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Valerie Trierweiler: «Hollande me bombardeó con mensajes pidiéndome volver»

La ex del presidente cuenta en una entrevista que Hollande consideró «patético» el hotel de dos estrellas donde hicieron por vez primera el amor

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Una situación insólita, con toneladas de morbo. Una amante despechada, Valérie Trieweiler, de 49 años, contando al detalle como su pareja, François Hollande, de 60, la traicionó por todo lo alto siendo el presidente de la República. Trierweiler, apodada Rottweiler en Francia en un juego de palabras facilón, era cronista de «París Match» cuando se enamoró del líder socialista, al que ahora tilda de «frío, mentiroso y manipulador», en una entrevista en «The Times». La periodista ha usado sus armas literarias para tejer su venganza, un libro de memorias titulado sardónicamente «Gracias por este momento», que ha vendido 700.000 ejemplares en Francia y le ha reportado ya dos millones de euros. Las memorias se acaban de editar en inglés y Valerie ha iniciado una ronda de promoción de cuatro días en Londres, que coincide con la publicación de unas fotos de Hollande y su nuevo amor, la actriz Julie Gayet, de 42 años, disfrutando del otoño parisino en una terraza del Eliseo. Gayet, a la que su predecesora define como «una serpiente en la hierba», pasa ya cuatro noches a la semana en palacio.

Nadie diría viendo a Hollande, un hombe calvete, de porte pícnico y de 1.72 de talla, que es un hombre que provoca una atracción magnética en las mujeres. Pero antes de proceder a despellejarlo, Trierweiler asegura que era «imposible resistírsele» en sus acometidas galantes, debido a «su carisma y su capacidad de persuasión nuclear». A finales del 2004 hicieron por primera vez el amor, en un hostal de dos estrellas de Limoges. François, once años mayor que Valerie, se quejó de que aquel hospedaje era «patético». Y es que según Trierweiler, el presidente más impopular de la historia de la Quinta República es un tipo más bien clasista, al que desagradan las clases populares. «No es el Mr. Normal que parece».

Trierweiler asegura que después de que la revista «Closer» lo pillase de paquete en una moto llevando croasanes a su nidito de amor con Gayete, Hollande la «bombardeó» con correos y mensajes de teléfono pidiéndole volver. Lo cierto es que la burlada reconoce que también estaba dispuesta a perdonarle. En su libro, la periodista detalla como Hollande le dio cuenta de que iba a saltar el escándalo, sentados cada uno en un extremo de la cama de su dormitorio en palacio. Esa noche todavía durmieron juntos. Pero a la mañana, al ver ya el escándalo en las televisiones, Valerie se desmoronó e intentó suicidarse tragándose en el baño todas las patillas que pudo, mientras Françoise trataba de apartárselas. Acto seguido fue internada en un hospital bajo tratamiento psiquiátrico. En su entrevista en «The Times», Trierweiler asegura que Hollande dio órdenes de doparla hasta el extremo «de que no me podía levantar de la cama, ni siquiera coger un tenedor». El último día que se vieron afirma que el entusiasta François, dueño de un entusiasmo salaz llamativo, todavía le propuso pasar «una última noche juntos».

Cuando retomó su vida y empezó a viajar, Hollande le hizo llegar flores por sorpresa a hoteles de Nueva York y Marruecos donde estaba hospedada. «Me advirtió que siempre sabría cómo localizarme», explica ella, que asegura que sin duda se valió para seguirla de los servicios de policía y espionaje del Estado.

Es notable que tras relatar todos estos desaguisados, Valerie dice que cree que perdonará a François en menos tiempo del que necesitó su ex mujer y ahora su ministra Segolene Royal, la madre de los cuatro hijos del presidente. «A ella le llevó siete años perdonarle. Puede que a mi me lleve menos».

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