El presidente de la Generalitat, Artur Mas, durante la sesión de control al gobierno en el Parlamento catalán
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, durante la sesión de control al gobierno en el Parlamento catalán - efe

Artur Mas, abandonado por su guardia pretoriana

Homs medita su futuro político, tras el desmarque de Gordó, Madí o Llorens

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Poco o nada queda de aquel grupo de jóvenes convergentes que estaban llamados a protagonizar el llamado postpujolismo y que crecieron políticamente a la sombra del nuevo líder nacionalista, Artur Mas. Desde que, hace cinco años, el presidente catalán se embarcó en su proyecto independentista, los miembros de su guardia pretoriana han ido desertando hasta el punto de que solo queda Francesc Homs, consejero de Presidencia, de aquel núcleo duro inicial.

Pero, según ha podido saber ABC, el hombre de confianza de Mas medita su futuro y podría estar preparando su salida de la política en un plazo máximo de uno o dos años. No entra en sus planes ser cabeza de lista de CDC en el Congreso, como se ha rumoreado.

Entre otras cosas, porque es posible que el experimento de la «lista sin políticos» que plantea ERC y CUP con el beneplácito de las entidades independentistas de cara a las autonómicas del 27-S, se haga extensivo a las generales.

Homs, que podría volver a ejercer la abogacía, ha parado los golpes dirigidos contra Mas desde una controvertida portavocía que le ha pasado factura y que, al parecer, cedió a voluntad propia a la sindicalista Neus Munté, actual consejera de Bienestar Social y Familia. El «efecto Podemos» ha trastocado la estrategia soberanista del presidente catalán, hasta el punto de impulsar una lista de la sociedad civil que ahora se le ha vuelto en contra. En efecto, al abandono de sus antiguos compañeros de liderazgo, se une ahora la amenaza de ser excluido de esa candidatura. Mas se reunirá hoy con los partidos y las asociaciones que secundan esa fórmula, que ni él ni su partido, Convergència, ven clara. Mucho más crítico con ese embrollo es el presidente de UDC, Josep Duran Lleida, quien se ha desmarcado definitivamente del independentismo de Mas tras la ruptura entre su partido y CDC.

Pujol y Duran

La soledad de Mas es cada vez más abrumadora. Incluso ha experimentado la caída en desgracia de quien él mismo calificó de «padre político», el expresidente Jordi Pujol, quien confesó hace ahora un año que ocultó dinero en Andorra. Su hijo Oriol, que precisamente formaba parte de ese grupo de confianza de Mas, también se ha visto envuelto en un caso judicial que le ha apartado de la política.

Pero el plante más significativo fue el de David Madí, considerado el cerebro de ese equipo, responsable de las campañas electorales de Artur Mas y exsecretario de Comunicación de la Generalitat, que se vio obligado a dimitir por una supuesta manipulación de informes. Felizmente recolocado en Endesa y Applus+, Madí participó en la campaña «Freedom for Catalonia» que el soberanismo lanzó con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992.

Otro miembro de la «corte del rey Artur» era Carles Llorens, director de Cooperación en la Generalitat, pero que también tuvo que abandonar por una serie de irregularidades contables. Resiste en el Gobierno catalán Francesc Gordó, consejero de Justicia, quien ha cuestionado la estrategia separarista de Mas. Ello le ha valido varios enfrentamientos con Homs, el último hombre de confianza que le queda a Mas. De momento.

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