransparentes y arrugados de los inicios de la casa. Aunque sigue siendo un ejemplo de arquitectura del vestido, con formas estructuradas impensables y volúmenes milagrosos, gran parte de la colección se desarrolló alternando tres repetitivos tejidos muy marcados. Exceptuando el look final y las prendas de abrigo en azul eléctrico, se destapó como una serie poco favorecedora.

En Dior, pocas colecciones podrían haber sido tan atípicas. Moderno y correcto, Raf Simons jugó ayer una carta que recordaba a todo menos a Christian Dior. Era el grafismo de Pucci, las siluetas y tejidos de algunos vestidos de Sybilla y los colores de Prada. Sin olvidar la época de Simons como director creativo de Jil Sander: los abrigos eran un verdadero rescate de aquellos siete años. El arquitecto de Neerpelt, que comenzó su carrera con el estilo minimalista del norte de Europa de los años 40 a 60, ha vuelto a sus orígenes con un cambio radical que acompañó de botines extraños, siluetas en forma de A y pantalones pesqueros. ¿Seguirá Simons en esta línea? ¿O era solo un golpe de efecto para volver a sorprender la próxima temporada? Los bolsos, como siempre, deliciosamente impecables.

John Galliano se ha lucido a la batuta de Margiela, justo el mismo día que desfilaba su antigua maison, Dior. Comprendemos que está tomando confianza en su nuevo grupo, al comprobar que ya ha comenzado a disfrazar a las modelos de brujas, reyes barrocos y zombis. Redescubiertas sus extravagancias y sus juegos de siempre, reconocemos que hacía tiempo que no disfrutábamos de unos abrigos tan elegantes y de unos zapatos Merceditas de cuento.

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