La modeloy actriz Marisa Berenson posa en Marbella
La modeloy actriz Marisa Berenson posa en Marbella - HUBERTUS HOHENLOHE

La eterna juventud de Marisa Berenson a los 70 años

La mítica actriz repasa para ABC su carrera cinematográfica y evoca la época en Studio 54

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Marisa Berenson destila clase. «La chica de los 70», como la apodaba Yves Saint Laurent, presentó el jueves en el Spa del Hotel Marbella Club (Málaga) las cremas que han mantenido a raya sus arrugas, pero no han borrado ni pizca de su belleza atemporal. Vestida con un precioso kaftan de la firma italiana Amen y decorada -sí, decorada- con ristras de collares de coral, pulseras de marfil y plata en ambas manos, anillos XL en prácticamente todos los dedos y pendientes largos de marfil, la actriz ha cruzado la frontera de los 70 años con esa innata cualidad de ser eternamente joven. «Se lo debo al estilo de vida saludable y espiritual que mantengo desde hace años: soy vegetariana, practico yoga, medito… Envejecer es inevitable, pero si estás bien por dentro, se refleja por fuera», declaraba mientras bebía agua con limón.

Desde su nacimiento, Marisa estaba destinada a ser una estrella. Hija de la condesa Gogo Schiaparelli y el diplomático Robert Lawrence Berenson, y nieta de la diseñadora italiana Elsa Schiaparelli, a Vittoria Maria Schiaparelli Berenson -su nombre real- la inmortalizó Irving Penn en su bautizo. Tenía 5 años cuando apareció por primera vez en la portada de la revista «Elle» con un vestido creado por su abuela y con 16 años, la editora de la revista «Vogue» Diana Vreeland la inició en el mundo de la moda y la convirtió en una de las modelos mejor pagadas de los 60. Fue una de las primeras mujeres en posar desnuda, y capturaron su belleza «modigliana» (sus padres le decían que tenía el rostro alargado como los que plasmaba el pintor italiano) los objetivos de Richard Avedon, Helmut Newton, Mapplethorpe y su hermana «Berry» (casada con Anthony Perkins), que murió trágicamente en uno de los aviones que se estrelló el 11S. Y cuando ya era un icono de la moda, el cine llamó a la puerta de Berenson. Luchino Visconti le ofreció su primer papel en la gran pantalla con «Muerte en Venecia», actuó en «Cabaret» junto a Liza Minnelli, y Stanley Kubrick le dio el papel de protagonista en la película «Barry Lyndon», junto a Ryan O’Neal.

A medida que su carrera avanzaba, su vida privada y su intensa vida nocturna en la discoteca Studio 54, se convertían en el foco de todos los flashes, y se ganó el título de «La Reina de la escena». El currículo lo completan dos breves matrimonios con el empresario James Randall y el abogado Aaron Richard Golub, que acabaron en divorcio y una única hija, Starlite Melody, que en dos semanas le hará abuela. «Estoy feliz, feliz, feliz», reconoce. «Además será una niña, para seguir con la saga de mujeres de la familia». Después de su fugaz paso por Marbella, que culminó anoche como anfitriona en una fiesta en el Studio 54 marbellí rodeada del clan Hohenlohe («en la misma discoteca en Nueva York conocí precisamente al padre de Hubertus», cuenta), la actriz pone rumbo a Los Ángeles «porque quiero estar presente cuando nazca mi nieta», cuenta. De ahí volverá a Marrakech, ciudad en la que vive a caballo con París, para organizar la apertura del Museo de Yves Saint Laurent, que será el 15 de octubre. «Soy miembro del Comité de Honor de este museo marroquí y organizo una cena la noche anterior a la que vendrá gente muy interesante, el top del mundo de la moda y la cultura», explica. La velada será en su recién estrenada casa: «Me hace especial ilusión porque he invertido dos años en decorarla».

Línea de cosméticos «Soin sublime» de Marisa Berenson
Línea de cosméticos «Soin sublime» de Marisa Berenson - HUBERTUS HOHENLOHE

Nueva película

Fue su faceta como decoradora la que le llevó a conocer a Jean Michel Simonian, su pareja oficiosa, y el que la animó a desarrollar su propia línea de belleza. «Me contrató hace 6 años para decorar la cadena de spas de los que es propietario, y acabamos elaborando la gama de cosméticos bio que se utiliza en sus cabinas», explica. «No es una línea en la que una persona célebre simplemente pone el nombre. Son los productos artesanos a base de higos de Barbarie (un cactus capaz de sobrevivir en condiciones extremas y eso le da una capacidad de resistencia y autoprotección fabulosa) que llevo usando desde hace más de 20 años, elaborados por mi naturópata de cabecera, y que un equipo de biólogos (y dos años de trabajo), han convertido en una gama comercial que no ha perdido mi concepto holístico de cuidado de la piel».

¿Significa esto que se ha retirado de la escena? «En absoluto. Sigo desfilando esporádicamente para diseñadores amigos (el último para Tom Ford), hasta el verano pasado estuve actuando en un teatro en Londres con “Romeo y Julieta”, y ahora me preparo para una película que rodaremos el año que viene». Y como ya ha plantado un árbol («varios y en mi nueva casa, para ser precisa») solo le queda escribir el libro sobre sus vivencias que ya tiene en su cabeza, y disfrutar de su proyecto más ilusionante que es el de ser abuela.

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