El accidente se produjo a escasos 200 metros de O Porriño
El accidente se produjo a escasos 200 metros de O Porriño - EFE

La juez autoriza el traslado de los vagones accidentados de O Porriño

Los restos que no podrán ser reparados, se remolcarán hasta los talleres de Redondela

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Toda vez que los peritos han dado por concluidas las comprobaciones en la zona del accidente, los vagones del tren siniestrado el pasado 9 de septiembre a su paso por el término municipal de Mos, a escasos 200 metros de la estación de O Porriño, serán trasladados a los talleres de Renfe en Redondela. Allí descansan también los restos del convoy siniestrado en Angrois el 24 de julio de 2013. Así lo confirmaba ayer el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) tras conocer la autorización de la magistrada Lorena Fernández Márquez, titular del Juzgado número 2 de Porriño, a cargo de la investigación.

Si bien, los vagones del Tren Celta no podrán ser reparados al menos en el plazo de un mes, pudiendo prorrogarse este tiempo en función de las necesidades periciales, tal y como ha indicado la juez.

Tampoco podrán ser reparadas las vías. Fernández Márquez se muestra minuciosa en su investigación y prefiere esperar a que los técnicos den por finalizado su trabajo sin interferencias.

Esta decisión de autorizar el traslado de los vagones que hasta ahora se custodiaban en la estación porriñesa se produce después de que los peritos descartasen la semana pasada un fallo en los frenos que pudiera justificar que el maquinista no aminorase la marcha. Según reveló el análisis de la caja negra, el exceso de velocidad fue el causante del siniestro en que fallecieron cuatro personas y 49 resultaron heridas. El convoy, alquilado por Renfe a la empresa lusa Comboios de Portugal (CP) que se encarga de explotar la línea, descarriló a 118 kilómetros por hora en un tramo desviado y limitado a 30 por obras de mantenimiento.

El maquinista, de nacionalidad portuguesa, y que figura entre los fallecidos, «recibió y cursó recibo de haber recibido (pulsando un botón) dos avisos L1, que significan necesidad de moderar la velocidad», tal y como indicaba el TSXG coincidiendo con el volcado de la cinta de telo (homóloga a la caja negra de los aviones).

Más pruebas

Una vez constatado este extremo, queda por averiguar la causa que llevó al maquinista a no reducir la velocidad y que centra ahora la inspección pericial. Durante la semana pasada un equipo de técnicos, entre los que se encuentra Juan Carlos Carballeira, hicieron una serie de comprobaciones en el lugar del accidente sin detectar fallo técnico alguno. Así, las señales luminosas y acústicas, al igual que las agujas —un aparato que permite a los trenes cambiar de una vía a otra— funcionaron correctamente según los peritos.

Con todo, por ahora Carballeira señala que «todavía no se puede hablar de un fallo humano». Este perito designado por la Xunta también lo fue en la investigación de Angrois y forma parte de un equipo integrado por una treintena de técnicos de la firma Adif, encargada de la gestión ferroviaria, y de los operadores de trenes español Renfe y luso Comboios de Portugal, así como peritos judiciales. Queda ahora por saber el resultado de varias pruebas como las comprobaciones sobre los enclavamientos y del sistema de seguridad.

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