La Reina Sofía en un viaje a Guatemala en el 2014
La Reina Sofía en un viaje a Guatemala en el 2014 - EFE

Las visitas privadas de Doña Sofía a Marbella

Sus viajes a la ciudad española han sido de carácter privado y fuera de la agenda oficial

Madrid Actualizado: Guardar
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El próximo domingo se celebra en Marbella la gala Concordia que capitanea desde hace muchos años la princesa María de Prusia, prima hermana de la Reina Doña Sofía. Este año, el éxito de ocupación es de tal calibre que la organización ha tenido que cambiar de lugar dado que Marbella está hasta la bandera en un verano que promete marcar record de asistencia y donde ya nadie puede hablar de crisis. De ahí que Olivia Valere se haya ofrecido a que sea en su club Babilonia donde se celebre la gala a beneficio de los enfermos de Sida, en una fiesta con temática oriental con una capacidad para 250 personas, que religiosamente pagan o hacen su donativo (300 euros el cubierto de la cena) que ya se sabe que en esta convocatoria nadie va de gratis, ya que la propia princesa de Prusia se encarga de que la recaudación sea la máxima posible para cumplir con los objetivos.

Precisamente fue hace algo más de un año cuando la Reina Sofía visitó de forma privada el centro de día que esta asociación tiene en San Pedro de Alcántara, centrado en la información y prevención de personas afectadas con esta enfermedad. Lo cierto es que las veces que Doña Sofía ha viajado a Marbella, han sido de carácter privado y fuera de la agenda oficial. Por eso, muchos recuerdan con emoción su llegada al centro que solo conocía su prima, la princesa de Prusia y algunos responsables así como su aparición en la iglesia donde años atrás bautizaron a la hija del conde Rudi, de nombre Sofía, en homenaje a la que es su madrina.

Conscientes de que cualquier desplazamiento de la Reina necesitaba un protocolo, los Rudi fueron los primeros en agradecer que se desplazara hasta Marbella y compartiera con ellos la celebración familiar. De eso no solo se acuerdan ellos, sino también los invitados y la prensa que se congregó a las puertas del templo, donde esperaban amigos de la familia pero nunca la llegada de una Reina. Tal vez por estas obligaciones es por lo que cuentan que la princesa de Prusia suele decir a sus amigos que nunca le hubiera gustado ser reina, ya que asumir con responsabilidad ese papel en la historia exige muchos sacrificios por más que la mayoría piense que todo son ventajas.

Sin duda en su familia saben cómo han tenido que sobrevivir en los momentos de conflicto y nadie mejor que su esposo, el conde Rudi, para recordar aún con nostalgia cuando a la edad de 12 años tuvo que salir con lo puesto en un coche de caballos junto a su madre y sus siete hermanos ante la invasión rusa al norte de Alemania. Para entonces, su padre ya había muerto y fue gracias a la generosidad de su tio, el príncipe Fürstenberg, quien les acogió y trató como si fueran hijos propios sobreviviendo así a una guerra que marcó su vida.

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