La cúpula del PP celebró la victoria electoral del 20 de noviembre de 2011, en el balcón de Génova
La cúpula del PP celebró la victoria electoral del 20 de noviembre de 2011, en el balcón de Génova - ÁNGEL DE ANTONIO

El PP intenta despegar tras el desgaste sufrido en la legislatura

Los populares llegan al 20-D con la certeza de que la recuperación no ha sido suficiente: el coste del poder y la corrupción «pesan» en las encuestas

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Si para los españoles la que está a punto de acabar ha sido una legislatura tremendamente dura, en el PP se puede considerar un mandato «horribilis», en el que la recuperación económica no le ha sido suficiente para llegar a las elecciones con una ventaja holgada frente a sus adversarios. Todo lo contrario. En las encuestas, cuatro partidos están en un puño y los populares siguen sin despegar aunque los datos económicos reflejen que se ha dado la vuelta a la situación.

¿Qué ha ocurrido para que la salida de la peor crisis en décadas no haya sido suficiente para que el PP no llegue al 20-D con tanta incertidumbre? El desgaste del poder se ha visto, en su caso, centuplicado por la intensidad del rechazo que han provocado algunas de las medidas aplicadas para combatir la crisis.

Acrecentado por la «lluvia gruesa» de casos de corrupción que afectaban directamente al partido, algunas decisiones políticas desacertadas –en temas como la reforma del aborto–, y unos menguantes resultados electorales que hicieron crecer el desasosiego entre los dirigentes.

Lo cierto es que, a lo largo de la legislatura, los tropiezos del PP han sido muchos, y sonados, desde lo político a lo judicial, pasando por el reiterado descalabro electoral. Unas claves que explican por qué el inicio de la recuperación no está siendo recompensado como esperaban en el Ejecutivo.

Recortes e incumplimientos

En torno a la medianoche del 20 de noviembre de 2011, el PP ya sabía que podría gobernar con una amplia mayoría. El 30 de diciembre anunció una subida de impuestos, que afectaba a todos los tramos del IRPF. Incumpliendo, de paso, la principal de sus promesas electorales. Comenzaron los recortes, cada vez más impopulares, y el culmen seguramente llegó en julio de 2012, cuando anunció que suspendía la paga extra de Navidad a los funcionarios. A finales de ese año, el PP había caído 13 puntos en intención de voto.

El problema catalán

Artur Mas convocó elecciones anticipadas en Cataluña para noviembre de 2012. El desafío separatista ha ido creciendo como una bola de nieve pendiente abajo, sin que el Gobierno de Rajoy diera la respuesta contundente que un sector de su formación le pedía.

Corrupción, la gran mancha

La corrupción salpica en todas direcciones. Y el PP no se ha visto libre de ella. Antes incluso de gobernar Rajoy, ya habían surgido escándalos como el de la trama «Gürtel», que afectaba al partido en Madrid y Valencia. Pero la «madre de todos los escándalos» vino cuando saltó a la luz el «caso Bárcenas»: acababa de empezar el año 2013 y se publicaron documentos según los cuales el ex tesorero del PP había pagado durante años sobresueldos a dirigentes y cargos públicos populares con dinero B procedentes de donaciones privadas poco claras. Bárcenas sigue en prisión a día de hoy, pero aún faltan por aclarar muchos asuntos, entre ellos la procedencia de los millones de euros que almacena en sus cuentas en bancos suizos.

Si los populares creían haber tocado suelo con la «Operación Púnica», aún les quedaba algo peor: ver a un auténtico emblema del partido, Rodrigo Rato, detenido en horario de máxima audiencia.

La ley Wert y el Aborto

Wert fue siempre un ministro muy polémico, por su personalidad y sus potentes declaraciones. La ley de Educación ha sido de las más criticadas por la oposición. Especialmente fue discutida su defensa de los recortes. Fue tal el rechazo producido que España vivió, en mayo de 2012, una huelga general de todos los niveles educativos públicos, de infantil a la universidad. Hasta en su marcha fue polémico Wert: consiguió el puesto que deseaba en París, como embajador español en la OCDE, una decisión de Rajoy que irritó en sus propias filas.

La reforma de la ley del Aborto ha sido uno de los mayores quebraderos de cabeza de Rajoy, y acabó incluso con la dimisión de un ministro, Alberto Ruiz-Gallardón. Rajoy no logró el consenso deseado, y la ley prometida quedó reducida a una reforma puntual que no satisfizo a casi nadie. La promesa incumplida distanció al partido de un sector de su electorado.

Los «cinco» avisos

Los excelentes resultados obtenidos por el PP en las elecciones de 2011 fueron decayendo así a un ritmo espectacular, a medida que avanzaba la legislatura, con decisiones políticas que el Gobierno popular ha pagado en apoyos, en una hemorragia que aún no se ha detenido. Han sido los «cinco avisos» a los que se refirió Aznar. Los alcaldes y presidentes autonómicos empezaron a dar muestras de inquietud: los emergentes parecían comerle el terreno al bipartidismo, y la recuperación económica no era suficiente. A todo esto se ha unido una coordinación manifiestamente mejorable entre La Moncloa y Génova.

Apenas a dos meses de las generales, el nerviosismo en el PP es grande, ante el previsible retroceso electoral, con peleas internas que ya no se disimulan, y una impresión general de desánimo. Todo ello a pesar de dar por cumplido su objetivo principal, dar la vuelta a la peor crisis económica.

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