El escritor Jorge Carrión
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Jorge Carrión recorre la Barcelona «pasajera»

Inspirado por Walter Benjamin, el escritor visitó durante tres años unos cuatrocientos pasajes de la ciudad y recoge ahora en un libro todos sus secretos

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Todo comenzó con un libro en un largo vuelo hacia Melbourne. El «Libro de los Pasajes» –también conocido como «Proyecto de los Pasajes»– obra inacabada de Walter Benjamin con cientos de citas sobre París. El primer pasaje barcelonés que atrajo la curiosidad de Jorge Carrión fue el de Manufacturas; camuflado en un portal de Lotería, conecta la calle de Trafalgar con Sant Pere Més Alt: «Crucé aquel túnel alucinante que no se parece a ningún otro de esta ciudad uniforme y no obstante llena de diferencias y al otro extremo me tomé un café en el bar Pasajes».

Inspirado por Benjamin, Carrión comenzó así «Barcelona. Libro de los pasajes» (Galaxia Gutemberg). El arquitecto Oriol Bohigas le confirmó que no había nada escrito al respecto: «Al principio iban a ser una veintena del centro histórico, pero ese no era mi mundo», explica.

Guía urbana en mano, Carrión marcó en el plano casi cuatrocientos pasajes: a lo largo de tres años los recorrió cuadrícula por cuadrícula, los fotografió y fichó. «Los pasajes permiten mirar Barcelona desde otro lugar y cuestionan la cuadrícula de Cerdà. El pasaje Permanyer es un ejemplo de cómo burlar la normativa del interior de manzana».

A medio camino entre la crónica, el ensayo y las citas ligadas al «pasajismo» o «pasajerismo», el autor se desmarca de las evocaciones nostálgicas de Barcelona. «Cada generación pierde su ciudad… Yo tuve la ventaja de haber nacido en Tarragona –justamente en un pasaje industrial– y viví mucho tiempo en Mataró. Por eso no cargo con lo que llamó la hipoteca Baudelaire», ironiza. Además de Benjamin y Calvino, Carrión se apoyó en las crónicas de Permanyer y Pla; el «cajón de sastre» del barón de Maldà fue todo un descubrimiento por su detallismo urbano: «Anotaba cada reforma de las calles». También rinde homenaje al periodista Huertas Claveria.

Sus habitantes

Pasajes que hablan de quienes los habitan: el pasaje Sert, asociado al pintor de renombre internacional Josep Maria Sert; el pasaje del Crédito –allí tenía su taller Joan Miró–, o el londinense pasaje Maluquer donde vive Eduardo Mendoza. Paisajes que daban acceso a refugios antiaéreos como el de Simó y pasajes que constituían, en sí, un refugio, como el de Méndez Vigo… «Era el más seguro en la guerra civil: allí estaba el Instituto Italiano de Cultura, los italianos no lo bombardeaban». Pasajes que fueron parques de atracciones como el de los Campos Elíseos y pasajes que hoy se degradan como el de Bernardí Martorell. Si tuviera que escoger el pasaje más bonito de Barcelona, Carrión se queda con el de Aiguafreda: «Allí estaban las ‘bugaderas’ de Horta. Los vecinos lo han cerrado porque no quieren turistas».

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