Campanadas 2017

Las «preuvas» más familiares

Niños y mayores celebraron en la Puerta del Sol el primero de los tres ensayos previos a la gran fiesta de Nochevieja

Tres amigas festejan con sidra y adornos navideños las primeras «preuvas», ayer por la mañana, en Sol ÓSCAR DEL POZO
Aitor Santos Moya

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En medio de un clima festivo y, sobre todo, muy familiar, las campanas de la Real Casa de Correos repicaron a las 12 del mediodía de ayer, en el primero de los tres ensayos previos a la gran fiesta de Nochevieja que hoy a medianoche tendrá lugar en la Puerta del Sol . Engalanados con cuernos de reno, gorros de Papa Noel , pelucas y otros accesorios navideños, niños y mayores disfrutaron de una mañana repleta de ilusión y mucha alegría por el «nuevo año». Las famosas «preuvas» no defraudaron a nadie y, prueba de ello, fue el aplauso mayúsculo que los allí presentes brindaron cuando las manecillas del reloj marcaron el final de las campanadas.

Algunos, incluso, se apuntaron a repetir doce horas más tarde. « Venimos desde Alicante y si se tercia lo mismo volvemos a las de esta noche», señalaba Fran, sin perder de vista la complicidad de sus compañeros de viaje. Otros, en cambio, tenían claro la predilección por la velada matinal. «Es nuestra primera vez y preferimos evitar agobios», advertían Alicia, Lorena, Alba y Lourdes, satisfechas por la experiencia vivida. «¡Y eso que se nos ha olvidado pedir un deseo!», subrayaban entre risas.

Lo cierto es que la prueba inicial resultó mucho más distendida que la segunda. A diferencia de la registrada a las 12 de la noche, la Policía no desalojó la plaza para contabilizar desde cero el aforo total, que en esta Navidad se ha reducido de 25.000 a 20.000 personas. Tampoco el Metro cerró los accesos a la estación de Sol como si hizo después, desde las 21 hasta las 0.30 horas, en una medida que repetirá hoy ante la multitudinaria aglomeración de gente prevista.

Llegados desde todos los puntos de España, los asistentes degustaron diferentes aperitivos para celebrar en el kilómetro cero la puesta en escena de las doce campanadas . «Llegué hace unos días de Cáceres para pasar las fiestas en Madrid», señalaba Paqui, quien acompañada de su hermana Mari Carmen, disfrutaron de las «preuvas» al estilo más tradicional. «Nos hemos tomado las uvas con cáscara y pipos», relataban, conscientes de la felicidad que desborda esta celebración.

Unos metros más adelante, Conchi, Josefina y Angelines no perdían la ocasión de brindar con sidra y pedir que en 2018 «todo continúe, al menos, como hasta ahora». «El ambiente lo hemos notado más flojo respecto a navidades anteriores; igual es que los ánimos no están como para tirar cohetes», remarcaban. El júbilo, sin embargo, quedó inmortalizado en los rostros de los más pequeños. Niños como Iván, Alonso y Alba, que no pararon de divertirse en compañía de padres y amigos. «El ambiente es muy sano y estamos encantados de poder venir con ellos, sin los apretones de la Nochevieja », incidían Nani y Toñi , desplazadas desde Getafe junto al resto de la expedición.

Villancicos y serpentinas

Con la última campanada, los villancicos y las panderetas pidieron paso entre la algarabía reinante. «Oh, blanca Navidad» o «Pero mira cómo beben los peces en el río. Pero mira cómo beben por ver a Dios nacido...» fueron algunos de los cánticos más repetidos. La serpentina y el confeti tampoco faltaron a la cita. «Hasta el tiempo está de nuestra parte», sentenciaban Paco y Raúl, poco después de despejarse la plaza. Un enclave por el que minutos más tarde desfiló la Sanperrestre , una marcha donde los perros y sus dueños fueron los protagonistas con el objetivo de fomentar su adopción.

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