Ortega Cano llegando a su casa de Madrid
Ortega Cano llegando a su casa de Madrid - gtres

Ortega Cano: «He ocupado bien el tiempo, haciendo deporte y leyendo»

El diestro habla en primicia para ABC horas después de salir de la cárcel de Zuera

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El jueves, José Ortega Cano abandonaba la prisión de Zuera (Zaragoza) para disfrutar de su cuarto permiso. En la puerta, como siempre, le esperaba su pareja, Ana María Aldón, que le llevó hasta su casa de San Sebastián de los Reyes, en Madrid. Allí le aguardaba una gran sorpresa. Durante estas últimas semanas, Ana María se ha encargado personalmente de reformar tanto la vivienda como el jardín, lo que explica la cara de asombro del torero cuando entró en su hogar. El parque estaba lleno de flores nuevas, los baños para estrenar y se habían pintado y redecorado su habitación y otras estancias. «Ana María es una mujer fenomenal, se nota su mano en toda la casa», comenta.

Fue la primera de las sorpresas de la jornada.

Más tarde, acudió con su familia a la plaza de Las Ventas, donde disfrutó muchísimo. Y desde allí se dirigió a la tertulia radiofónica de Manolo Molés, en la que colaborará mientras pueda. «Me hacía mucha ilusión salir del centro penitenciario y reencontrarme con esas charlas –explica–. Iré cuando esté de permiso. Ahora estoy pendiente del papeleo para obtener el tercer grado. Aunque el informe de la Junta ya está aprobado, ha de tener el visto bueno de la secretaría de Instituciones Penitenciarias de Madrid. En cuanto me lo concedan, me instalaré aquí. Aún no he decidido qué formula elegiré en el centro Victoria Kent, donde puedo pernoctar los días laborables y tener el fin de semana libre en casa o al contrario. Como mi pena no es larga, creo que en régimen de tercer grado estaré entre dos y tres meses. Y, luego, en régimen de semilibertad».

—Lógicamente, cada día que pasa es uno menos de condena.

—Este tiempo me ha servido para poner las cosas en su sitio. El agobio con el que vivía se ha transformado en una manera de tranquilizar mi mente y mi espíritu. Por eso, dentro de lo malo, de una experiencia así hay que sacar la parte positiva. He ocupado bien el tiempo, haciendo deporte y leyendo mucho. He tenido siempre cerca a mis hijos y a mi mujer. No ha habido ni una sola semana en que no hayan estado.

—Otra alegría habrá sido ver cómo su hijo mayor José Fernando está mucho mejor desde que ingresó en la clínica López Ibor.

—Sí. El jueves estuvo conmigo en los toros y luego le dejé en el centro. Me voy a reunir con los médicos (ayer) para ver si cuando yo obtenga el tercer grado él puede empezar a pasar algún día en casa sin dejar las terapias o compaginando ambos sitios. Yo estaré todo el tiempo que pueda y el que no pueda, también, para ayudarle a seguir por el buen camino.

—Sin duda, el presente inmediato se presenta muy esperanzador tras un tiempo bastante malo. Además, Ana María ha dado orden y estabilidad a su vida.

—Me encanta su forma de ser. Es una mujer sencilla y con grandes valores. Tiene una familia muy unida y eso es lo fundamental.

—¿Va a publicar un libro con lo que ha escrito estos meses en prisión?

—No. La idea es guardar lo escrito para que el día de mañana mi hijo pequeño conozca todo lo que ha sido su padre como torero y como persona, así como la época que le ha tocado vivir.

—Volver a Las Ventas habrá sido toda una experiencia.

—Me emocioné. Trece meses. Puede parecer poco tiempo, pero a mí se me han hecho como trece años y eso que lo he llevado bien. Regresar a la plaza de Madrid, donde he protagonizado 69 corridas, ha sido muy especial.

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