Natalia Menéndez afirma que una de sus apuestas ha sido conseguir que haya precios asequibles para el espectador
Natalia Menéndez afirma que una de sus apuestas ha sido conseguir que haya precios asequibles para el espectador - ABC

«El festival es un motor económico; por un euro invertido se recogen cinco»

Entrevista con la directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro

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Es una de las responsables de conseguir que cada año se acerquen miles de personas hasta la localidad ciudadrealeña de Almagro para vivir y disfrutar del teatro. Todo esto es posible porque, desde hace siete años, Natalia Menéndez (Madrid, 1967) trabaja duramente desde la Fundación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro para consolidar y proyectar el certamen. Actriz, autora, directora, productora, traductora, es la «maestra» encargada de llevar la batuta para que el compás del teatro del Siglo de Oro no decaiga durante los 25 días que dura el evento.

Hija del fallecido y popular actor Juanjo Menéndez, el primer contacto de Natalia con el teatro fue en una breve adaptación en la función ¡Oh, Penélope!, de Gonzalo Torrente Ballester.

Desde entonces, se enamoró del teatro y, más adelante, se licenció en Arte Dramático en la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (Resad), tanto en interpretación como en dirección. «El festival vive una segunda juventud y sigue siendo un referente a nivel mundial. Muchos lo consideran una fecha tan importante como la Navidad. Eso me parece precioso», afirma.

Esta es una edición especial porque se cumplen 40 años, ¿cuáles son las propuestas para este año?

Hay unos 20 estrenos entre absolutos y en España, que es una cifra importante. Es el festival más internacional, con 13 países participantes, Alemania a la cabeza y luego México, Rumanía e Israel, éstos dos últimos que asisten por primera vez. Es el festival con más funciones gratuitas, lo hemos llamado «entrada libre», e incluye espectáculos de teatro, circo, danza, música, exposiciones, presentaciones de películas, el documental que Castilla-La Mancha Media ha hecho sobre el festival... Todos los días va a haber al menos dos eventos: desde cosas tan elaboradas como el libro de las 40 ediciones, que ha sido un trabajo ímprobo, a unas migas manchegas o el Vermú de los Domingos. Creo que es una 40 edición que viene muy arropada, muy divertida y muy variada.

¿Qué balance puede hacer de estos años como directora y máxima responsable del festival?

Es una aventura muy enriquecedora. De un gran disfrute personal y de muchísima dificultad, porque ha habido una crisis económica en España que afectó al festival. De levantarnos e intentar que el festival no sufriera demasiado. De aprendizaje de lo que es un equipo y de conocimiento de lo que son las compañías nacionales e internacionales que tratan el Barroco. Creo que ha sido una aventura enorme.

Los políticos han entendido que el festival es el mayor evento de teatro barroco del mundo y que se debe defender

Almagro ha conseguido que durante estos 40 años programadores, distribuidores, actores y dramaturgos acudan a descubrir esta fiesta del teatro, ¿qué queda por hacer?

Sí. Este era mi empeño porque me parece que los festivales son para eso. Además de descubrir miradas nacionales, de diferentes comunidades autónomas, también debemos conocer cómo miran a Lope de Vega, Calderón, Cervantes, Tirso de Molina en otros lugares. Es todo nuestro patrimonio. Creo que nos viene muy bien saber lo que sucede en otros lugares y establecer puentes sólidos tanto con Europa, como con Iberoamérica. Esta relación ha ayudado a que los creadores españoles hayan podido salir y mostrar su trabajo. Me parece que había que hacer un trabajo un poco más profundo con respecto a la creación nacional. Pero también permitir que el espectador pueda disfrutar de las creaciones internacionales.

¿Y qué me dice de «Almagro Off»?, ¿es mucho más que un guiño a los nuevos creadores?

Almagro Off’ es una de las primeras ideas que tuve cuando me llamaron para el festival. Apunté en unos folios varias ideas que me parecían de sentido común. Había que apoyar la profesión más joven, pero no tanto con conferencias y debates, que no llevan muy lejos, sino con espacio, con lugar, con una apuesta sobre el patrimonio barroco, que es nuestra apuesta indisociable, para remover, agitar y dar a conocer las últimas propuestas. ¡Y ha funcionado muy bien! Al ser internacional, hay una competitividad muy buena. Además, haber escogido el espacio de La Veleta me parece que ha sido un acierto, porque es un espacio diferente, es como una isla… Creo que les ha ido estupendamente porque intentamos que su presencia no sea solo local, sino que se proyecte internacionalmente. Y luego que, de ahí, surjan giras para los grupos.

Deuda saneada

Cuando cogió las riendas del festival, precisamente no pasaba por su mejor momento económico y ha conseguido sanear las cuentas. ¿Cómo lo ha logrado?

Cuando llegué me hablaron de una deuda que se quintuplicó cuando empezamos a mirar las facturas. Aquello cobró un volumen que no era el que me habían hablado y que era más o menos un millón y medio de euros. Hubo voluntad política y decidimos hacer una fundación para reunificar la deuda. Todo se ha debido a la voluntad política y al equipo que me ha acompañado.

«Almagro Off»: Ha ido estupendamente porque intentamos que los nuevos creadores tengan una presencia importante

Ha tenido que lidiar con diferentes instituciones y de diferente signo político, ¿le ha costado mucho?

El planteamiento es que el patronato está integrado por diferentes organismos: el Ministerio de Cultura, la Junta de Comunidades, la Diputación de Ciudad Real, el Ayuntamiento de Almagro, el Museo Nacional del Teatro, la Compañía Nacional de Teatro Clásico y la Universidad de Castilla-La Mancha. Entonces, los cuatro patronos políticos, de distintos colores, han entendido que el festival es el mayor evento que hay en el mundo de teatro barroco y que se debe defender. Saben que es un motor económico de la comarca, de la región y, que por un euro invertido, se recogen cinco euros. Por tanto, no puede haber pérdidas.

Precisamente, en algunas entrevistas ha afirmado que tras sanear las cuentas se iba a pensar si seguiría al frente del festival. ¿Se ha replanteado esta decisión?

No. Yo no dije eso. Declaré que, si no aumentaban considerablemente el apoyo económico de cara a la cuarenta edición, no seguiría al frente. Sobre este asunto no voy a hablar. De eso hablaremos cuando acabe la cuadragésima edición.

¿De qué presupuesto estamos hablando?

Pedí un 15% de subida, que no era nada excesivo. Lo que pasa es que fuí demasiado correcta, porque exactamente esa cantidad es el importe de lo que podría suponer traer una serie de espectáculos para celebrar estos 40 años. No ha habido el incremento del 15% porque ha habido un lío político (PSOE y Podemos) y no se han aprobado los presupuestos. Esto ha provocado que no se haya cumplido lo prometido. Es decir, de alguna manera no se ha podido realizar eso que ellos habían prometido hacer, salvo la Diputación provincial de Ciudad Real, que sí ha cumplido.

Como directora y máxima responsable, ¿qué montajes no deben perderse los espectadores?

A los que les gustan las propuestas más tradicionales, les diría que fueran a ver «La Dama duende» y «El perro del hortelano», de la Compañía Nacional de Teatro Clásico; «El Cyrano de Bergerac», interpretado magistralmente por José Luis Gil. Y para los más atrevidos, les recomendaría «La Calderona», de Yllana Producciones, y «Romeo y Julieta», que se podrá escuchar en lengua indígena. Además, para los que quieran descubrir textos menos conocidos, que no se pierdan «Eco y Narciso», de Calderón, que me parece muy interesante. A nivel internacional, hay que ver «Los enredos de Scapin», de Molière, que lo trae a Almagro la compañía The Jerusalem Khan Theatre; y «Julio César», de Hungarian Theatre of Cluj de Rumanía.

Y de Alemanía, el país invitado, ¿qué recomienda?

Probablemente, «La vida es sueño», que es el mejor «Sueño de Verano» que he visto en mi vida y que nadie debe perderse.

Finalmente, ¿qué previsiones tiene el festival en cuanto a la venta de entradas?, ¿qué facilidades se ofrece a los espectadores?

Por suerte, desde que asumí el cargo en el festival estamos poniendo en marcha diferentes iniciativas. Tenemos descuentos para niños, mayores, desempleados y grupos. Tenemos el Día del Espectador, que es el jueves. Y en la página web del festival estamos haciendo permanentemente promociones del 50%. Además, estamos trabajando con la ONCE y hemos conseguido que todos los fines de semana haya funciones para las personas con algún tipo de discapacidad. Creo que ese ha sido mi empeño: poner precios asequibles para que el público pueda disfrutar del festival.

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