Rosa Belmonte

Madrid ya no es Calcuta

En el pleno de ayer, un tostón, se habló de peste bubónica y macarthismo. Carmena dijo «slice»

Rosa Belmonte
Madrid Actualizado: Guardar
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Esperanza Aguirre acabó el pleno homenajeando a Sara Montiel. «¿Pero qué es esto?», clamó pasadas las dos de la tarde, cuando Manuela Carmena se puso a sermonear a los concejales por no leer en la tablet (pensará que son las tablets de la ley) los estupendos datos sobre Madrid que había proclamado a primera hora. «Las homilías no están en el orden del día», saltó Aguirre ya con el bolso agarrado. Pero volvamos a las nueve y cuarto. «En Madrid se vive bien». «En Madrid tenemos mucho talento». «Madrid despierta, se levanta y crece». Aparte de esto, Carmena también decía «slice» (por quesito) para señalar cifras en un gráfico. Aguirre: «Antes Madrid era Calcuta llena de niños hambrientos. Ahora somos una ciudad fastuosa y yo me alegro».

Silvia Elena Saavedra, de Ciudadanos, recordó que Madrid está sucia, contaminada, atascada, cada vez con más impuestos y tiene ratas en el barrio de Salamanca. Habló de la peste bubónica. «Y no quiero ser alarmista».

Percival Manglano reprochó a Ahora Madrid que quieran estrechar los carriles para ir más despacio. Cielos. Sánchez Mato, el Agamenón de «Igualico igualico que el difunto de su agüelico» con traje (y una chapa de los CIE en la solapa), animó el pleno reconociendo que con los impuestos dan «sablazos que había que dar». Le dijo a Henríquez de Luna que era rastrero referirse a sus creencias personales (contestación del otro: «Llamarle a uno cristiano de base no me parece un insulto, llamarle rastrero sí»).

El pleno era un tostón. En los picos de más afluencia, había tres o cuatro personas de público. No me extraña que Rita Maestre tenga esa desgana lánguida a la par que chulesca. Le tocó responder en nombre de la alcaldesa a la pregunta sobre los viajes del Ayuntamiento. «Buenos días a todos y todas». Como no contestaba del todo (y del toda), los del PP empezaron a murmurar. «Tranquilos, tranquilos… Que voy a contestar. Lo que no voy es a desgranar aquí una ristra de facturas». Y se creció en elocuencia: «¡Qué nivel, qué nivelón!». Entonces hizo una pausa dramática y parecía que se fuera a arrancar con el discurso de Gettysburg. Pero sólo añadió: «Es un nivelón». Cuando Sofía Miranda preguntó por la programación teatral acusó a la oposición de «uso macarthista del pleno señalando gente». Percival Manglano tenía una caja de Frenadol encima de la mesa. Yo para escuchar a Rita Maestre tomaría mejor Lorazepam.

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