Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno
Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno - jaime garcía

Un sector del PSOE quiere que Sánchez renuncie a gobernar si no gana el 20-D

Pretenden que emule a Zapatero en 2004 y diga antes:«Si saco un voto menos que Rajoy, pasaré a la oposición»

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¿Se atreverá Pedro Sánchez a emular a José Luis Rodríguez Zapatero, que el 4 de marzo de 2004, diez días antes de aquellas primeras elecciones generales que ganó, dijo rotundo: «si saco un voto menos que Rajoy, pasaré a la oposición»? Oficialmente, la Ejecutiva del PSOE no se lo ha planteado pero entre los cuadros socialistas sí está siendo motivo de conversación. Muchos no quieren que el asunto llegue vivo y se dirima en el primer Comité Federal tras las elecciones del 20 de diciembre porque habrá «conflicto».

El argumento que usan los críticos hoy con Sánchez es que «algo hay que hacer» para salir del «estancamiento» de voto en el que está el partido a tres meses de los comicios.

Ya se empezó a ver, dicen, en las elecciones municipales y autonómicas, aunque el pobre resultado quedó oculto por la vuelta del partido al poder en numerosos ayuntamientos y comunidades.

Ahora vuelve con fuerza ese debate, tras otro mal resultado electoral, esta vez en Cataluña: con una participación histórica del 77%, diez puntos mas que en 2012, el PSC ha logrado 4.000 votos menos. Y, lo peor, dicen los críticos con Sánchez: « Ciudadanos se ha convertido allí en la alternativa...». Ya no es solo Podemos quien amenaza al PSOE por la izquierda sino que la formación que lidera Albert Rivera ha empezado a comer voto por la derecha; «y de que manera», dice uno de los consultados. Uno de los alineados con las tesis de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, de que elpartido no está sabiendo rentabilizar el mal momento del PP.

Casi todos en el PSOE reconocen a Sánchez haber conjurado el peligro de verse sobrepasado por Pablo Iglesias, pero hay quien piensa que ahora debe ir más allá con un anuncio como el de Zapatero en 2004. Y lo explican no solo en términos políticos, de rechazo a gobernar con Podemos sino estratégicos: «Si nos presentamos (el 20-D) dejando la duda en el aire, los indecisos que quieren cambio terminarán votando a Podemos o a Ciudadanos, muchos de los nuestros torcerán el gesto... y los del PP irán en masa a votar para conjurar el peligro de una sopa de letras», pronostica un destacado diputado. «Intentar formar gobierno si no ganas es sencillamente de locos con el panorama parlamentario que habrá la próxima legislatura».

La «sombra» de los cien escaños que dan algunas encuestas al PSOE pesa mucho en todas estas reflexiones. Y las sospechas y rencillas internas, también. Los críticos ven a Sánchez dispuersto a pactar y hacer «lo que sea» para llegar a La Moncloa y, por contra, quienes le apoyan hablan de «jugada interesada»: renunciar a gobernar previamente para que el secretario general no tenga margen de maniobra y poder así empezar una estrategia de desgaste contra él si pierde desde la misma noche electoral. «Es tanto como dar las elecciones por perdidas», reconoce un presidente autonómico no muy afín a Sánchez.

Y además, añaden los partidarios de no moverse, hace once años no estaban ni Podemos ni Ciudadanos en la escena política. «No digo que no haya que hacerlo finalmente», señaló días atrás un destacado colaborador del secretario general del PSOE a ABC, «pero quien lo proponga en base a comparar la situación política de hoy con la que tenía Zapatero hace once años, ignora que esta España no tiene nada que ver con la de 2004». Una opinión bastante extendida entre los barones que se han visto aupados al poder en junio gracias a Podemos.

Ayer, los partidarios de que Pedro Sánchez renuncie a gobernar recibieron un balón de oxígeno. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, hizo algo similar a lo que pide este sector al reiterar que no participará en ningún gtobierno «que no presida»; lo cual, señalan, es tanto como enviar el mensaje «votadme a mi que soy el cambio». Rivera señala que apoyará leyes y medidas pero no puede entrar en un ejecutivo para desarrollar políticas que no sean las de Ciudadanos.

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