ALBERTO VARELA-CRÓNICAS ATLÁNTICAS

Que hablen los expertos

El fuego ataca Galicia con gobiernos de diferentes colores. Más nos vale dejar de lado interesespolíticos y ser serios

El fuego ataca Galicia con gobiernos de diferentes colores. Más nos vale dejar a un lado intereses políticos y ser serios

La realidad de estos días nos ha obligado a reflexionar de nuevo sobre la tierra quemada, igual que ocurrió con similar intensidad en 1989 y 2006. El fuego ataca Galicia con gobiernos de diferentes colores y a todos los países del Sur de Europa —lo de este año en Portugal ha sido terrible— y por eso más nos vale dejar a un lado intereses políticos y ser serios.

Que hay que tener atados en corto y a los pirómanos es indiscutible y parece de sentido común la necesidad de endurecer la legislación para que dejen de pasar sólo unas horas en el calabozo y salgan a pasear otra vez con el mechero por los montes. Como si lo suyo fuese sólo un desliz.

Por otra parte poca solución aportan los que se dedican a enredar con la reforma de la Ley de Montes que permite excepcionalmente recalificar terrenos quemados. Ven intereses urbanísticos y olvidan que esa posibilidad nunca se ha aplicado y que de hacerse tendría que ser por ley y para proyectos de interés público que sean compatibles con preservar la cubierta vegetal. Parece sensato prever excepciones para evitar 30 años de parón en obras públicas si hay fuego, pero es difícil convencer de que no hay gato encerrado a los que están empeñados difundir por las redes sociales demonios y confabulaciones.

Otros ponen el foco en el eucalipto. Que si el fuego lo beneficia o que las madereras salen beneficiadas. Los expertos reconocen que es una especie que propaga fácil las llamas y es cierto que hay que controlar más la venta de madera quemada, pero en condiciones como las que se dieron el domingo arde cualquier especie. Hasta el césped regado, decía la conselleira en el Parlamento. No es el único problema.

Otro gallo canta con el cambio climático. Que a mediados de Octubre pasen de los 30 grados en Vigo no es normal. Los fenómenos extremos están dejando de ser excepcionales y hay que tomar nota para adaptarnos a lo que viene. ¿Cómo? Mejor que respondan los expertos y que se callen los políticos.

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