Varios locales cerrados, consecutivamente, en la Carrera de San Jerónimo
Varios locales cerrados, consecutivamente, en la Carrera de San Jerónimo - BELÉN DÍAZ

El ocaso de la Carrera de San Jerónimo, a la espera de Canalejas

Una docena de locales cerrados representan el declive de esta calle céntrica que desea renacer de la mano del futuro complejo de lujo

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La Puerta del Sol se ha convertido en un límite difuso entre un Madrid moderno y uno en plena transformación. El crecimiento, desigual entre calles a las que apenas separa una manzana, hace que atravesar el centro se convierta en un viaje contradictorio. De los espacios abiertos, peatonales y de efervescencia comercial, como la calle Arenal o Mayor, se pasa a las estrechas y viejas aceras de la Carrera de San Jerónimo. Esta emblemática calle, y sus aledañas hacia la plaza de Jacinto Benavente y Santa Ana, representa ese contraste. En 400 metros –desde Sol hasta el Congreso de los Diputados– permanecen cerrados más de una docena de locales. Tapiados, cerrados a cal y canto y, con la excepción del tramo más cercano a las Cortes, sin ni siquiera un cartel de «se vende» o «se alquila».

Las obras del complejo de Canalejas ejercen, según los expertos consultados, un doble efecto sobre este área comercial. Mientras se ejecutan las obras del futuro hotel de lujo Four Seasons, cuya finalización está prevista para 2018, las aceras de la Carrera de San Jerónimo se han «enfriado». Sin embargo, según las fuentes inmobiliarias preguntadas por ABC, es «normal» en una transformación urbanística tan fuerte como la que está viviendo toda la manzana, que va desde la Puerta del Sol hasta Sevilla.

Los negocios tradicionales de esta calle no solo son modelos decadentes, sino que no tienen encaje en el proyecto de lujo
Jaime Pascual-Sanchiz

La bienvenida que da la calle desde Sol es deprimente. La acera de la derecha, en su bajada hacia la plaza de Canalejas, presenta tres locales cerrados ubicados en el mismo edificio, el número 2. Se salva únicamente el que hace esquina con Espoz y Mina, que alberga un conocido despacho de lotería. Allí estuvo la histórica lanería Gil, «sucesor de Antolín Quevedo», fundada en 1880 en este mismo lugar. Las maderas nobles de su escaparate, sus cristaleras curvas y las letras de bronce sobre la fachada son el recuerdo de un esplendor que comenzó a apagarse hace unos años, en su caso en 2014, cuando cerró.

Antiguas sedes bancarias cerradas en la Carrera de San Jerónimo
Antiguas sedes bancarias cerradas en la Carrera de San Jerónimo - BELÉN DÍAZ

Este edificio está vacío también en sus plantas superiores a la espera del desarrollo de un proyecto para uso comercial. «Si comparas esta calle con Arenal o Mayor, e incluso Montera, da pena. Es un contraste tremendo», explica Carmen, dependienta de una de las tiendas de la calle. «Entre las obras y el declive generalizado cada vez es menos agradable atravesarla. Los fines de semana, esta zona se convierte, además, en un lugar en el que todo vale: jóvenes borrachos, peleas, gente orinando entre los andamios. Los turistas, si pasan, lo hacen rápido y no se paran en las tiendas», opina.

Bancos, bares, tiendas de «souvenirs»...

Entre la tipología de negocios que han cerrado hay oficinas bancarias –al menos, dos–, una óptica, un estanco, un antiguo decomisos, varios bares, tiendas de «souvenirs», una panadería y, en la esquina con Cedaceros, 2.356 metros de oficinas con entrada a pie de calle que, según fuentes del sector, están a la venta por unos 11 millones de euros. Este último incluye, además, 20 plazas de garaje en el mismo edificio, un extra muy cotizado en la zona.

Los locales disponibles que están en alquiler tienen un precio medio por metro cuadrado de entre 21 y 25 euros. Una cifra «muy por debajo» del precio que se paga en calles aledañas como Arenal o Mayor. Así lo explica a ABC Jaime Pascual-Sanchiz, director general ejecutivo de la consultora Aguirre Newman.

El precio medio por metro cuadrado ronda los 25 euros, muy por debajo del que se paga en calles como Mayor

La situación que atraviesa esta manzana es «complemente normal» a ojos de este experto inmobiliario. «El tipo de negocios que tradicionalmente ha acogido esta calle no tiene sentido en el futuro próximo de la zona. Máxime si atendemos a la idea planteada por la transformación de los edificios de Canalejas. No solo son modelos de negocio decadentes, sino que no tienen encaje en el proyecto de lujo», añade.

El eje Canalejas-Sevilla-Alcalá espera un «gran revulsivo» con la llegada del hotel de gran lujo, un mega-centro comercial, apartamentos de alto «standing» y la peatonalización del entorno. «Que haya locales e incluso edificios enteros cerrados y sin comercializar es razonable. El pensamiento del propietario es esperar a ver si esa herida se cierra y los precios suben», comenta. «El valor de los inmuebles irá de la mano del éxito que tenga Canalejas. Los negocios de la zona serán su complemento», prevé.

En esta línea, algunos locales, ya han comenzado su transformación de cara a satisfacer la posible demanda de servicios que generará el proyecto. Los restaurantes y los locales de ocio «encajan» y podrán competir con la tipología de negocios que albergará el futuro centro comercial. El local que hasta ahora ocupaba la tienda Unión Musical –en Carrera de San Jerónimo, 26– será uno de ellos. Ahora se encuentra en plena reforma, tras ser comprado a la cadena de venta de instrumentos por una cifra que no ha trascendido.

Muy cerca, en la misma plaza de Canalejas, la cafetería Ricote –esquina con la calle de la Cruz– también ha cerrado recientemente por «jubilación». Según los comerciantes de la plaza, allí abrirán otro negocio de restauración.

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