Sergio Hovaghimian es el joyero que ha revelado los supuestos gastos millonarios de Kirchner
Sergio Hovaghimian es el joyero que ha revelado los supuestos gastos millonarios de Kirchner - revista noticias
EL JOYERO DE CRISTINA KIRCHNER

«Tengo que volver a trabajar, pero no sé si seguiré viviendo en Argentina»

Sergio Hovaghimian, el hombre que destapó los supuestos gastos millonarios de la mandataria en collares de perlas, habla en exclusiva para ABC

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Tres días después de que la revista «Noticias» revelara que Cristina Fernández de Kirchner habría gastado 2,5 millones de euros en collares de perlas, la presidenta argentina sufrió una fractura en el tobillo izquierdo que la obligó a suspender sus compromisos, incluida una visita al Papa Francisco y otra a Dilma Rousseff. La larga ausencia presidencial despertó todo tipo de sospechas y hay quien incluso llegó a preguntarse qué joya luciría en su reaparición. Tras tres semanas de baja laboral, la jefa de Estado reanudó su agenda sin collares a la vista.

Sergio Hovaghimian, exempleado de Jean-Pierre, la empresa de joyería que supuestamente ha surtido a Kirchner, es el artífice del escándalo mediático que sacude a la Casa Rosada.

«La realidad es que yo no dije nada sobre la presidenta, porque no lo sé con certeza. Lo único que dije es que otros empleados de la joyería, incluido mi jefe, Enrique Stad, se pavoneaban diciendo que ella compraba en Jean-Pierre y que eso daba más prestigio a la firma», dice Hovaghimian a ABC. Ahora, tras varias amenazas de muerte, el joyero se encuentra dentro del programa de protección de testigos y a punto de abandonar el país.

Causa penal contra Cristina

Las insinuaciones de que Kirchner ha comprado su colección de collares de perlas «en negro» y con dólares no declarados a Hacienda han abierto la caja de los truenos en el palacio presidencial de Buenos Aires. La ONG Paso por Paso ha utilizado el testimonio del joyero para denunciar a la mandataria, acusándola de supuesto enriquecimiento ilícito, blanqueo de capitales e incumplimiento de sus deberes de funcionario. Esta es la primera vez que habla Hovaghimian desde el destape del «asunto del collar».

—¿Ha recibido presiones?

—Recibimos presiones tanto yo como mi abogado para que este tema no salga a la luz, pero no de parte del gobierno argentino, porque, reitero, no sé si la presidenta compró joyas en Jean-Pierre. Sí recibimos presiones de parte de mi empleador. Entraron en mi apartamento e intentaron matarme.

—¿Cuántas amenazas ha recibido?

—Muchas, por teléfono, en la calle, en restaurantes. No me siento seguro, menos después del trato que he recibido por parte de quienes deben protegerme. He tenido que hacer una denuncia porque la oficina de testigos protegidos que debe cuidarme no lo ha hecho. La jueza me dijo que era un caso de «zona liberada» («en tierra de nadie»).

—¿De quién sospecha?

—Cuando me desvinculé de Jean-Pierre inicié una causa laboral, que derivó en una denuncia contra la firma por evasión impositiva y contrabando. Que conste que esta denuncia la hizo un funcionario de la justicia argentina. Desde entonces he recibido amenazas de todo tipo. Me quisieron disparar pero por suerte la bala no salió. Sino hoy no estaría contando esto.

—La muerte del fiscal Alberto Nisman demuestra la poca seguridad que tienen testigos de la corrupción política. ¿Cuenta con vigilancia policial?

—La justicia me ha brindado vigilancia. Pero evidentemente el sistema no funciona. No sé si es mejor que los guardaespaldas del programa de testigos protegidos sepan dónde estoy o que no lo sepan. Cuando me tuvieron que proteger no estaban allí. Lo de Nisman es muy raro, porque a mí cuando me golpearon me brindaron vigilancia que solo me dejaba cuando tenía que ducharme. Hace unos días llamé a la oficina de testigos protegidos para notificar que iba a viajar y les dije: «Ya se murió el primero». Lo que me respondieron raya lo burlesco: «Y bueno… qué le vamos a hacer».

—¿Teme terminar como Nisman?

—Lo de Nisman es distinto, porque él fue contra el Gobierno. Yo no tengo nada que ver ni nada que denunciar del gobierno, ni nada contra el Gobierno argentino. Mis pruebas y mi juicio son contra Jean-Pierre y sus dueños. Si algo me pasara sería a ellos a quienes habría que investigar.

—Una cosa sorprendente es que el Gobierno de Kirchner no ha salido a desmentir sus declaraciones...

—Yo nunca dije que la presidente comprara joyas en Jean-Pierre. Yo lo que dije es que los empleados sabíamos, porque nuestro jefe lo decía a los cuatro vientos, que la presidente compraba sus joyas allí. Todo lo que publicó la revista «Noticias» sobre la presidenta son declaraciones de terceros que yo les comenté que había escuchado. Yo nunca vi a su secretario ni a nadie del Gobierno en la joyería.

—¿Lo llamarán como testigo en la causa penal que se ha abierto contra la presidenta por corrupción?

—Aún no me han llamado por la causa de la ONG Paso por Paso y seguramente no ocurra nada. No creo que prospere la causa penal. En cualquier país serio del mundo si hay una denuncia por evasión tributaria porque por lo que se vende no se emite factura, lo primero que haría el juez es ordenar un allanamiento. Acá, la causa está en la fiscalía hace más de tres meses, y en el escaparate de la joyería sólo queda la bisutería barata. Imagínese que en este tiempo sacaron de circulación la mercancía de la que no tienen comprobante de origen. Los documentos de venta «en negro» ya estarán bien resguardados.

—¿Se irá de Argentina?

—Tengo las maletas preparadas para irme del país. Mi abogado tiene un poder para continuar con el juicio laboral, y voy a iniciar una causa civil por las amenazas y el intento de homicidio del que he sido víctima.

—¿Qué le gustaría hacer una vez termine todo esto?

—Tengo que volver a trabajar. Pero no sé si seguiré viviendo en Argentina.

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