Donald Trump
Donald Trump - ABC

Las cartas de amor (y odio) de Trump

El probable candidato a la Presidencia de EE.UU. recurre al género epistolar para remarcar sus ruidosos mensajes a quienes aprecia y a quienes desprecia

PALO ALTO, CALIFORNIA Actualizado: Guardar
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Podrá ser presidente de Estados Unidos, pero Donald J. Trump nunca será un autor brillante. Y lo tiene asumido, que no es poco. En una inhabitual prueba de humildad, aunque sea en íntima confesión, el probable candidato republicano se lo reconoce a su joven esposa: «No soy nada más que un frustrado escritor sin talento». El maestro de la manipulación televisiva, el hábil comunicador del mediático siglo XXI, también utiliza el género epistolar en la ambiciosa e inagotable campaña de marketing que domina su vida. Sin estilo pulido y con dudosa eficacia, ha hecho de las cartas personales un método permanente de comunicación. En su interesada búsqueda de destinatarios, muy pocos personajes que se cruzan en su vida quedan al margen.

Cariño y aversión, alabanza y crítica… Como hace diariamente en Twitter, cuando a partir de la media tarde toma el timón de sus mensajes de 140 palabras. Es la misma hipérbole que utiliza ante un micrófono.

Sus declaraciones a Melania, «mi pequeño amor, tú eres todo lo que esperaba», se complementan con loas a Rudolph Giulianni (1994-2001), que ahora le apoya en las primarias: «Eres el mejor alcalde que ha tenido Nueva York». Pero contrastan con sus desconsideraciones. Una de los más sonadas es la que dedicó al director de cine Mike Tollin en 2009. Acababa de fracasar la llamada Liga de Fútbol (americano) de Estados Unidos (USFL), con la que algunos hombres de negocios, entre ellos Trump, habían desafiado a la poderosa NFL. Cuando vio la luz el documental «Small Potatoes: ¿Quién mató a la USFL?», que tildaba el papel del magnate de «deshonesto» y «de tercera», Trump lanzó un proyectil de papel al reconocido realizador de filmes deportivos, con la frase que le ha hecho célebre: «Eres un perdedor». En la epístola, que Tollin guarda enmarcada, el millonario neoyorquino le culpaba del fracaso de la Liga, por su mala estrategia televisiva con la cadena ESPN, dueña de los derechos. Y con menos humildad que en sus mensajes amorosos, concluía: «Si no hubiera estado yo, en lugar de tres años, la USFL habría durado uno».

La acumulación de cartas recogidas por The New York Times se detiene en otro episodio relacionado con el deporte: el encontronazo de Trump con uno de los iconos del baloncesto estadounidense, el mítico Kareem Abdul-Jabbar. Un choque reciente relacionado con las aspiraciones políticas del showman. Después de que el exjugador escribiera en The Washington Post un artículo criticando las propuestas del ya aspirante a la candidatura republicana, Trump le disparó otra carta-misil, con un texto de su puño y letra escrito sobre una copia del artículo, una habitual forma de remarcar su mensaje: «Sé que la prensa te ha tratado muy mal. No te soportan. Pero tú no tienes ni idea sobre la vida ni sobre cómo hacer América grande otra vez». Kareem califica la reacción de «pueril». Y reflexiona: «Su carta es como la reacción de un perro cuando orina en un árbol y marca su territorio».

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