El joven fue atendido en el servicio de urgencias del hospital zaragozano Miguel Servet
El joven fue atendido en el servicio de urgencias del hospital zaragozano Miguel Servet
Sociedad

El Gobierno aragonés paga 39.000 euros a un menor por arruinarle un testículo

Un diagnóstico erróneo y negligente obligó a extirparle el testículo y a sustituírselo por una prótesis

Zaragoza Actualizado: Guardar
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La Consejería de Sanidad del Gobierno aragonés ha aceptado indemnizar a un menor de edad con 39.000 euros, por haberle arruinado un testículo. Se lo tuvieron que extirpar y quedó en lista de espera para implantarle una prótesis con la que ocupar el hueco dejado en su escroto.

Los hechos ocurrieron en febrero de 2016, aunque ha sido ahora cuando se ha resuelto la reclamación por daños y perjuicios que plantearon los padres en nombre de este menor de edad, vecino de Zaragoza. Cuando perdió el testículo tenía 16 años.

El caso acabó en manos del Consejo Consultivo de Aragón, que ha aceptado la reclamación del menor y ha dictaminado que la Consejería de Sanidad debe indemnizarle, exactamente, con 38.899,93 euros por los daños y perjuicios que le causó esa negligente asistencia sanitaria.

El 6 de febrero de 2016, a la una de la madrugada, el muchacho acudió al servicio de urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza con un fuerte dolor en la ingle e inflación en su testículo izquierdo. El médico que le atendió no le hizo ninguna analítica ni una ecografía, lo que hubiera sido clarificador para dar con un diagnóstico acertado. Optó por una simple palpación y eso le bastó para concluir que el menor sufría una epididimitis, una inflamación en los testículos de origen infeccioso.

Ese facultativo no era urólogo y tampoco vio necesario consultar al urólogo de guardia para cerciorarse en el diagnóstico. Le recetó un antibiótico y lo mandó a casa, sin más, indicándole que fuera a su médico de cabecera para que le hiciera un seguimiento.

Tan solo cuatro días después, el muchacho acudió al médico de cabecera del Centro de Salud «La Paz». Al ver su estado, lo remitió de inmediato al servicio de urgencias del hospital Miguel Servet, donde en ese momento sí que le atendieron especialistas en Urología, que le encargaron pruebas analíticas y una ecografía. Rápidamente comprobaron que lo que en realidad padecía el menor era una torsión testicular, una patología que si no es corregida con rapidez provoca la pérdida del testículo por necrosis. De hecho, el testículo ya era insalvable en ese momento, por lo que no se pudo hacer más que determinar su extirpación y la colocación de una prótesis con posterioridad.

Los informes recabados durante el proceso jurídico seguido a raíz de esos hechos han sido mayoritariamente coincidentes al apuntar que la asistencia médica que recibió el muchacho fue inicialmente insuficiente y negligente. «No se observó la práctica médica más adecuada», indican los informes valorados por el Consejo Consultivo de Aragón. Más aún teniendo en cuenta que el paciente estaba dentro del tramo de edad en el que las torsiones testiculares son más frecuentes, algo que tampoco fue tenido en cuenta por el facultativo que le atendió erróneamente.

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