Isabel Preysler: «No tengo intención de vender mi casa»

Tras el baño de multitudes que se dio en Barcelona con motivo de la inauguración de la nueva tienda de la joyería Rabat, Isabel Preysler ha vuelto a casa para recuperar la rutina y seguir con su vida. Ahora que Ana Boyer ha anunciado que se va a vivir con su novio Fernando Verdasco a un ático que ha comprado en la Castellana, Isabel se ha instalado en Puerta de Hierro con su hija Tamara. Ella es una mujer de costumbres fijas y por eso lo que más le gusta es recuperar el pulso diario, sus entrenamientos personalizados, visitas al salón de belleza de Maribel Yebenes, conferencias con los hijos que viven en Estados Unidos y las reuniones en su casa con sus amigas.

Con Mario habla, y mucho. Más ahora que están separados hasta que llegue la Navidad y el escritor se instale en Puerta de Hierro, donde ya tiene todo preparado para que sea su nuevo hogar. Los dos coinciden en que son metódicos en su día a día. De la misma manera que al Nobel le gusta levantarse a las 6 de la mañana para ponerse a escribir todo el día («que la inspiración me llegue trabajando») a Isabel también le va más el día que la noche y eso que se acuesta tarde porque mantiene largas conversaciones telefónicas con su familia.

«No sé a quién le ha dado la manía de repetir que vendo mi casa. No es verdad. Estoy encantada aquí y no tengo ninguna intención de cambiar», aclara. Los primeros rumores sobre una posible venta surgieron tras la muerte de su marido Miguel Boyer. Por entonces Isabel, que aseguró que no había llegado ese momento aunque no descartaba que en el futuro tal vez se lo planteara, reconocía que la comodidad y tranquilidad que tiene en esa vivienda no seria fácil encontrar en otro lugar. Enamorada y feliz hoy junto a Vargas Llosa, Isabel no sólo no prepara mudanza sino que termina de decorar la zona que ocupará el autor de «La fiesta del chivo», que en breve publicará su último libro, «Cinco esquinas», que ya ha anunciado que tiene un alto contenido erótico entre sus paginas. A punto de cumplir los 80 años Vargas Llosa está convencido del paso que ha dado, aunque ahora le queda la última batalla y es convencer a su mujer, Patricia Llosa, para llegar a un acuerdo de divorcio y evitar un largo y costoso juicio.

Merecido ha sido el galardón que acaba de recibir Bertín Osborne por parte de la Asociación Española de Especialistas en Ortodoncia (AESOR) que, con motivo de su XX aniversario, ha instituido los Premios «El Poder de la Sonrisa» en un deseo de reivindicar el peso que esta tiene no solo como elemento estético y potenciador de la autoestima, sino también como salvoconducto de una buena salud. La labor que Bertín viene realizando desde hace años con su Fundación para ayudar a niños con lesiones cerebrales ha sido el motivo de su designación. Junto a Bertín también recibió premio el doctor Benedict Wilmes, Catedrático de Ortodoncia de la Universidad de Düsseldorf.