El PP ganaría con 144 escaños y el PSOE, tercero, perdería 15 desde junio

Populares y Ciudadanos sumarían mayoría absoluta en unas nuevas elecciones y Podemos se afianza como segundo

Madrid Actualizado: Guardar
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Si ayer se hubieran celebrado nuevas elecciones generales en España –como estaba previsto, en el caso de que el PSOE no se hubiera abstenido– el Parlamento habría cambiado de forma significativa. El PP habría reforzado su primera posición, podría gobernar con mayoría absoluta solo con el apoyo de Ciudadanos y el PSOE estaría más hundido que en la actualidad, por detrás de Podemos y con un papel totalmente irrelevante en las Cortes de los años siguientes. Este es el escenario que refleja el último barómetro de GAD3 realizado para ABC entre el lunes y el viernes de esta semana pasada.

Con los resultados que recoge la encuesta, se ve con claridad a quién podría haber beneficiado la celebración de otros comicios y quién habría sido el principal perjudicado.

El PP saldría ganando sin duda, ya que aumentaría el número de diputados que tiene en este momento, y además no requeriría los equilibrios parlamentarios que debe hacer ahora para no ser derrotado en cada votación, ni tendría la espada de Damocles de la inestabilidad y el bloqueo permanentemente sobre su cabeza.

Al partido de Albert Rivera tampoco le vendría mal volver a las urnas, ya que no solo mejoraría el escrutinio del 26 de junio, sino que además ocuparía un papel central, determinante en el Gobierno de España. En el lado opuesto, llamar a los españoles a las urnas de nuevo sería un desastre absoluto para el PSOE, su papel de oposición quedaría finiquitado y cedería su espacio a Podemos, que se consolidaría en segunda posición, como principal alternativa al PP.

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Prácticamente un año después de las elecciones del 20 de diciembre, el PP lograría un 34,1 por ciento de los votos y 144 diputados. El resultado parece moderado, incluso hay una caída significativa respecto a la anterior encuesta de octubre, pero si se compara con los datos del 20-D, y con los del 26-J, se ve la remontada que ha hecho el partido de Rajoy y cómo en doce meses ha recuperado parte de la confianza perdida. Hace un año se quedó en el 28,7 por ciento, con 123 diputados, y el pasado 26-J, en un 33 por ciento, con 137 escaños. Desde diciembre de 2015 hasta ahora, ha ganado 21 diputados, y más de cinco puntos en estimación de voto.

Con este resultado, el PP no necesitaría la gran coalición que ha reclamado Rajoy desde hace un año, con el PSOE y con Ciudadanos, para lograr un Gobierno estable. Le bastaría un acuerdo con el partido naranja. Ambos sobrepasarían la mayoría absoluta, pero a cambio se perdería la «gran oportunidad» a la que se refiere siempre Rajoy, en referencia a la posibilidad de llegar a acuerdos de Estado nunca antes logrados, precisamente por las ausencias de mayorías claras. PP y Ciudadanos sumarían 178 diputados, dos más de los necesarios para llegar a la mayoría absoluta.

El electorado premia en cierta medida la actitud que demostró Ciudadanos, cuando pasó del «no» a Rajoy a la abstención, y de ahí al voto afirmativo para salir del bloqueo que vivía España. En este momento obtendría un 14,2 por ciento de los votos, un porcentaje más alto que el del 20-D (13,94 por ciento), el 26-J (13,1 por ciento) y el de las últimas encuestas. Se traduciría en 34 diputados, dos más que en junio, aunque seis menos que en diciembre.

El principal drama se viviría en la calle de Ferraz. Desde junio, cuando el PSOE se quedó en 85 diputados, pasaría ahora a tener 70, con un 19,2 por ciento de votos. La pérdida de 15 escaños, 20 desde diciembre, 40 desde 2011, le colocaría como tercer grupo parlamentario en el Congreso, por detrás de Podemos. Dicho de otra manera, el jefe de la oposición sería Pablo Iglesias, y los socialistas no solo pasarían a ocupar un papel irrelevante, pues sus votos, ni siquiera su abstención, serían necesarios para gobernar, sino que dejarían de ser el grupo referente de la oposición. Este desplome del PSOE tiene un matiz: como se observa en la serie histórica de las encuestas de GAD3, la caída socialista se ha detenido a partir de octubre y los nuevos resultados apuntan a una tímida recuperación.

Lo que es evidente es que una reedición del bloqueo político y una vuelta a las urnas serían altamente peligrosas para el PSOE. De ahí se deduce que tiene más interés en que la legislatura siga su curso y el Gobierno de Rajoy no quede paralizado y se vea obligado a disolver las Cortes y convocar elecciones, algo que podría hacer a partir de mayo.

El partido de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, incluidas sus marcas territoriales, se sigue alimentando de la descomposición interna que ha vivido el PSOE en los últimos meses, y ahora obtendría 75 diputados, cinco más que el PSOE, con un 21,6 por ciento de votos. Son cuatro diputados más de los obtenidos el 26 de junio. Pero el porcentaje de voto es prácticamente idéntico (21,1 por ciento entonces), lo que indica que la ley electoral beneficia su segunda posición en detrimento de un PSOE en horas más bajas.

Con estos resultados, Podemos no podría buscar esa fórmula alternativa que exploró con el PSOE tras el 26-J, pues entre ambos solo llegarían a 145 diputados, claramente insuficientes. Necesitarían, sí o sí, a Ciudadanos, y este partido nunca ha estado por la labor de llegar a ese tipo de acuerdo con los populistas.

Ese sería el balance general del paisaje político, comparado con el que dejaron las urnas el 26 de junio. Pero la encuesta se puede valorar también en su comparación con los resultados que vertió el pasado mes de octubre, antes de la formación del Gobierno y en plena crisis socialista, con la dimisión de Pedro Sánchez y la formación de una gestora incluidas. En un par de meses, ya con el Gobierno rodando y con los primeros grandes acuerdos alcanzados en el Parlamento, el PP ha amortiguado el fuerte ascenso que tuvo en las semanas posteriores a las elecciones: si en octubre llegó a los 159 diputados en la encuesta de GAD3, ahora tendría 144. La fuerte subida de los populares en la anterior encuesta hay que achacarla al hartazgo que había en España por el bloqueo político y el «no es no» que encabezó Pedro Sánchez. Una vez superada la parálisis y con un Ejecutivo ya en marcha, se produce el retroceso demoscópico del PP.

El PSOE, sin embargo, ha logrado parar la fuerte caída que experimentó hasta octubre, y gana dos diputados respecto al anterior barómetro (hace dos meses tocó suelo en las encuestas, con 68 diputados). Se comprueba así que su abstención no solo no le ha supuesto un mayor castigo respecto a la situación que ya tenía, sino que ha empezado a subir de forma muy moderada: seis décimas más desde octubre. Del mismo modo, Ciudadanos también ve cómo su papel esencial en la investidura, con el «sí» a Rajoy, ha sido premiado por sus electores: en octubre solo tenía 30 diputados y ahora llega a 34.

Podemos, por su parte, obtiene seis escaños más respecto a la encuesta anterior, que podría obedecer a un trasvase de votos de una parte de los desencantados del PSOE por la abstención, pero también de electores de Bildu, que perdería dos de los cuatro diputados que obtenía en octubre. El PSOE, a su vez, habría recuperado parte de la estimación de voto prestada que el PP tuvo en octubre, más moderada, una vez desbloqueada la situación.

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