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Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, candidatas a la Alcaldía y la Comunidad Autónoma de Madrid - isabel permuy

Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, candidatas a la alcaldía y la presidencia de Madrid

Dos políticas de raza, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, conforman el ticket electoral que intentará recuperar la confianza de los votantes populares en una región clave

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Dos mujeres fuertes, independientes, sin pelos en la lengua y con tendencia a la polémica, Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre, han sido las elegidas por el PP para la misión más dura de la «batalla» electoral del 24-M: mantener Madrid. Los populares saben, porque así lo señala la estadística, que los resultados de Madrid son claves y marcan la tendencia que luego se certifica en las generales. Por esa razón, Rajoy ha optado por sobreponerse a su conocida mala relación con Esperanza Aguirre y aceptar su ofrecimiento para ser candidata a la alcaldía de Madrid.

Como contrapeso, sitúa en la carrera hacia la Presidencia de la Comunidad de Madrid a Cristina Cifuentes, más cercana al presidente del PP, y que actúa como relevo al actual jefe del Ejecutivo regional madrileño, Ignacio González, que se queda fuera intempestivamente después de «una semana atroz», como explicaban en su entorno.

Fue la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien en la tarde de ayer telefoneó al presidente madrileño para comunicarle que no sería finalmente el elegido. Acababa una tarde muy tensa, en la que, se lamentaban en el entorno del presidente, «ni siquiera se ha convocado al comité electoral regional» para cumplir los trámites. «Si iban a hacerlo, mejor que hubiera sido antes; se habría evitado la agonía de esta semana». Y lamentaban: «La política está llena de tiburones».

La noticia se conocía sobre las ocho de la tarde, al finalizar un comité electoral nacional que se hizo eterno, y tras una tarde de tensión apenas contenida. Ignacio González quedaba fuera de la carrera, según él mismo señalaba unos minutos después de conocerse su derrota, por la «campaña orquestada» contra él, una serie de informaciones que recordaban polémicas judiciales en su mayoría ya cerradas, y que en algún momento de la semana llegó a achacarse en su entorno al «fuego amigo» procedente de su propio partido.

No tirar la toalla

González, de hecho, no ha dejado de enviar mensajes estos últimos días, no sólo señalando que sería «inaceptable» y «gravísimo» que lo que consideraba una «campaña» en su contra pesara a la hora de las designaciones, sino también lanzando un claro aviso a navegantes: «Si alguien pretendía que yo tirase la toalla, se equivoca radicalmente».

El apoyo manifestado por la cúpula popular al presidente regional madrileño en estos últimos días, en todo caso, no ha sido todo lo caluroso que él podía esperar; hay quien desde el PP regional calificaba de «fría» la actitud demostrada por el partido. El propio González había dejado oir su voz para contestar en público a quienes apuntaban en privado que era imposible un ticket electoral Aguirre-González porque sería dejar en sus manos demasiado poder: ambos controlan en la actualidad el partido en Madrid. Pero a nadie se le escapa también lo peligroso que puede ser abrir una vía de agua en el buque que es el PP madrileño.

Esta puede ser, de hecho, una de las claves de la operación realizada ayer por Rajoy: Esperanza Aguirre es la presidenta del partido en Madrid, e Ignacio González su secretario general. «Era muy difícil, si no imposible, hacer una campaña, mover a los afiliados, los militantes, etcétera, sin ninguno de los dos, o teniéndola a ella en contra». Entre las posibles soluciones, Rajoy ha optado por desplazar a González, muy «tocado» mediáticamente, y elegirla a ella, que le garantiza la paz en el partido. De momento.

Aguirre: luces y sombras

Esperanza Aguirre, que ha sido de todo en la política nacional –concejal en Madrid, ministra, presidenta del Senado, presidenta autonómica– tiene también a sus espaldas muchas polémicas: no hay que olvidar que González ha sido siempre su mano derecha, su hombre de confianza. Como también lo fue en su momento el ahora encarcelado Francisco Granados. O el imputado en la Gürtel Alberto López Viejo.

Por otra parte, Aguirre siempre ha dejado bien clara su postura política, que no en todas las ocasiones coincide con la de Rajoy: le ha criticado públicamente las subidas de impuestos, el trato a las víctimas del terrorismo, los incumplimientos electorales, e incluso intentó moverle la silla en el Congreso Popular de Valencia (2008). Algo que el presidente ni perdona ni olvida.

Pero Rajoy, hombre práctico ante todo, ha comprendido que, como dicen los chinos, la palabra crisis y la palabra oportunidad se escriben con el mismo signo. Y si su entonces encarnizada enemiga, que nunca ha dejado de suponer un peligro cierto, es ahora la responsable directa de ganar Madrid para los populares, eso puede convertirse en un arma de doble filo. Las encuestas internas que maneja el PP son de malas a muy malas; Aguirre ya dijo hace tiempo que ella no es de las que dejan el barco cuando empieza a entrar agua, y su carácter peleón la llevará a dar la batalla como probablemente ningún otro haría. En caso de que gane, será bueno para el partido. Si pierde, Rajoy habrá quitado de enmedio a una poderosa rival.

Cifuentes, hasta ahora delegada del Gobierno en Madrid, pasará a enfrentarse con el metafísico Ángel Gabilondo y con el resto de candidatos de partidos contrarios, con la esperanza de mantener la Presidencia regional, algo que se adivina difícil según los estudios demoscópicos. Puede ser el contrapeso que necesite el partido para equilibrar fuerzas en la región, sobre todo si al hilo de su nueva responsabilidad consigue un papel de mayor protagonismo en la dirección regional del partido.

Polémicas manifestaciones

Se ha declarado republicana, y ha tenido controversias en su gestión, entre ellas por su intención de «modular» las manifestaciones: los ataques recibidos en las redes sociales por parte de grupos radicales fueron tan fuertes que acabaron en los tribunales. Pero ni eso, ni el accidente de motocicleta que la llevó al borde de la muerte en 2013 consiguieron pararla.

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