El tormentoso matrimonio de Stephen Hawking con Elaine Mason: abusos físicos y humillaciones continuas

Ninguno de sus allegados tenía buenas palabras para la enfermera con la que se dio el «sí, quiero» en 1995

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G.C.

La vida de Stephen Hawking no fue nada fácil. Tuvo que hacer frente al diagnóstico de una enfermedad mortal a los 21 años que le dejó anclado a una silla de ruedas y con la corta esperanza de vida de dos años.

Sus ganas de superarse día a día y su fortaleza hicieron de esos dos años una vida. Consiguió cambiar los pronósticos de los médicos y revolucionar al mundo con sus descubrimientos. Pero no corrió la misma suerte en el amor. Hawking se enamoró perdidamente de su primera mujer, Jane Wilde , con la que se dió el «sí, quiero» en 1965 y con la que tuvo tres hijos: Lucy, Tim y Robert Hawking.

Pero a medida que su fama como científico se afianzaba, su matrimonio se marchitaba. Abandanó a su esposa por una de las enfermeras que le cuidaba a diario, Elaine Mason. Y con ella llegaron los verdaderos problemas. Tras casarse en 1995 comenzaron los episodios más turbulentos de la vida del genio que puso al alcance de todos el Universo.

Ninguno de sus allegados tenía buenas palabras para la enfermera, a la que tachaban de «controladora, manipuladora y mandona». Los cuidados de Mason quedaban lejos de la ética de su propia profesión. En más de una ocasión Hawking tuvo que acudir a urgencias, presentando cortes y moratones .

Llegó a tal punto que su hija tuvo que denunciar a Mason por impartir malos tratos a su padre. Unas acusaciones que no terminaron de cuajar debido a la poca ayuda que Hawking prestó a la Policía. El astrofísico se negaba a reconocer lo que le estaba pasando, pese a las evidencias. Incluso una antigua enfermera detalló al periódico «The Times» los abusos que sufría: «Siempre le insulta, es increíble, se dirige a él como el 'lisiado'».

Fue acusada de fracturar la muñeca del profesor, humillarle al negarle el acceso a una botella de orina y dejar que se mojase, golpearlo en la mejilla y dejarlo solo en su jardín en el día más caluroso del año. Esas son algunas de las acusaciones a las que se tuvo que enfrentar Mason, según la publicación «The Sun».

Todos coincidían en la tortura a la que le sometía, pero no pudieron hacer nada. Consiguió alejarle de todos sus amigos e, incluso, de sus hijos que rara vez eran invitados a la casa de Cambridge en la que residían desde que se casaron.

Menos mal que dos años después, ambos anunciaron su divorcio y sus hijos pudieron por fin respirar tranquilos. Casualidades de la vida, Elaine estuvo casada anteriormente con David Mason, un ingeniero obsesionado con Hawking que ayudó a desarrollar el sintetizador de voz del científico.

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