Manifestantes a las puertas del edificio okupado en el centro de Santiago
Manifestantes a las puertas del edificio okupado en el centro de Santiago - EFE
MANIFESTACIÓN EN SANTIAGO

Dos personas detenidas y 17 identificados tras las reyertas de la protesta pro-okupa

Parte de los 500 manifestantes se encerraron en el inmueble abandonado de un antiguo colegio de la capital gallega. Un amplio despliegue policial logró desalojar el patio de forma pacífica en torno a la media noche. Se requisaron palos y escudos ocultos

Santiago Actualizado: Guardar
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La manifestación ilegal que ayer por la tarde recorrió las calles del centro de Santiago acabó en allanamiento. Alrededor de un centenar de personas, simpatizantes del colectivo okupa Escárnio e Maldizer, asaltaron las instalaciones de un conocido complejo escolar abandonado en el Ensanche compostelano. La afrenta se saldó con dos detenidos, 17 identificados y una carga de los efectivos antidisturbios para proceder a la evacuación de la zona, que se produjo en torno a la media noche y sin lamentar heridos.

La movilización, organizada sin la necesaria autorización de la subdelegación del Gobierno, comenzó una ruta caótica desde el parque de la Alameda, donde más de medio millar de personas se dieron cita para mostrar su repulsa ante el desalojo de un edificio en el casco viejo de la capital gallega.

El guión siguió lo previsto. Un amplísimo despliegue policial desde primera hora de la tarde, con el helicóptero de la Policía sobrevolando la ciudad, y cánticos entre la muchedumbre a favor: «Diez, cien, mi centros sociales» okupados. No obstante, cuando la columna de la manifestación ya había transitado algunas de las principales avenidas de Santiago, un grupo de afines se agolpó en las puertas de la antigua sede del Colegio Peleteiro hasta lograr acceder a su patio central.

Desalojo, a media noche, del centro okupado
Desalojo, a media noche, del centro okupado - M. MUÑIZ

Fue entonces cuando una decena de encapuchados, con el rostro tapado por pañuelos y gafas de sol fueron organizando la entrada de manifestantes hasta que dentro del complejo se reunieron, aproximadamente, medio centenar de personas. Coreados por la multitud, algunos se mostraron amenazantes contra las cámaras de televisión y prensa que grababan la okupación. Hasta que la puerta se cerró y tanto la bandera como la pancarta que encabezaban la manifestación quedó colgada de la puerta del edificio.

Pasada una hora desde la entrada en elinmueble, los agentes de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional iniciaron una carga para evitar que el amotinamiento se prolongara durante la noche. Algunos manifestantes salieron por la puerta principal, con las manos sobre la cabeza, momentos antes de que las fuerzas de seguridad comenzaran a retirar a los okupas que estaban impidiendo el acceso de las fuerzas de seguridad al interior del recinto.

Tras el desalojo, la actividad de los prookupas, algunos de ellos llegados de otras comunidades e incluso de Portugal, según fuentes policiales confirmaron a este diario, se trasladó a los aledaños da la comisaría de la capital gallega. En las inmediaciones, dos centenares de personas hicieron necesaria la creación de un cordón policial formado por antidisturbios que durante buena parte de la noche controlaron sus movimientos para impedir nuevos altercados. El tráfico tuvo que ser desviado en algunos puntos céntricos de la ciudad, caso del paso por la alameda compostelana.

Precedentes

Con la de ayer, se han producido tres movilizaciones callejeras contra el desalojo del inmueble ubicado en el corazón del casco histórico de Santiago, practicada en obediencia a una resolución judicial favorable a los propietarios del edificio. Fue la primera convocatoria en la calle la que desencadenó una auténtica batalla campal, que finalizó con seis agentes heridos.

Es por eso que desde el pasado viernes, como publicó ABC, los mandos policiales organizaron un operativo compuesto por 180 agentes antidisturbios. El objetivo era evitar que se repitieran escenas como las de hace semanas, cuando los okupas arrojaron piedras, cristales y alcantarillas contra la Policía.

Desalojo del antiguo colegio compostelano
Desalojo del antiguo colegio compostelano - EFE

Desde la izquierda

El populismo gallego no perdió ayer, antes de la manifestación, otra nueva oportunidad de solidarizarse con los colectivos okupas. El portavoz parlamentario de En Marea y líder de la oposición en el Parlamento, Luís Villares, llegó a arrojar dudas sobre la cantidad de agentes de seguridad que velaban por el orden en Santiago: «Lo que tienen que hacer es garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales y no obstaculizarlos», destacó, en un intento de encuadrar los disturbios de hace semanas «con el derecho a que la propiedad cumpla unas funciones sociales». «Es algo que debe estar en el debate social», mantuvo.

Su compañera de escaño y responsable de Podemos Galicia, Carmen Santos, justificó igualmente los métodos empleados por los simpatizantes de Escárnio e Maldizer para impedir el desalojo el edificio. Hay que «respetar los derechos civiles» y «mostrar la protesta», dijo, aunque sea «de una forma no tradicional».

El referente de los nacionalistas en el Concello de Santiago, Rubén Cela, apostó por una ciudad siempre abierta a la «convivencia, pacífica, tranquila y plural». Después de participar en un acto de apoyo al secesionismo catalán, Cela defendió a quien quiera «defender las cosas en la calle, pero siempre respetando las normas de convivencia». El de ayer no fue un ejemplo.

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