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Los candidatos a la Secretaría General del PSOE minutos antes del debate - EFE

El duro choque entre Díaz y Sánchez ahonda la fractura de los socialistas

La presidenta de Andalucía ataca al madrileño por no tener una idea de España y a sus resultados electorales en un bronco debate en el que López emergió como alternativa

Madrid Actualizado: Guardar
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El «no mientas, cariño» que Susana Díaz le espetó a Pedro Sánchez no solo será la frase más recordada del debate que ayer lunes mantuvieron los tres candidatos a la secretaría general del PSOE, sino que resume a la perfección lo enconado de una rivalidad que se percibió más irreconciliable que nunca.

Los tres contendientes apenas encontraron consenso en la necesidad de derogar la reforma laboral y en su compromiso de intensificar la lucha contra la violencia de género. A partir de ahí, todas las cuestiones programáticas abandonaron el debate, que pasó a convertirse en un cruce de reproches. El anunciado «guante blanco» que se había anunciado por todos los equipos cayó en saco roto nada más empezar.

Ya en su primera intervención Díaz reivindicó «un rumbo cierto» para el PSOE.

Sería solo el aperitivo del tronco central de su discurso: criticar los cambios de criterio de Sánchez. Y si Díaz iba a apostar por esa estrategia, también Sánchez dejó claro desde el minuto uno que la suya iba a ser machacar como un martillo pilón recordando la abstención y evocando la «frustración» de la militancia.

López encuentra su espacio

Por su parte, Patxi López a veces parecía resignado, aunque en el fondo se estaba encontrando muy cómodo. Era el debate que esperaba. Hasta la posición central entre ambos que ocupó en el escenario y que se decidió por sorteo le ayudó en su empeño. Afeó la actitud de sus dos contrincantes, fue de los tres el que más habló de propuestas concretas y colocó en varios puntos del debate su discurso en favor de la unidad para «coser de verdad al PSOE». Y con eso bastó para que se extendiera cierto consenso sobre su «victoria moral» en el debate. Y es que sus opciones de ganar las primarias siguen siendo tan bajas como antes del debate, pero lo cierto es que ayer dio argumentos para mantener su candidatura hasta el final.

El exlendakari tuvo que capear en directo con el intento de Sánchez de absorber su candidatura: «Este proyecto es tu proyecto, es nuestro proyecto», le dijo Sánchez, mientras le recordaba que había incorporado muchas de sus propuestas a su proyecto. López respondió de forma mordaz: «Me parece bien que si no tenías ideas cogieses las mías». La crítica de López conectó directamente con el tronco argumental de Díaz, que incidía insistentemente en la vacuidad de Sánchez. Con Cataluña como telón de fondo Díaz fue directa a por Sánchez: «Vienes cambiando de opinión en función de lo que te viene bien. No se puede tener cada día de la semana una visión de España».

Sánchez se aferró en todo momento al recuerdo de la abstención al PP y a equiparar a Díaz con ella

A duras penas pudo Sánchez hacer frente a ese ataque. Y no hubo un bloque en el que no buscase cualquier oportunidad para recordar la abstención ante el PP. «Al PSOE hay que rescatarlo de la abstención». Un mensaje simple, pero efectivo. Díaz evitó ponerse enfrente de esa crítica, pues sabe que sería letal justificar la abstención. Y salió del rincón del ring en la que Sánchez trataba de acorralarla recordando que «la raíz del problema son los 85 escaños».

Díaz tocó en varios puntos del debate la debilidad electoral de Sánchez, que contrapuso con sus triunfos en Andalucía o los de Guillermo Fernández Vara en Extremadura. Y para darle más entidad a su crítica hacia Sánchez puso encima de la mesa un compromiso: se marchará si el PSOE no remonta electoralmente. La presidenta andaluza trató de distanciarse de la idea de que todo se reduce a un debate entre ella y Sánchez recordando como muchos antiguos colaboradores del ex secretario general han dejado de confiar en él: «Tu problema no soy yo, tu problema eres tú».

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