Sanlúcar

Gastrobar El Espejo: Lo que Alicia encontró allí

La visita a este delicioso lugar termina como la universal obra de Lewis Carroll: todo parece un divertido sueño al que quieres volver

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A la entrada del local hay un gran espejo que parece dar sentido al nombre del restaurante. No sé si se escogió por casualidad o no, pero lo cierto es que tras visitar El Espejo no pude evitar rememorar la obra universal y eterna de Lewis Carroll.

Sanlúcar es conocido como un lugar casi mágico, junto al hermoso prodigio natural de Doñana, bañado por el Guadalquivir y con una historia propia de una novela de caballerías. Quien lo visita se enamora de sus leyendas, sus edificios antiguos y sus visiones, más que vistas. El Espejo se localiza en lo que parece haber sido una casa señorial, muy cerca del Palacio de los Guzmanes, con un patio que merece la pena aprovechar cualquier día del año en que la temperatura y el sol acompañe.

Así empieza el cuento, en un entorno romántico de la mano de una cocina excelente pero alegre, con un servicio amable y a un precio muy razonable dada la calidad del producto. El concepto gastronómico que ofrece su chef, el sanluqueño José Luis Fernández Tallafigo, difiere de lo que se suele encontrar en la localidad. Se sale del guión tradicional de pescado frito, mariscos, arroz y guisos marineros… En este espejo se da la vuelta lo tradicional, con una carta corta pero selecta. Nada sobra, nada decepciona ni tiene desperdicio.

Cada plato es un capricho que puede acompañarse con los variados vinos de jerez de los que disponen. La ensaladilla moscovita con atún de Barbate tiene un toque que recuerda al pez azul encebollado de siempre. Será porque lleva atún de verdad, algo tan infrecuente. Siguiendo con lo tradicional están las croquetas de jamón serrano y pollo de corral, donde destaca de nuevo la materia prima sin quedarse atrás la suavidad de la bechamel, fundamental. Los que piensan que la merluza es de los pescados más aburridos deben probar cómo se prepara aquí, con salsa verde, de algas, y crema de puerros. Y los que compartan conmigo la afición por la carne de carrillera no pueden salir sin conocer su encuentro afortunado con salsa de manzana y canela, entre crema de boniatos y setas. Quizás lo menos memorable sea la sopa de tomate chicana, quizás pierde protagonismo entre tanto bueno. Como en la historia infantil de Carroll, no puede faltar el juego. Si nunca han comido gin tonic, en El Espejo es posible. Está hecho con espuma de tónica, gelatina de ginebra de enebro y sorbete de limón; un postre muy conseguido que logra imitar a la perfección al combinado a pesar de solidificarlo.

Es el final que uno espera en las buenas historias como la de ‘Alicia a través del espejo’, donde todo termina como un divertido sueño al que quiere regresar cuanto antes.

Gastrobar El Espejo

Calle Caballeros, 11.

Sanlúcar de Barrameda

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