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Mariah Carey, el ocaso de una diva

A su desastroso show de Nochevieja, se une la ruptura con su prometido y las críticas contra su reality

CORRESPONSAL EN LOS ÁNGELES Actualizado: Guardar
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Puede que Mariah Carey esté en decadencia, que su voz no llegue a las mismas notas de su juventud, que ni siquiera se moleste en aprenderse sus propias canciones; sin embargo, la diva de la música se mantiene relevante para sus millones de admiradores. Carey, que sostiene el cetro de ser la cantante en solitario con más números 1 del Billboard ( no, no es Beyoncé), fue capaz de cantar la nota más alta producida por la voz humana, y es dueña de un brillante con diez quilates menos que el diamante Hope. No en vano, durante años, ha sido considerada la diva más fabulosa que produjo Hollywood.

A sus 45 años, Mariah Carey muestra sus primeros síntomas de decadencia, y aunque «Forbes» asegure que ha ganado 27 millones en el 2016 (su fortuna se calcula en 200 millones de dólares), su interpretación en directo en Times Square el ultimo día del año donde fue incapaz de vocalizar su propio tema, echó por tierra su profesionalidad ante mil millones de televidentes.

«Alguna vez has visto un accidente del que no puedes despegar tus ojos? Eso era ella esta noche», se apresuró a escribir Jennifer López en su cuenta de Twitter, disfrutando del amargo momento de su contrincante musical.

Poco después, la legendaria diva de las canciones navideñas dejó muy claro que estaba aturdida porque no escuchaba la canción y terminó culpando al equipo de producción de Dick Clark, al que acusó de sabotaje. «En ocasiones ocurren dificultades técnicas en una transmisión en vivo, sin embargo, la investigación inicial indica que Dick Clark Productions no está involucrado en lo ocurrido durante la actuación de Ms. Carey en el programa de Fin de Año», ha manifestado un portavoz de la compañía.

Mímica y playback

Cada nuevo episodio en el escenario de la diva indica su decadencia. En Japón, durante su último concierto, no sincronizaba movimiento ni tampoco se esforzaba en simular que estaba haciendo mímica y playback. Hasta su apariencia física evidencia su triste estado de ánimo. Ella misma declara en su reality show, titulado «El mundo de Mariah», que su ansiedad la obliga a buscar refugio en la comida.

Desde luego, pocas estrellas son tan perfectas para un reality como Mariah Carey. Su universo televisado fue recibido con los brazos abiertos por cinco millones de espectadores que sintonizaron con ella desde el primer día. El programa tiene poco que ver con la música y mucho con demostrar su obsesión por el lujo. Los trajes, las boas, la exuberancia no concuerdan con la realidad del mundo actual. Basta ver el título de su último álbum; «Me I Am Mariah The Elusive Chanteuse», donde en una sola frase incluye tres referencias a sí misma, para entender la admiración que siente la cantante por su persona.

Sobre el reality show ha escrito su exmarido Tommy Mottola una carta esta semana en el «New York Post» dirigida a Mariah, pidiéndola que despida a su mánager actual por utilizarla para una serie de tan mal gusto. « El reality no hace nada por tu integridad, por tu talento. Los problemas que ahora tienes no existían cuando estabas con Sony y te convertiste en una estrella», ha escrito Mottola, quien la maltrató en los 90 y luego reconoció no haberse portado de forma respetuosa con ella.

Ruptura sentimental

Carey acaba de terminar su relación con el multimillonario australiano James Parker, con el que se comprometió en enero del 2016 en Nueva York. El empresario le obsequió con un impresionante anillo de diamantes de 35 quilates, firmado por el diseñador Wilfredo Rosado. Al parecer, rompieron por su ego. «Es posible que regresen, todavía están hablándose, pero James necesitaba un descanso», dijo un amigo del millonario a la revista «People». María cuenta con dos matrimonios fracasados; primero con Tommy Mottola y después con el presentador Nick Canon, padre de sus gemelos. Todo indicaba que el matrimonio entre Mariah Carey y Nick Cannon sería para toda la vida a tenor de las apariciones públicas de la pareja. Sin embargo, su separación no fue una sorpresa y Mariah habló por primera vez de su matrimonio, al cual calificó como «un fracaso». «Jamás pensé que tendría hijos con alguien y que después me divorciaría», comentó a la revista «Complex».

Víctima de sí misma y sus excentricidades, Mariah Carey representa, incluso en su decadencia, el significado de diva en toda su extensión. Una divinidad del canto consumida por su triunfo, por su extravagancia y la admiración que ha provocado.

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